Sinaloa en guerra y la batalla legislativa
El ultimátum ciudadano a congresistas
Llegó el momento de que los diputados y senadores que nos representan en el Congreso de la Unión hagan causa en común por Sinaloa en la circunstancia actual de violencia exacerbada y prolongada que perturba a ciudadanos, sectores económicos y aturde a la sociedad entera por la guerra entre grupos del narcotráfico. Que desde las posiciones legislativas que ejercen gracias al voto popular ofrezcan resultados a la gente pacífica que realiza esfuerzos inusitados para recuperar la paz, denuedos que en cuanto nacen el crimen los derrumba con la narrativa de plomo, muerte y anarquía.
Somos un Sinaloa imposibilitado a tolerar mayores abandonos. Donde la política no existe hoy como camarilla o apetito sino como la gran alianza que al margen de partidos o de ambiciones signifique la mano extendida, la ayuda fraterna. Nadie venga a pelear trayendo tatuadas siglas o futurismos; todos están convocados a volverse uno solo porque solamente uniendo fuerzas será posible hacer que corra la esperanza en vez de que fluya el doceavo río, el de la sangre.
Es verdad que Sinaloa está de pie, pero tiene miedo. Mucho miedo. Así, temblando por el terror, organizaciones civiles liderazgos sociales logran estructurar visos de confianza que cada amanecer caen igual que las vidas por decenas, las casas incendiadas con moradores adentro, las mujeres que son privadas de la libertad en la vía pública, y el patrimonio familiar que por decreto de las armas de grueso calibre pasa a los haberes de la delincuencia.
Sí se puede recrear la ilusión por volver a sentirnos tranquilos, protegidos. Pudo lograrlo el chef Miguel Taniyama al aglutinar a instituciones y empresas alrededor de la convocatoria a los ciudadanos para volver a los espacios públicos haciendo posible la gran concentración humana del jueves 21 de noviembre que al ritmo de la tambora y la sazón del aguachile obtuvo la probadita del Culiacán que queremos. Igual cobró vida el Paseo del Ángel y anteriormente tal rasgo de la normalidad a recuperar fue mostrado con el retorno a Altata de la caravana de turistas resguardada por la seguridad pública.
Luego, el fin de semana largo, del 16 al 18 de noviembre los paseantes regresaron a Mazatlán en señal de añoranza al Sinaloa seguro teniendo el antecedente de que el turismo naviero arriba al puerto confiando en las condiciones para hacerlo sin correr riesgos. También se reactiva el corredor turístico La Noria y las alternativas rurales para los paseantes poco a poco retoman el auge que había sido pausado. Agréguese el talismán cultural de la Plaza Machado; la XV Muestra Expresión Cinematográfica Norte en la Casa Hass, y la representación teatral de El Principio, una aventura mágica musical, en la Point Galería.
Es así como los sinaloenses nos declaramos en pie de lucha por la paz. A partir de llamarle a la realidad por su nombre, desesperanza, desde los afanes particulares o aglutinados se erige la mayor acción de la historia reciente como obra colectiva para la pacificación, en tanto los segmentos confrontados en el Cártel de Sinaloa pactan el cese al fuego, o la fuerza militar y policial transita de la persuasión a la efectividad. Es que avanzamos hacia los tres meses de guerra y presenciamos sobresaltados que el aliento cruel de los criminales podría alcanzar a las campanas de paz de diciembre.
Pero estamos leyendo cualquier aportación para el regreso del Sinaloa que nos robaron en septiembre. La gestión del Gobernador Rubén Rocha Moya que prácticamente ha trasladado su despacho a la Ciudad de México para hacer posible que al estado le vaya bien en la asignación de recursos federales para 2025, etiquetados para la ardua e intensa jornada de paz positiva y permanente. Avanzó en la inversión pública para cuatro grandes proyectos de movilidad humana y se centrará el trámite en contar con presupuestos para la seguridad pública y atención a actividades afectadas por la violencia.
En el balance de sumas y restas, verificamos que junto al Mandatario estatal empujen al unísono los legisladores con asientos en la Cámara de Diputados y Senado de la República en el entendido de que representan a ciudadanos que los necesitamos ahora más que nunca. Si cada uno desde la gestión individual y concertada destraba apoyos emergentes, el resultado acumulado significaría acortarles plazos a dificultades de actual preocupación, y las de aparición cíclica como sequía y crisis del campo.
Los que tienen la encomienda de defendernos en el Congreso de la Unión son emplazados a enviar claras evidencias de que realizan el mayor empeño en torno a los ciudadanos que representan. Estos no son tiempos para la abulia parlamentaria, ideologías que apartan, capacidades o ineptitudes para desplegar la tarea parlamentaria. Ir divididos no, cuando los sinaloenses nos articulamos, diferencias al margen, en la premisa de reconquistar a Sinaloa para vivirlo, así literalmente. Aún en el horror, no estamos vencidos.
¿Pueden ver desde la curul,
Aunque sea de reojo,
Que el Sinaloa azul,
Está teñido de rojo?
Si bien es cierto que la Vocería que implementó el Gobierno del Estado en materia de seguridad pública fue creada para infundirle ánimos a la población con base a datos que tranquilicen, también debe cuidarse el exceso de recursos retóricos que chocan contra la realidad que se vive en Sinaloa y el sentimiento de desesperación en la gente. Que no decreten el acabose, pero tampoco oculten la autenticidad que está a los ojos de todos, en cada esquina, cada familia pacífica que es alcanzada por el crimen, cada vez que en el hogar se decreta el toque de queda al ocultarse el sol. Deben buscar ese equilibrio entre información fluida y verificada, y el estado de ánimo colectivo que todavía no ve condiciones para abrirle espacios al optimismo.
-