Si vuelas y no pones el celular en 'modo avión', eres un saboteador

    alberto.kousuke@uas.edu.mx
    Los teléfonos celulares se conectan a redes emitiendo información en forma de ondas electromagnéticas; específicamente, ondas de radio, que ocupan esta banda del espectro electromagnético.

    En este momento, señales invisibles están volando a tu alrededor. Más allá del espectro de luz que tus ojos pueden ver, enormes ondas de radio tan anchas como casas llevan información entre computadoras, sistemas GPS, teléfonos celulares y más. De hecho, la señal que tu teléfono celular emite es tan fuerte que, si tus ojos pudieran ver las ondas de radio, tu teléfono sería visible desde Júpiter.

    Al menos tus ojos especiales podrían ver esto si el cielo no estuviera inundado de interferencias de enrutadores, satélites y, por supuesto, personas volando que no han puesto sus teléfonos en modo avión. Esta configuración no está diseñada para proteger tu vuelo, sino para proteger a todos los demás en la ruta de vuelo.

    Los teléfonos celulares se conectan a redes emitiendo información en forma de ondas electromagnéticas; específicamente, ondas de radio, que ocupan esta banda del espectro electromagnético.

    Cuando hacemos una llamada, el teléfono genera una señal de onda de radio que envía a la torre celular más cercana. Si uno está lejos del servicio, el teléfono gastará más energía de la batería para enviar una señal de mayor amplitud en un esfuerzo por establecer una conexión. Una vez conectada, esta señal se retransmite entre torres celulares hasta llegar al destinatario de la llamada. Dado que la llamada no es la única señal aquí, las torres celulares que gestionan las llamadas asignan a cada teléfono involucrado su propia longitud de onda. Esto asegura que no estemos recogiendo llamadas de otras personas. El problema es que hay una cantidad límite de longitudes de onda.

    Desde la llegada del Wi-Fi, la demanda por estas longitudes de onda ha aumentado drásticamente. Con todas estas señales en el aire y un número limitado de longitudes de onda para asignar, evitar la interferencia es cada vez más difícil. Especialmente cuando las torres celulares reciben demasiadas señales al mismo tiempo, como durante emergencias regionales, cuando todos intentan usar sus teléfonos.

    Otras fuentes de interferencia son más prevenibles, como los teléfonos que buscan señales desde miles de metros en el cielo. Los teléfonos en aviones están muy lejos de las torres celulares, por lo que trabajan más para enviar las señales más fuertes posible en busca de servicio. Pero como los aviones viajan muy rápido, los teléfonos podrían encontrarse mucho más cerca de una torre celular de lo esperado, enviándole una señal masiva que ahoga a las señales en tierra.

    Cuando uno vuela sin usar el “modo avión”, uno básicamente está actuando como un interferidor de radio (jammer), enviando enormes ondas de radio que interfieren con las señales cercanas. Incluso en tierra, casi todos nuestros dispositivos electrónicos emiten ondas de radio no deseadas, ralentizando nuestro Internet y haciendo que nuestras llamadas sean entrecortadas.

    Esto lleva a los consumidores a pagar por más ancho de banda, presionando a los proveedores de servicios para que ocupen más del espectro de radio y, eventualmente, envíen más satélites al cielo, creando un ciclo vicioso que podría eventualmente oscurecer las estrellas del firmamento.

    Incluso sin estos satélites, este sistema está amenazando nuestra relación con el cosmos. Los radiotelescopios utilizados para la astronomía dependen de una banda específica de longitudes de onda para ver profundamente en el espacio. Sin embargo, aunque se supone que este rango está protegido, los límites no se cumplen. Por ejemplo, el “Very Large Array” (observatorio radioastronómico que salió en la película “Contact”) puede captar señales en todo nuestro sistema solar de 1 a 50 GHz. Pero si intenta buscar señales por debajo de 5 GHz, su búsqueda podría ahogarse en un mar de teléfonos en redes 5G.

    Hoy en día, en ninguna parte de la Tierra hay un verdadero silencio de radio. Los satélites que retransmiten señales alrededor del mundo han cubierto el planeta de ondas de radio. Pero hay algunos lugares con cielos menos congestionados, donde los radiotelescopios pueden mirar profundamente al espacio. De acuerdo con el Centro de Ciencias de Sinaloa de CONFÍE, el cielo nocturno de la madrugada del día de hoy contó con la lluvia de Perseidas. Ojalá no se la hayan perdido.

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