Sinaloa probó la paz que es posible
En estos días fuimos como éramos

OBSERVATORIO
21/04/2025 04:02
    Volvimos a ser, como lo hemos sido siempre, un pueblo que disfruta de la vida así fuera esta vez abriéndose paso entre convoyes de militares, retenes de policías, torretas de patrullas de vialidad, séquitos apresurados de marinos, Guardia Nacional y Policía estatal en todos lados y ulular de ambulancias que notificaban de que no todo estaba tan bien como creíamos, como deseábamos.

    Sucedió durante la conmemoración de Semana Santa la hazaña colectiva de la recuperación de los espacios por parte de sinaloenses que unánimemente regresaron a los lugares que les pertenecen para la recreación, convivencia y diversión, haciendo posible el mayor esfuerzo de construcción de paz del que se tenga registro desde que el 9 de septiembre de 2024 inició la guerra interna en el cártel local del narcotráfico. Ocurrió también, hay que reconocerlo, la coordinación en la fuerza pública para mantener seguros los centros vacacionales y las ciudades.

    En la mayoría de las playas, ríos, balnearios y centros de descanso se notó el intenso flujo de familias que patentizó el arrojo ciudadano por abandonar los más de siete meses de encierro obligado tipo toque de queda, los miedos por salir a calles al asumirlos como campos de batalla de la delincuencia, y la congoja por las víctimas inocentes que son la notificación de que la tragedia todavía toca a las puertas de todos.

    Según el reporte oficial, hasta el sábado eran más incidentes propios de la enorme movilización de personas y vehículos los que predominaron, a tal grado de que algunos conjeturaron sobre la probable tregua en el choque entre las dos células del Cártel de Sinaloa que abrió espacios para la tranquilidad, excepto ponchallantas en calles de Culiacán, y vehículos atacados y videos sobre balaceras en Mazatlán.

    Es lo de menos si fue cese coyuntural de hostilidades, acción circunstancial o visos de la tranquilidad que deseamos. Encima de las justificaciones que se adhieren a la misma narrativa de sobresaltos y pérdidas humanas y materiales, resaltó la voluntad colectiva que abarrotó los sitios de cuyo disfrute había sido despojada y que todavía no recupera por completo. Aún cuando se trate de bucles de tranquilidad que nos urgían para templar el espíritu, tomemos de la oportunidad las fuerzas que se necesitarán para la larga jornada de recuperación del auténtico Sinaloa que nos pertenece.

    En estos días volvimos a ver a las familias reunidas bajo alguna sombra mientras eran bañadas por la brisa del mar, a los niños corriendo por la arena tras el injusto cautiverio que dictó la ráfaga, a los establecimientos del comercio y servicios respirando hondo luego de interminables días de asfixia económica. A los incautos que desafiaron olas y profundidades aun sabiendo que necesitarían del auxilio de salvavidas para salir con vida del intento por normalizarlo todo.

    Tuvimos la posibilidad del retorno de los embotellamientos en el acceso a Altata, la implementación del Par Vial en Mazatlán para la mejor movilización de los visitantes, las filas en las casetas de las autopistas, las esperas en restaurantes para ser atendidos por aglomeración de clientes. Esas quejas que dio gusto escucharlas porque desplazaron por algunas horas las lamentaciones por la narcoguerra.

    Volvimos a ser, como lo hemos sido siempre, un pueblo que disfruta de la vida así fuera esta vez abriéndose paso entre convoyes de militares, retenes de policías, torretas de patrullas de vialidad, séquitos apresurados de marinos, Guardia Nacional y Policía estatal en todos lados y ulular de ambulancias que notificaban de que no todo estaba tan bien como creíamos, como deseábamos. Retornamos al alegre pregón de las vendimias, restauranteros, meseros y cocineros con la sonrisa de oreja a oreja, y la música de tambora cuyo son bloqueaba los oídos de cualquier otro estruendo indeseable.

    Hasta pareció que estábamos dando los primeros pasos hacia la recuperación de la seguridad pública, con protección, legalidad y estabilidad. Que la tranquilidad que empezaba a reinar minutos después de la puesta del sol de cada día de la Semana Mayor era más por cansancio de la juerga y del corazón contento debido a la panza llena, que por irse a esconder bajo la cama y velar las noches cuyas balas y helicópteros sobrevolando nos notifican que la delincuencia cruel y desafiante sigue aquí, cerquita de cada uno.

    ¿Volveremos los sinaloenses a nuestra esencia de sociedad en armonía que abrumadoramente se ciñe a la Ley; planta productiva que como motor de la economía lícita nunca se apague por la violencia; escuela, cultura y deporte con valores, ejemplos y orden que se adhieran a la gente de bien? El sesteo de jueves a domingo dio pruebas de que sí estamos decididos a intentarlo, a lograrlo de nuevo.

    Algo nos murmuró al oído la ola brava, la pacífica corriente de un río, el cálido abrazo de las aguas termales como para ir en defensa de todo y de nosotros mismos a la vez.

    Reverso

    Con estas cruces que cargamos,

    Y látigos que cómo duelen,

    Un poquito resucitamos,

    Pero los clavos aún hieren.

    Una cruz para Vargas

    ¿Quién hizo circular la noticia falsa de que el Alcalde de Ahome, Gerardo Vargas Landeros, había sido aprehendido debido a posibles delitos de ejercicio irregular de la función pública por la renta irregular de patrullas con un costo de 171 millones de pesos? En serio, a algunos les urge un viacrucis particular para presentar a GVL como víctima política y subirle el rating con fines de alzarlo como figura protagónica en la elección de Gobernador de Sinaloa de junio de 2027. No anden deseando tanto una cosa porque de tanto anhelarlo se les puede cumplir.