Transformación personal

DUEÑEZ* EMPRESARIA
    Fortalecer nuestro liderazgo no es opcional.
    Si no nos emociona trabajar en nuestra capacidad de conducir a nuestros colaboradores, a ellos tampoco les emocionará trabajar y reunirse con nosotros. La relación es recíproca.

    Esta empresaria me planteó un tema complicado. Me dijo que no estaba segura si para crecer como líder de su compañía necesitaba aprender a manejar mejor a su gente, dedicándole tiempo. Su visión y su extraordinaria capacidad de diseño habían llevado a su empresa de fabricación y comercialización de ropa de moda a niveles internacionales. Sus éxitos han sido claros, pero el mismo crecimiento ahora demanda construir un equipo sinérgico de mayor calibre.

    Aunque nos ha tocado ayudar a muchos empresarios a realizar cambios importantes en su propio liderazgo, siempre nos toma tiempo lograr involucrarlos en un proceso serio de transformación personal.

    Aceptación y reconocimiento. Obviamente el primer paso se centra en reconocer con humildad la necesidad de cambio. Algunos simplemente no lo ven o no lo dimensionan. Otros lo perciban, pero no están dispuestos a comprometerse. Todos tardan en convertirlo en un proyecto personal prioritario hasta que se enfrascan en situaciones de crisis con su organización.

    Hay hoy muchos mecanismos, disponibles en el mundo físico, o por internet, para aplicarlos en planes de crecimiento personal. Todas demandan un diagnóstico acertado, autoorganización y disciplina.

    Mecanismos de liderazgo. Cuando se trata de orquestar un equipo de líderes más capaces de crear valor con mayor autonomía, esos mecanismos podemos agruparlas en tres categorías, los que tienen que ver con el quehacer visionario (creatividad, priorización, capacidades de diálogo, compromiso y seguimiento), con la gestión del empoderamiento (delegación, gestión del talento, team building) o con la retroalimentación (evaluación del desempeño, coaching, control de gestión).

    Si de verdad queremos transformarnos, y hemos hecho un buen autoanálisis, sabremos en qué mecanismos hemos de enfocarnos y encontraremos caminos de aprendizaje para aquellos que necesitemos desarrollar.

    Gestión de emociones. Adicional al fortalecimiento de aspectos concretos de nuestro liderazgo, hay un campo en el que casi siempre a los empresarios nos falta madurar, y este se concentra en nuestra sensibilidad e inteligencia emocional.

    Nuestros colaboradores son personas. ¿Cómo podremos lograr que crezcan y aporten más valor si no los tratamos como tales? Es claro que la parte objetiva (metas, planes, decisiones, proyectos) la manejamos con los mecanismos de liderazgo descritos. Pero la parte subjetiva, es decir, lo que internamente mueva la voluntad de nuestra gente, responde tanto a sus pensamientos como a sus sentimientos.

    Es justamente en esta parte del respeto y consideración a sus sentimientos que la inteligencia emocional nos aporta soluciones como líderes para la interacción con nuestros seguidores.

    Aprovechar ayuda de expertos. Hoy más que nunca abundan profesionales capaces de brindarnos asesoría especializada en liderazgo o incluso en atributos específicos del mismo. Mentores y coaches de todas las categorías ahora están disponibles virtual o presencialmente para acompañar a los líderes en su desarrollo.

    Persistencia. Los cambios en nuestro comportamiento como dirigentes no se logran en días o semanas. Estas transformaciones demandan compromisos de largo alcance y siempre nos toparemos con infinidad de “desanimadores” que nos inducirán a abandonar el proyecto.

    Disposición a experimentar. No todas las soluciones que encontremos nos funcionarán a cada uno de nosotros. El coach más recomendado puede no funcionarnos. El curso más prestigiado podría no sernos de utilidad. El libro más leído puede no tener mayor impacto en cada persona. Si algo no funciona, no se vale rendirnos, hay que seguir intentando.

    Si no nos emociona trabajar en nuestra capacidad de conducir a nuestros colaboradores, a ellos tampoco les emocionará trabajar y reunirse con nosotros. La relación es recíproca.

    Es lamentable que algunos empresarios terminen fallando en su liderazgo por falta de conciencia o de capacidad de compromiso. La mayoría hemos tenido suficientes indicios para advertirnos que necesitamos cambiar. Todos tenemos la posibilidad de transformarse... si queremos.

    * “Dueñez®” es una marca registrada por Carlos A. Dumois

    -

    Presidente y Socio Fundador de CEDEM.

    c_dumois@cedem.com.mx / http://www.cedem.com.mx

    Periodismo ético, profesional y útil para ti.

    Suscríbete y ayudanos a seguir
    formando ciudadanos.


    Suscríbete
    Regístrate para leer nuestro artículo
    Esto nos ayuda a identificarte mejor al poder ofrecerte información y servicios justo a tus necesidades al recibir ayuda de nuestros anunciantes.


    ¡Regístrate gratis!