"Ser una chica materialista en un mundo material"
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Twitter: Aless_SaLo
Cuando Madonna lanzó uno de sus sencillos más famosos, “Material Girl”, en 1984, simplificó y popularizó para el mundo una de las más crueles verdades universalmente reconocidas: “cause we are living in a material world, and I am a material girl” (“porque estamos viviendo en un mundo material, y yo soy una chica materialista”). Cada vez que le digo a un amigo o familiar que quiero dinero y me preguntan por qué, contesto de la forma más lógica posible: “porque soy una chica materialista en un mundo material”.
No recuerdo cuando fue exactamente que empecé a entender las diferencias entre una sociedad capitalista y una comunista. Sé que en algún punto de la primaria me percaté de que muchos cubanos huían de su isla por motivos ligeramente diferentes a los que motivaban a los mexicanos a dejar sus tierras. Escuché alguna vez que una bailarina de ballet de Mazatlán fue a Cuba por una competencia y que la gente no podía creer que tuviera un IPod. Es probable que alguien me haya dicho que el gobierno cubano es comunista y que “no permite que las personas compren cosas o tengan más que otros”. Me pregunto si otros niños, que cómo yo, buscaban explicaciones a conceptos que les parecían extraños, terminaron atemorizados de que un día fueran parte de su realidad. Imagino que sí. Tan solo por haber visto películas y series estadounidenses toda mi vida, sé que para muchísimos gringos las palabras “comunismo” y “socialismo” son casi groserías.
Si tuviera que vulgarizar, o más bien, revelar la esencia del capitalismo, diría que es básicamente lo mismo a la letra de “Work hard, play hard”, del rapero Wiz Khalifa. Traducido al español, va más o menos así: “Diamantes en mis anillos, relojes de oro, cadenas de oro […] comprando ropa, volando de aquí a allá […] mientras más grande sea la cuenta, más opciones tendrás […] mientras más rápido seas aquí, más lejos llegarás […] consigue tus propias cosas, consigue tus propios autos, consigue tu propia ropa, tu propia mota, tu propia perra […] trabaja duro, juega duro”.
Wiz Khalifa quiere tener cosas bonitas, cosas que brillen y llamen la atención. Yo también lo quiero. El capitalismo nació por y gracias al amor que le tenemos a los objetos, y no puede sobrevivir sin él.
Me gusta pensar que veo más allá de la superficie de las cosas, sin embargo, el capitalismo es una droga y confieso que soy adicta.
Sé que está destruyendo el planeta. Sé que es la causa de que la distribución de la riqueza sea tan injusta. Lo bonito del capitalismo es que cualquiera puede ser rico. ¡Ojo! Cualquiera, no todos. Aprendí cosas que suenan aterradoras y amenazantes como esa en mis clases de sociología, y de todas formas después me iba a los centros comerciales a des-estresarme por lo deprimente que es el mundo real. Qué irónico que caminaba agobiada por los pasillos de las plazas, pensando en las pobres personas que trabajan en los sweatshops para luego detenerme a mirar la ropa nueva en las vitrinas de las tiendas, donde es casi imposible recordar los lugares de donde vienen y las manos callosas que las hicieron.
Me causa conflicto mi relación de “amor-odio” con el capitalismo. Me consta que a otras personas socialmente “conscientes” también les duele, por que por más que lean al respecto, son engranes dentro de una máquina sin la que no saben funcionar. Y sin la que no quieren aprender a funcionar.
El capitalismo corre por mis venas tanto como lo hace mi sangre. Mientras que el anarquismo es genial en el sentido teórico, porque puedes decir que te autogobiernas y vives con libertad total, sin estar apegado a instituciones y objetos materiales suena poético y hasta romántico, pero no me parece una vía realista para la mayoría de las personas.
El capitalismo me enseñó a ser quien soy. Por él desarrollé mis gustos, mis formas de expresión y muchos de mis más grandes sueños. Mírense al espejo y se darán cuenta de que ha sido igual para muchos de ustedes. O no, mejor olvídenlo. No deberían escuchar nada de lo que digo. Es probable que sean mucho más inteligentes que yo. Al final podría decirse que sólo soy una chica materialista en un mundo material.