Seguidor, no servidor

DUEÑEZ* EMPRESARIA
    Nos quejamos de que a nuestra gente a veces le falta iniciativa y creatividad, pero si hacen algo distinto a lo que nosotros deseamos les llamamos la atención porque no hicieron exactamente lo que les dijimos. Nos falta liderazgo para imbuir la Dueñez en ellos.

    “¿Cómo es posible tanta tibieza? No han tomado las riendas de lo que les toca. Siguen siendo muy pasivos ante los grandes problemas que estamos enfrentando”. Esto nos dijo un empresario angustiado sobre sus hijos, que no acaban de asumir su rol a cabalidad.

    Es complicado el tema de cómo conciliar, seguir al líder y liderar a la vez. Los que saben hacerlo practican sin saberlo lo que hoy llaman el followership. Un seguidor que tiene carácter, compromiso y autonomía realmente multiplica el poder de su líder.

    No confundamos la postura del seguidor con la del servidor, del súbdito, del lacayo, del siervo, del vasallo. Este actúa con plena sumisión, pero solo haciendo lo que le piden, lo que le ordenan.

    El verdadero seguidor se alinea con el propósito, los valores y los objetivos que el líder ha acordado con su equipo, esto no quiere decir que se entregue a la voluntad del jefe, aun cuando este se equivoque u obre mal.

    Nos quejamos de que a nuestra gente a veces le falta iniciativa y creatividad, pero si hacen algo distinto a lo que nosotros deseamos les llamamos la atención porque no hicieron exactamente lo que les dijimos. Nos falta liderazgo para imbuir la Dueñez en ellos.

    Ira Chaleff, probablemente el más reconocido experto en este tema, es el autor del libro “The Courageous Follower”, lo traduciría como El Seguidor Valiente. Nos comparte en él su experiencia trabajando por décadas con equipos donde se esperaba de los colaboradores mucha iniciativa personal.

    Él describe a esos colaboradores como “aliados” de sus respectivos líderes, y narra cómo la capacidad de logro de sus estructuras humanas se acrecienta en proporciones geométricas cuando actúan como les toca.

    Chaleff describe magistralmente las cualidades de un seguidor valiente. Se las comparto.

    Valor para asumir responsabilidades. Este calibre de seguidores no esperan a que alguien les recuerde lo que tienen que hacer. Ellos lo saben bien, no lo olvidan, y están conscientes de que tendrán que responder por ello.

    Su actitud proactiva comienza por transmitir los valores y la cultura que se espera compartan. Su alto sentido de responsabilidad a veces los lleva a desafiar las reglas. Su lealtad es con la organización y con las misiones que les encomiendan.

    Valor para servir. Los seguidores valientes saben que están al servicio de su organización y de sus propósitos. Buscan hacer sinergia con el líder, ahorrarle energía, defenderle, suplirlo cuando es necesario, cuestionarlo y hacerle propuestas.

    Valor para retar. Así como apoyan y complementan a su líder, también se dan cuenta que en ocasiones hay que recordarle las bases y los principios, así como las metas y las prioridades. El silencio a veces es cómplice del fallo. El seguidor del que hablamos esquiva esa complicidad.

    Valor para transformar. Complementando a su jefe, este seguidor identifica cuándo las cosas tienen que evolucionar, y cuándo es momento de romper la inercia. A veces incluso le toca acercar a expertos que puedan ayudarle en la transformación. Esto convierte a este personaje en un catalizador que facilita abandonar prácticas disfuncionales y adquirir nuevas capacidades.

    Valor para tomar acciones morales. Esta es una de las cualidades más delicadas del seguidor valiente. Actuar con rectitud aunque el jefe esté obrando mal. Estos colaboradores trazarán una línea ante órdenes que potencialmente pueden causar daño a la empresa o a otros.

    Valor para hablar a la jerarquía. Estos personajes no se quedan callados cuando se presentan los reportes, o se analizan los problemas ante los superiores. Levantan la mano, aportan la información que se está omitiendo, reportan las complicaciones que rebasan sus facultades y que pueden traer graves consecuencias.

    Valentía para escuchar a los colaboradores. Si aprendemos a intervenir sin interferir, cada uno a su nivel jerárquico, respetando a los líderes en cada área, podemos prestar atención a lo que nos quieran comunicar los subalternos. Esto demanda valentía de todos.

    Seguidores valientes necesitamos ser y tener todos. Esto es cuestión de Dueñez a todos los niveles.

    * “Dueñez®” es una marca registrada por Carlos A. Dumois

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    Presidente y Socio Fundador de CEDEM.

    c_dumois@cedem.com.mx / http://www.cedem.com.mx

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