Un bocado al PAS en el festín de Morena. El favor a Adán Augusto disgustó a Rocha

OBSERVATORIO
    Frente a Morena sin estructura territorial estatal definida ni controles en sus arbitrajes internos, el PAS tuvo su jornada del suculento ‘piece of cake’ morenista cuyo efecto se dimensionó hasta ayer cuando el Gobernador Rubén Rocha Moya precisó que este partido logró meter delegados en 14 distritos electorales y así se conoció el tamaño de la operación política y la molestia que le ocasionó al equipo que representa a la Cuarta Transformación en Sinaloa.

    Bajo la lógica del poder de que a río revuelto ganancia de pescadores, desde el primer día del proceso del Movimiento Regeneración Nacional para elegir a sus consejeros distritales se sabía que el Partido Sinaloense pretendía darle un enorme mordisco al pastel guinda en el estado y que sin ser considerado “protagonistas del cambio verdadero” le acercaría adeptos al actual Secretario de Gobernación federal, Adán Augusto López Hernández, quien es la apuesta cantada de Héctor Melesio Cuén Ojeda en la elección presidencial de 2024.

    También era del conocimiento público que múltiples ambiciones colisionarían en la búsqueda de posiciones que en menos de dos años se definirán a través del voto popular. Las codicias morenistas y afines, tantas, hallaron una válvula de escape y al final hicieron tronar la democracia intramuros como olla de presión incapaz de contener demasiados calores y apetitos futuristas. Allí se encontraron en tal desgarriate los adanaugustistas, ebrardistas, sheimbaumistas, monrealistas y demás “istas” que solo son la víspera de los muchos truenos que vienen.

    Y sí. Frente a Morena sin estructura territorial estatal definida ni controles en sus arbitrajes internos, el PAS tuvo su jornada del suculento “piece of cake” morenista cuyo efecto se dimensionó hasta ayer cuando el Gobernador Rubén Rocha Moya precisó que este partido logró meter delegados en 14 distritos electorales y así se conoció el tamaño de la operación política y la molestia que le ocasionó al equipo que representa a la Cuarta Transformación en Sinaloa.

    Aunque el tema tendrá que resolverlo el Consejo Nacional, Rocha consideró que no es una actitud amistosa del líder fáctico del PAS el acto de elaborar la gran estrategia que le redituó el beneficio ya conocido. Le atribuyó el mayor acarreo implementado, aunque a otros que usaron la misma maniobra carrusel les justificó la irregularidad como algo que ocurre en todos los procesos donde se da la democracia y no se cuenta con el aparato enorme para controlar.

    De nuevo fue duro, pero poniendo a salvo la amistad que tiene con la familia Cuén Díaz, al fustigar a aquellos que excluye de la 4T porque, dice, cometieron un verdadero atraco al quererse meter a Morena “por la puerta de atrás”. El Gobernador remarcó la relación controversial con el otrora aliado electoral donde las intermitencias entre lo afable y lo rudo vuelven complejo definir cuál es la lejanía o proximidad entre los afectos de ambos.

    Aquí sí, de plano, cabe la locución consuetudinaria de que no tiene la culpa el indio sino quien lo hace compadre. Falta por ver qué es lo que opina Adán Augusto López Hernández, la “corcholata” más cercana en el ánimo y equipo de AMLO, sobre la operación del PAS en Sinaloa consistente en garantizarle a él el poco despreciable número de consejeros distritales. Y si el Secretario de Gobernación permite que prospere la propuesta rochista de impugnación.

    En resumen, en torno al ejercicio de democracia doméstica a Morena no le fue bien en Sinaloa. La misma injerencia arrolladora de la ola pasista la había ventilado la Diputada federal Merary Villegas y Alfonso Ramírez Cuéllar, ex líder nacional del partido convocante, puso su parte para el descrédito al criticar “hechos vergonzantes que convirtieron la votación en una cochinada”. Y allí está el proceder del Alcalde de Ahome, Gerardo Vargas Landeros, que al ver cómo el PAS llegó y le comió el mandado optó por la reprimenda rápida mediante la destitución de funcionarios cuenistas.

    Poco hay de nuevo bajo el sol cuatroteísta cuando se trata de un asunto de alta posibilidad predictiva y que se ha visto complicado una y otra vez en la reciente vida política sinaloense. Mientras la membresía morenista está dispersa y resentida, el PAS es la única organización con propósitos electorales sostenidos que mantienen activa y a la alza la base de afiliados, una gran parte sí emanada de los segmentos estudiantil y laboral de la Universidad Autónoma de Sinaloa, misma que le ha sido útil a Morena para los fines que le convienen y embarazosa si le quieren hallar la vena ideológica comunicante.

    Sin embargo, pasó de todo el 30 y 31 de julio cuando la masa humana compuesta por militantes, simpatizantes, arribistas, acarreados y oportunistas dio pie al enredo colosal que sí es atribuible a la democracia participativa y en todo caso la desorganización y barullo les corresponde a las instancias de Morena que fueron rebasadas por las circunstancias al no prever la respuesta a la convocatoria interna. Las irregularidades superan, por supuesto, la certeza jurídica del ejercicio plebiscitario.

    ¿Quedó lejos de concretarse la democracia que queremos y debemos conformarnos con la democracia que tenemos? Débil, maleable, inducida y sospechosa sin que sea distinta a la de los viejos tiempos donde el voto libre fue la quimera de electores manipulados por avideces tan frenéticas y alteradas como las que presenciamos el último sábado y domingo de julio.

    Reverso

    Les hizo falta la intrepidez,

    De la política sensata,

    Que es un torneo de ajedrez,

    Y no juego con corcholatas.

    Todos preguntamos

    Son puntuales y cruciales para la investigación las dudas que planteó ayer el Gobernador Rubén Rocha Moya sobre el ataque violento que le quitó la vida al subdirector operativo de la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal de Culiacán, Juan Miguel Silva, el policía con una hoja de servicios ejemplar y reconocimiento social ganado a pulso. ¿Cómo transitan los sicarios y sus arsenales sin que nadie los detecte? ¿Por qué los escoltas del comandante “Bóxer” no activaron el botón de pánico? Y la interrogante fundamental que formula la ciudadanía: ¿Qué mensaje está enviando el crimen organizado a los gobiernos de Sinaloa y Culiacán?

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