La FED y el Banco de México

TIERRA NUESTRA

    Para una mayor comprensión de las decisiones de política monetaria del Banco de México es útil tener como referente a su similar en Estados Unidos, la FED (como es reconocida globalmente). En el Sistema de Reserva Federal de ese país, el principal instrumento de operación de la política monetaria es la Comisión Federal de Mercado Abierto (FMOC, por sus siglas en inglés).

    Recientemente, la FED decidió aumentar su tasa de interés de referencia en 0.25 puntos porcentuales (16/03/2022), mientras que el Banco de México la elevó en 0.5 (24/03/2022). Es decir, el Banco de México está mostrando mayor compromiso y consistencia en la lucha contra la inflación que la contraparte estadounidense.

    La FED no había aumentado su tasa desde 2018, y pasa de 0.25% a 0.5%. Anuncia que ésta será sucesivamente elevada en 0.25 puntos porcentuales a lo largo del año. Por su parte el Banco de México ha venido elevando su tasa desde el año pasado, primero en 0.25, y después de manera más agresiva en 0.5 puntos porcentuales. La acaba de situar en 6.5%.

    La inflación anualizada a febrero del año en curso fue de 7.9% en Estados Unidos, en ascenso respecto al mes anterior (7.5%). La más elevada en 4 décadas. En comparación, la inflación en México en el mes de febrero fue de 7.28%, tras haberse moderado en diciembre y enero. En la primera quincena de marzo se ubicó en 7.29%, según el último informe de INEGI. Se tiene una situación atípica, ya que la inflación en Estados suele ser más baja.

    En su columna de opinión en el Washington Post (17/03/2022), el reputado economista Larry Summers, hace una crítica severa al FOMC. El actual profesor de la Universidad de Harvard fue Secretario del Tesoro durante la administración de Bill Clinton y Director del Consejo Nacional de Economía durante el gobierno de Barack Obama. Vale la pena recoger sus comentarios.

    Summers acusa al FOMC de ser víctima del pensamiento ilusorio, y de no haber hecho una buena valoración de su visión anterior respecto al comportamiento de la inflación. Señala que la relación entre disponibilidad de empleos y desocupados está en una situación sin precedente, que no deja margen.

    Hay abandono de empleos en niveles récord, debido a que las personas están buscando una mejor opción. Por consiguiente, los salarios han aumentado en un 6%, acelerándose en los últimos meses.

    El FOMC mismo reconoce una tasa de desempleo de 3.5%, que espera se mantenga en 2024. Sin embargo, una tasa de desempleo de 3.5% por tres años es poco halagadora, ya que la experiencia histórica de Estados Unidos indica que una tasa menor al 4% puede llevar a mayor inflación, a la recesión posterior y a que la tasa de desempleo aumente rápidamente.

    No puede esperarse que con una tasa de desempleo tan baja, con salarios creciendo rápidamente, conduzca a la desaceleración de la inflación. Los datos de los mercados laborales indican que se está en un entorno inflacionario, no desinflacionario. En estados Unidos los salarios representan con mucho el mayor componente de los costos. Por lo tanto, no hay base hay para suponer que la inflación se desacelerará hasta el nivel de 2% establecido como objetivo por la FED.

    Para Summers las previsiones de la FED revelan falta de claridad, lo cual puede hacer que la FED pierda credibilidad, que es un activo muy valioso.

    Para reducir la inflación la tasa de interés real debe elevarse, lo cual implica que la tasa nominal sea llevada a un nivel mucho mayor a la tasa de inflación (por arriba de un nivel neutral que no acelere ni desacelere el crecimiento). Sin embargo, debido a que la tasa de inflación es mayor a la tasa de interés nominal, las tasas reales han disminuido. Summers afirma que no se ve cómo bajo esta circunstancia la tasa de interés nominal mayor pueda ser una restricción sobre la inflación.

    Summers conjetura que quizá la FED siga pensando que la inflación es transitoria, y que desaparecerá al restablecerse las cadenas de suministros. Una idea que ha mostrado estar equivocada, y que es menos aceptable en el ambiente de la guerra en Ucrania y los bloqueos en Asia por repunte del COVID.

    Existen componentes externos que están condicionando la efectividad del Banco de México en el combate de la inflación, que estaban presentes aún antes del alza de los energéticos a consecuencia de la guerra en Ucrania, entre ellos están las políticas fiscales y monetarias excesivamente laxas de Estados Unidos. A pesar del alza reciente de la tasa de interés en ese país, dadas las circunstancias actuales, su enfoque continúa siendo expansivo.

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