Una nueva universidad

ENTRE COLUMNAS
19/08/2024 04:02
    La UAS es una institución muy atractiva para los partidos políticos, no solo por los recursos económicos que maneja, sino por el capital humano y, por lo tanto, capital político para cualquier instituto. Tal como lo hemos visto a lo largo de su propia historia reciente.

    Ante la presión social por una reforma a la Ley Orgánica de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), es momento de que la comunidad universitaria (entiéndase estudiantes actuales y egresados; trabajadores académicos y administrativos, activos o jubilados), nos involucremos todas y todos en lo que yo llamo una “reingeniería institucional”.

    Al hablar de una reingeniería institucional, me refiero a un proceso de transformación estructural renovadora y de altas miras, para así, convertir a la institución realmente en una nueva universidad, y que ésta llegue a los más altos estándares de calidad a nivel nacional.

    Todos tenemos algo que aportar. Ese es precisamente el sentido de una comunidad; la sensación de formar parte de un colectivo, que las necesidades sean atendidas bajo un compromiso colaborativo entre todos sus integrantes.

    En varios momentos, y en este mismo espacio, he expresado el orgullo que significa para mí, pertenecer a esta comunidad. Pero claro, como todo, siempre se puede mejorar y, es importante que la comunidad universitaria se exprese, y así devolver un poco de lo mucho que nos ha dado esta noble institución.

    Por mi parte, considero en primer lugar, que es necesario el reforzamiento de ese sentido de comunidad precisamente. Pareciera utópico, pero creo posible la reconciliación al interior de la institución entre los distintos grupos que existen y, juntos caminar hacia un horizonte de paz. Pero para que esto sea de largo plazo, será necesaria la despartidización.

    Todos los sinaloenses sabemos que la UAS es una institución muy atractiva para los partidos políticos, no solo por los recursos económicos que maneja, sino por el capital humano y, por lo tanto, capital político para cualquier instituto. Tal como lo hemos visto a lo largo de su propia historia reciente.

    Por lo tanto, no podemos ignorar el pasado, sino aprender de él, para construir un futuro que ponga a la educación por encima de cualquier proyecto o interés personal y de grupo. En tal sentido, mi propuesta (aunque sea aquí de manera informal) es que los directivos universitarios de primer nivel, tengan como requisito no militar en ningún partido. Esto blindaría en buena parte, que los directivos la perciban como botín político. En otras palabras, que no “lleven agua al molino de sus partidos”.

    Sobre la elección de autoridades, también debemos recordar los errores del pasado para aprender de ellos. No podemos volver a los procesos electorales en los que se despilfarraban millones de pesos en artistas y grupos musicales. Tampoco a la suspensión e interrupción de clases durante las campañas. Ahora se tiene que pensar en un proceso corto pero que garantice los mejores cuadros. Tal vez podríamos elegir a las autoridades a partir de una audiencia pública en cada región académica y la presentación de sus semblanzas curriculares. Con elecciones democráticas directas se legitimarían todas y cada una de las autoridades, desde las direcciones de unidades académicas, pasando por los sindicatos, hasta la rectoría.

    También considero necesaria una “horizontalización” en la estructura institucional, de manera que se descentralicen todos los procesos administrativos, y para que puedan ser tomadas en cuenta todas las voces de trabajadores y alumnos para la continua y permanente revisión en todas las áreas. Recordemos que la mayor parte de los problemas a solucionar surgen “desde abajo”.

    Académicamente, también existen áreas de oportunidad en las que se puede mejorar, como en la integración de programas educativos, teniendo una integración horizontal (entre distintas facultades) y vertical (reforzando la integración entre los niveles educativos).

    En cuestión de investigación, es necesario estimular proyectos interdisciplinares entre distintas áreas del conocimiento y entre múltiples Cuerpos Académicos, pues existen problemas allá afuera que requieren ser abordados desde diferentes enfoques. En ese mismo sentido, se requiere reforzar la vinculación con la sociedad en general, no solo con los sectores productivos.

    Estas son sólo algunas ideas entre muchas otras, como la reingeniería financiera, que por cuestión de espacio ampliaré en otra colaboración.

    Desde mi punto de vista, y dados reiterados llamados recientes al diálogo, visualizo pues, un futuro próximo muy promisorio para la UAS en el que todos juntos, lleguemos a acuerdos poniendo a la institución por encima de cualquier apetito partidista.

    Sirva esta columna como un llamado muy respetuoso a todas las partes involucradas para abrir ese diálogo en el que la comunidad universitaria, en plena libertad y con respeto a todas las leyes, pueda aportar a la mejora de nuestra Alma Mater sin temor a represalias.

    Es cuanto...

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    omar_lizarraga@uas.edu.mx