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La palabra líder es un préstamo del inglés al idioma español que significa el que conduce o dirige. La sociedad siempre está hambrienta de líderes justos, buenos, positivos, competentes, propositivos, audaces, generosos, comprometidos y que formen equipos integrales capaces de aglutinar todas sus fuerzas y cualidades para impulsar su progreso y desarrollo.
Por desgracia, no se dan en maceta este tipo de líderes. Hay quienes no sienten el llamado a servir y a buscar el bien común, sino que persiguen su propio interés y bienestar. Es fácil dejarse corromper y enfilar la proa del barco para perseguir solamente poder, fama, privilegios, prestigio o dinero.
Por eso, es sumamente notorio cuando la sociedad lamenta el fallecimiento de un auténtico líder, como es en el caso del empresario Miguel Ángel Manjarrez Beltrán, quien es reconocido no solamente en el campo profesional, sino como ser humano, creyente, esposo, padre, abuelo y amigo.
Es claro que no lo estamos canonizando, simplemente estamos reconociendo el sentir general de la comunidad y la cordial, afectuosa, sencilla y sincera relación de amistad que mantuvo siempre con quien esto escribe.
Originario de San Ignacio, de familia humilde y consagrada al campo, se trasladó a Culiacán y fundó una empresa impresora líder y con más de 40 años de existencia.
Sus inicios -como el de todo pionero- no fueron fáciles, pero su entrega, sacrificio, calidad, constancia, trabajo, responsabilidad, espíritu de servicio y don de gentes constituyeron la clave del éxito.
Renglón aparte merece el invaluable apoyo de su esposa, Oralia Félix, y la sempiterna inspiración de sus hijos: Miguel Ángel, Brenda, Dulce y Nadia.
No solamente fue líder de su empresa, sino que también se distinguió como presidente de las cámaras empresariales, quienes le rinden emotivo homenaje de admiración y agradecimiento.
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