‘Tienes tres días para irte de tu casa’

ENTRE COLUMNAS

    El desplazamiento interno forzado, es uno de los grandes problemas sociales que padecemos en el estado de Sinaloa. Los “desterrados”, huyen de sus comunidades, ya sea como consecuencia de actos criminales y violaciones de derechos humanos cometidos en su contra o de su familia, o bien, como consecuencia del temor fundado de ser víctimas en un clima generalizado de inseguridad.

    Por lo general, se trata de campesinos, activistas y defensores de derechos humanos. En ocasiones se trata también de pequeños propietarios de negocios, empresarios, políticos, funcionarios y periodistas.

    Con el objetivo de mostrar la realidad de los acontecimientos que han tenido que vivir en los últimos años los desplazados de las comunidades de la sierra en Sinaloa, recientemente se realizó el conversatorio “Destierro y memoria”, organizado por la periodista Sibely Cañedo y el fotógrafo Rafael Villalba, y en el que participaron especialistas en el tema, como el Dr. Roberto López.

    En este conversatorio también participó la activista Yadira Rodríguez, quien ha vivido en carne propia el destierro. Su relato es estremecedor. Cuenta que llegaron a su comunidad allá en la sierra de Concordia, y simplemente le advirtieron: “tienes tres días para irte”. Sin pensarlo agarró a sus hijos, una maleta, y se fue, dejando atrás todo su patrimonio.

    Así como ella, hay miles de personas en Mazatlán que llegan y empiezan su vida literalmente desde cero. Es muy difícil -prácticamente imposible- su cuantificación exacta, pues los censos de población no han incorporado esta variable en sus cuestionarios, además que ellos, por su condición, tienden a cambiar de sitios de asentamiento.

    Los que logran insertarse laboralmente, lo hacen de una manera precaria, pues trabajan sin contratos laborales, largas horas de trabajo, y salarios por debajo de lo estandarizado. A menudo son re victimizados, al ser señalados por la sociedad como delincuentes.

    El despoblamiento forzado será una constante en Sinaloa hasta que se garantice la seguridad en las zonas de origen. Mientras tanto, el Estado tiene la responsabilidad de facilitar su inserción laboral, educativa y sanitaria en las ciudades de destino.

    La exposición fotográfica que acompañó al conversatorio mencionado arriba, y que será expuesta hasta el 18 de abril en el museo de arte, son intentos de mantener en la memoria los hechos y la lucha de cientos de familias por recuperar la paz y la convivencia de su comunidad. Estos espacios de memoria, así como los monumentos y museos, promueven los procesos de elaboración de un luto digno de víctimas y sobrevivientes.

    Los espacios destinados para demostrar solidaridad hacia aquellas personas que se encuentran pasando por eventos traumáticos, son fundamentales para la promoción de una cultura más pacífica, pues pretenden resignificar y reivindicar la memoria de las víctimas y sobrevivientes como una muestra de empatía por el dolor que han pasado.

    Si bien es cierto que las experiencias de vida de las víctimas se han dado a conocer en medios de comunicación y en documentales, también lo es, que estás historias han quedado inconclusas, pues en lo que concierne al reconocimiento y la importancia que representan las pérdidas de sus seres queridos, hasta ahora se han minimizado por parte del Estado.

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