Universitarios (masones) ilustres de la UAS

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    Los pícaros que hoy están chupando su sangre desde adentro, son solo unos cuantos que se pueden contar con los dedos de una mano, y a los que tarde o temprano los alcanzará la justicia.

    omar_lizarraga@uas.edu.mx

    La Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) ha cumplido 150 años desde su fundación, aquel año de 1873. Don Eustaquio Buelna siendo Gobernador Constitucional del Estado de Sinaloa fue quien, por decreto, fundó en Mazatlán el entonces Liceo Rosales; en honor al ex Gobernador reformista Antonio Rosales.

    En la rotonda de los universitarios ilustres en Culiacán, actualmente figuran entre otros personajes, el mismo Eustaquio Buelna y su sobrino Rafael Buelna. Éste último, fue abiertamente masón, y se sabe por distintos escritos que ostentaba el grado 33 del Rito Escocés Antiguo y Aceptado.

    La grandeza de Rafael Buelna, no se debe sólo a sus victorias durante la Revolución, sino por su paso por el Colegio Rosales, donde estudió la carrera de Derecho. En su época estudiantil se destacó como uno de los estudiantes más sobresalientes. Demostró tener un espíritu rebelde y audaz. De hecho, fue expulsado del Colegio el 24 de junio de 1909, debido a que encabezó una manifestación política por las calles de Culiacán y dirigió un movimiento de insubordinación entre los jóvenes estudiantes del plantel. Unos años después regresaría por un corto tiempo como funcionario de la institución.

    Es muy probable que Rafael Buelna hubiera sido influenciado a iniciarse en la masonería por su tío, Don Eustaquio. No existe evidencia escrita (hasta donde yo sé) de la iniciación de Eustaquio Buelna en la Orden, pero sus ideales liberales, humanistas y de laicidad plasmados en sus escritos, dan a entender que así fue. Ese pensamiento ilustrado y adelantado para su época, solo se transmitía en ese entonces, a través de las logias masónicas.

    Y es que la tradición histórica de los masones de actuar en la clandestinidad, no permite rastrear documentos de esa época, pues efectuaban sus reuniones al amparo de la noche y empleaban una escritura cifrada para comunicarse entre ellos, ya que no podían darse a conocer en la sociedad civil.

    Pero el historiador Rigoberto Rodríguez Benítez, en el libro biográfico titulado: Eustaquio Buelna, político liberal y hombre de ciencia, comenta que “en medio del conflicto entre las logias masónicas en el país y el ascenso al poder de Guerrero, sus padres José Miguel Buelna y María Estéfana Pérez, decidieron establecerse en Mocorito. Momentos en que la nación estaba en proceso de construcción”.

    El mismo Eustaquio, en su libro titulado Apuntes para la historia de Sinaloa, narra que, a inicios del Siglo 19, la masonería tenía una gran influencia en la vida pública y política de Sinaloa, tanto que “el 5 de septiembre de 1828, se declaró ciudad de Concordia, a lo que era la Villa de San Sebastián, porque así se llamaba la logia Yorkina que había en esa población. Y el 11 de ese mismo mes se declaró Villa de la Unión, al presidio de Mazatlán, y Villa de Diana el Pueblo de Chametla, porque así se llamaban las logias yorkinas de esas poblaciones” (página 29). Éstas mismas comunidades fueron las que más apoyo le dieron en su campaña para la Gubernatura, que ganó con amplio margen en el año de 1873.

    Fue en ese año cuando emprende acciones para impulsar la educación, primero en el Liceo Rosales aquel 5 de mayo, donde también tenía el objetivo de fomentar la educación laica y fortalecer las instituciones republicanas. Con la fundación del Liceo Rosales se iniciaba una larga tradición educativa que se mantiene hasta hoy en la Universidad Autónoma de Sinaloa.

    Yo amo a la UAS

    A sus 150 años de existencia, la UAS es la principal casa de estudios del estado de Sinaloa, y una de las más importantes a nivel nacional. Como trabajador e hijo de universitarios le tengo un profundo amor, pues pasé mi infancia jugando en sus pasillos y en sus aulas me formé académicamente. Los pícaros que hoy están chupando su sangre desde adentro, son solo unos cuantos que se pueden contar con los dedos de una mano, y a los que tarde o temprano los alcanzará la justicia. La UAS y su comunidad son mucho más que eso; son sus miles de maestras y maestros que con toda vocación imparten sus clases. Son sus secretarias y todos los trabajadores administrativos. Son los trabajadores activos y jubilados. Son su gente honrada y honorable que con diligencia se levanta muy temprano a trabajar con el entusiasmo de un nuevo día.

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