Su misión musical

ÉTHOS
16/06/2025 04:00

    A Ennio Morricone jamás le gustó imitar o utilizar la música de otros compositores, aun cuando reconoció que era difícil escribir música para el cine, porque no es posible definir cuál es la mejor música, la correcta. La música se debe escuchar, subrayó, y hay que abandonarse a ella.

    Reconoció que hubo películas que lo inspiraron al instante, para escribir música de un género en específico. Por ejemplo, para la película Novecento tomó en la oscuridad un trozo de papel y se puso a escribir la melodía. “Parecía que escribía con la música un filme paralelo, Ennio se mueve dentro de la música, no hay nada que él no pueda darte. Puede componer una canción, como Verdi, de inmediato y te preguntas de qué ópera es esto, pero no es ninguna ópera; es Ennio”, expresó el director Bernardo Bertolucci.

    Con Sergio Leone, como apuntamos anteriormente, la relación surgió desde la escuela primaria. Cuando Leone llegó a ser director de cine, siempre le pidió a Morricone la música; bastaba que le explicara la trama, para que Ennio la compusiera: “La música en las películas de mi papá, dijo Raffaella Leone, era mucho más que una simple banda sonora; quería que sus películas estuvieran basadas en su música, porque ésta era básicamente el diálogo de la película”. Morricone decía que los silencios y las pausas son básicos en los temas musicales; por eso, componía temas románticos, nostálgicos y cadenciosos, como el tema de Débora, de la película “Érase una vez en América”, que originalmente sería para una película de Zeffirelli.

    Cuando Roland Joffé decidió filmar “La Misión”, Morricone pensó que esa película era tan bella que no necesitaba música. Finalmente, decidió iniciar con el oboe y escribir un motete y música primitiva rítmica.

    ¿Descubro mi misión?