Nuevos vientos de cambio soplan en la Universidad Autónoma de Sinaloa. Sin embargo, para que estos cambios sean auténticos y transformadores, deben estar fundamentados en un proyecto académico sólido, pertinente y alineado con las necesidades actuales de la sociedad sinaloense.
Reconocemos que un cambio genuino no puede limitarse a simples ajustes administrativos; debe ser guiado por una visión académica que garantice el fortalecimiento de la Universidad en su misión formativa y social.
Conscientes de esta responsabilidad, un grupo de académicos de diversas corrientes universitarias hemos trabajado arduamente en el diseño de un proyecto académico que sustente esta nueva visión para la centenaria casa de estudios.
Este esfuerzo cobra especial relevancia en el marco de las próximas elecciones de directores, consejeros universitarios y Rector. Creemos que este es el momento idóneo para presentar los avances logrados, los cuales se centran en tres ejes fundamentales: docencia, investigación y difusión de la cultura.
En esta ocasión, presentamos un esbozo de estas propuestas, que posteriormente será expuesto ampliamente para que toda la comunidad pueda enriquecerlo, con el objetivo de consolidar una reforma académica que responda a los retos de nuestra Universidad y sociedad.
El proyecto académico que proponemos sitúa la docencia universitaria como un pilar para el desarrollo de profesores y estudiantes, garantizando que ambos cuenten con herramientas para alcanzar su máximo potencial. En primer lugar, es fundamental reconocer a los profesores de asignatura mediante nombramientos que les brinden estabilidad laboral y mejores condiciones de trabajo, impactando positivamente en la calidad educativa y los indicadores institucionales.
Asimismo, los profesores de tiempo completo requieren condiciones óptimas para su labor académica, como acceso a materiales, infraestructura adecuada y programas efectivos de formación docente. Estos deben fortalecer habilidades pedagógicas, promover la actualización continua e integrar tecnologías educativas modernas. Solo así se podrá garantizar una docencia de calidad acorde con los retos de la educación superior.
Además, es necesario exigir el respeto a los derechos de los profesores, tanto académicos como laborales. No podemos seguir siendo víctimas de violaciones al contrato colectivo de trabajo ni de la falta de pagos de los incentivos correspondientes a nuestro desempeño académico.
La investigación científica universitaria, esencial para el desarrollo académico, ha sufrido un descuido sistemático durante casi dos décadas. A pesar de ello, los catedráticos han superado obstáculos con recursos económicos y materiales propios, reflejando tanto su compromiso como las carencias estructurales de la institución. Aun en este contexto, algunos de los investigadores de la UAS se ubican entre los niveles más altos del País, mostrando su capacidad, aunque dejando clara la urgencia de apoyo institucional.
Es fundamental asignar un presupuesto fijo y anual exclusivamente para la investigación científica, gestionado con transparencia y complementado con estrategias para fortalecer la divulgación científica. Este apoyo es clave para consolidar una cultura científica que responda a las necesidades actuales y contribuya al desarrollo regional y nacional.
La difusión de la cultura es una de las áreas más descuidadas de la Universidad, a pesar de su importancia para fortalecer la identidad institucional. Los órganos encargados de esta tarea deben recuperar su auténtica vocación cultural, alejándose de enfoques que no reflejan los valores y objetivos de la comunidad universitaria.
Es fundamental priorizar la promoción cultural y redirigir los esfuerzos hacia actividades artísticas, científicas y académicas. Esto requiere la implementación de un plan anual estratégico que combine el uso de medios tradicionales con plataformas digitales como YouTube y TikTok, permitiendo así llegar a públicos diversos. Con una estrategia bien diseñada, la Universidad puede posicionarse como un referente cultural y un agente transformador en la sociedad.
Es momento de plantearnos un nuevo panorama para la Universidad, sustentado en un proyecto académico sólido y pertinente. Un grupo diverso de universitarios está comprometido con cambiar el destino de nuestra institución y sentar las bases para un futuro mejor. Para lograrlo, es indispensable fortalecer y enriquecer este proyecto, el cual será presentado públicamente para que toda la comunidad universitaria lo conozca, lo evalúe y lo nutra con sus propias iniciativas.
La Universidad somos todos, y cualquier transformación debe considerar las necesidades, perspectivas y aspiraciones de quienes la conforman. Este cambio no es sólo necesario, es urgente, y debe ser construido con el esfuerzo colectivo y el compromiso de toda la comunidad.