Sinaloa tiene al fin la CEAIP que necesita. Transparencia, casi 20 años después

Cuando en octubre de 2019 la 63 Legislatura eligió por unanimidad al periodista José Alfredo Beltrán Estrada para integrarse al órgano garante de la transparencia en Sinaloa, quien días después asume la presidencia de la Comisión Estatal de Acceso a la Información Pública, estaba garantizada la extraordinaria labor que realiza de la cual el lunes rindió cuentas ante el Congreso. Tantos años luchando contra la opacidad desde diferentes trincheras, sacando datos a pesar del ostracismo gubernamental que es el germen de la corrupción, se traducen en la vocación y tenacidad por abrirle a la sociedad esos intersticios antes lúgubres y cómplices.

En realidad, la transformación de la CEAIP en favor del ejercicio del derecho ciudadano a conocer lo que hacen los entes públicos es uno de los frutos más maduros del trabajo de asambleístas que, en su mayoría emanados del Movimiento Regeneración Nacional, entendieron la circunstancia de alejar a las instituciones públicas de la costumbre de ocultar, y acercarlas lo más posible a la translucidez de sus quehaceres. Dicho con toda certeza, a dos años está visible el antes y el después en la Comisión, ahora con el reto de que los logros sean permanentes.

Por supuesto que para Beltrán Estrada ha sido difícil la labor de tumbar obstáculos y enfrentar las resistencias a la rendición de cuentas. Los sujetos obligados reinventan los modos para eludir la fiscalización, pero junto al presidente de la CEAIP los comisionados Liliana Margarita Campuzano Vega y José Luis Moreno López han tenido que plantarse enérgicamente en hacer cumplir la ley en la materia. Ha terminado por fortuna la práctica de simular, de omisiones que operaban más a favor de la opacidad que de la transparencia.

La etapa nueva que vive la CEAIP certifica que los órganos autónomos deben permanecer a cargo de mujeres y hombres de acendrada vocación por la legalidad e independencia. Hace casi 20 años, en 2002, la transparencia se decretó en Sinaloa como una moda sexenal sin la más mínima voluntad por airear los sótanos donde la cosa pública se pudre para ser caldo de cultivo de cohechos, peculados y mal uso sistemático del dinero que es del pueblo. Dos décadas fueron insuficientes para sanear dichos albañales; los dos años recientes marcan un destino sin marcha atrás.

El documento entregado al Congreso por José Alfredo Beltrán destaca que “como nunca, se atiende una reiterada exigencia social: acabar la impunidad ante los incumplimientos de la Ley, con la implementación de programas Cero Rezago. Resultado de éstos en las sesiones han fluido asuntos pendientes desde 2016, 2017, 2018, 2019, acuerdos de cumplimientos, incumplimientos y se procesan a mayor velocidad las resoluciones por denuncias por incumplimiento a las obligaciones de transparencia”.

Menciona que durante 2020 en el 87 por ciento de los recursos de revisión que resolvió el órgano garante se dio la razón a las y los usuarios, ordenando a sujetos obligados la entrega de información pública. Ante las resistencias para cumplir con la Ley, en 189 casos se dio vista a órganos internos de control para el inicio de procedimientos administrativos sancionadores. Se dieron pasos agigantados para la concreción de los compromisos de Gobierno Abierto, así como en la conformación del Sistema Institucional de Archivos, reto en el cual se partió de cero.

En el apretado balance hay que mencionar también que fue implementado el servicio civil de carrera que no registró avances en 18 años; las sesiones del Comité de Compras se realizan a la vista del público, en sesiones virtuales; se aprobó el primer Código de Ética y de Conducta, además de la gestión de dos aumentos presupuestales para 2020 y 2021 tras siete años de congelamiento, la implementación de medidas de austeridad y la atención a problemas estructurales no resueltos desde la creación de la Comisión, como la regularización fiscal y la seguridad social laboral.

El informe ostenta en sus resultados una aproximación a la misión cumplida. El corolario y consecuencia de mil y una jornadas arrojándole claridad a aquello que parecía de irremediable naturaleza oscura. La evolución de la apertura fingida a la transparencia auténtica. El relevo generacional que depone viejos lastres e instala nuevas vocaciones genuinas en la larguísima brega para que cada ciudadano tome decisiones a la luz del conocimiento de la realidad.

Sinaloa tiene otra CEAIP, sin duda, que es de y para la sociedad. Una que actúa al margen de presiones o intereses personales y grupales, que ilumina en las persistentes sombras de la función pública a partir de que la transparencia se da primero en la institución garante y desde allí irradia hacia el resto del conjunto social. Hemos de celebrar que el acceso a la información pública es, por fin, una conquista cívica gracias a la osadía de muchos sinaloenses que se animaron cuando evidenciar la corrupción significaba hasta arriesgar la vida. José Alfredo Beltrán es uno de estos.

Este triunfo de la transparencia,

Le pertenece a la sociedad;

Ahora urge la persistencia,

Para nunca más la opacidad.

Como aire fresco y limpio que se desengancha de nuestra borrasca cotidiana, recalcan el semblante esperanzador de Sinaloa el director de teatro Lázaro Fernando Rodríguez y los escritores Élmer Mendoza y Alfonso Orejel, al ingresar al Sistema Mexicano de Creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes. Los tres llevan mucho camino andado en eso de mostrarle al mundo las historias encantadoras que desde la imaginación sensata descubre realidades que difieren de la noción de la tierra que solamente vomita narcos y sicarios. Qué orgullo tenerlos y disfrutar además de las cinco puestas en escena, una novela y cuatro cuentos que resultarán de esta acción del Fonca.