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"Opinión"

"Vender el camello"

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15/03/2017 21:35

    Carlos Elizondo Mayer-Serra

    El chiste es viejo. Un señor le vende a otro su camello. El comprador regresa furioso al día siguiente. No hay forma de ponerlo a trabajar, protesta. El vendedor le sugiere: no hables mal del animalito si lo quieres vender.

    Hay un nuevo negocio en Estados Unidos. Agencias de relaciones públicas especializadas en aleccionar a las grandes empresas para venderle el camello a Trump, es decir, para mostrarle que están generando empleos gracias a él. Lo de menos es si la empresa de verdad está creando más empleos o si simplemente hace un anuncio bien publicitado de una decisión tomada anteriormente. Tampoco cambia mucho si los miles de empleos se dan o no. Nadie lleva el seguimiento de nada. Los datos en un mundo de fáciles mentiras son sólo un detalle. Lo importante es que Trump muerda el anzuelo y mande el ansiado tuit presumiendo los empleos generados por dicha empresa, posibles gracias a su grandiosa gestión presidencial.

    Esto es lo que en un artículo del New York Times explican dos ex asesores de Trump durante su campaña, dedicados ahora a este tipo de tareas. Aclaran que aún no tienen clientes extranjeros, pero, en lo que parece una suerte de promoción de sus servicios, afirman que si México lo fuera, le dirían al Presidente Peña Nieto que “dejara ver como que están pagando el muro” (https://goo.gl/wPZZt7).

    La complejidad que enfrenta un político, sin embargo, es mucho mayor que la de un empresario. El accionista de una empresa está satisfecho si con un esfuerzo de relaciones públicas su acción tiene un mejor desempeño, aunque ello implicara que el director general de la empresa hiciera genuflexiones frente a Trump. Peña Nieto no puede decir que va a pagar el muro, aunque no fuera cierto. El costo político en México sería altísimo. Solo el sugerirlo sutilmente llevaría a que el Presidente tuviera después que declarar aún más contundentemente que no lo va a pagar, ante lo cual Trump reaccionaría a su vez insistiendo en que México tiene que pagar el muro, en este ciclo de acusaciones mutuas que ya hemos visto.

    En cambio, hay otras cosas que sí podríamos hacer para lograr vender el camello. Por ejemplo, en el mes de enero de este año, según los datos de nuestro vecino del norte, subieron menos las importaciones de Estados Unidos procedentes de México que sus exportaciones hacia nuestro País. Esto llevó, a pesar de la devaluación del peso, a que el déficit comercial de Estados Unidos con México disminuyera de 4.3 mil millones de dólares hace un año a 3.9 mil millones en éste. ¿No sería buena idea entender qué pasó y cómo se podría mantener la tendencia en meses subsecuentes para poderlo cacarear?

    Nuestros empresarios no han seguido el ejemplo de muchos hombres de negocios asiáticos quienes presumen los empleos que generan directamente en Estados Unidos. En su visita a Trump, el Primer Ministro de Japón, Shinzo Abe, se hizo acompañar de empresarios con importantes inversiones en Estados Unidos, que prometieron generar en el futuro aún más empleos. Lo mismo planea hacer la Primera Ministra de Alemania, Ángela Merkel, en su visita a Washington este viernes. 

    Tampoco hemos sido efectivos en publicitar los millones de empleos que se generan en Estados Unidos gracias al intercambio comercial con México. Sí, hay artículos y declaraciones en los periódicos sobre este tema, pero no son el vehículo para llegarle ni a Trump ni a su electorado. No ha habido un tuit de Trump celebrando esos empleos.

    Tampoco se ha logrado vender el hecho de que, en la pérdida de empleos industriales frente a China, México y Estados Unidos han sufrido de la misma manera. El porcentaje que los puestos manufactureros representaban del total de empleos en Estados Unidos venía cayendo desde los años sesenta. Pero su número total estaba estable. El inicio del TLCAN no cambia en nada estas tendencias. Es el ingreso de China a la OMC en 2001 lo que derrumba el empleo manufacturero total en ese país. El inicio del TLCAN en México sí coincide con una caída en el empleo manufacturero mexicano, pero coincide también con la crisis de 1995. A partir de 1996 el empleo manufacturero en México crece. Éste cae con el ingreso de China a la OMC.

    No es fácil, sin embargo, vender nuestro camello. El triunfo de Trump ha llevado a un fuerte aumento del racismo. Los incidentes antimexicanos se han incrementado de forma importante. Además, todos los días se genera mala publicidad que proviene de problemas reales en México. Quizás nosotros ya no nos asombramos de que en Veracruz se haya encontrado una fosa clandestina con más de 250 cadáveres, pero muchos sitios de noticias en Estados Unidos lo único que publican de México son este tipo de notas.

    Para vender el camello hay mucho que podemos hacer con el animalito. Hay que educarlo y peinarlo. No basta hablar bien de él, pero ayudaría. El reto es encontrar una estrategia de comunicación que combine una buena manera de explicar los empleos que México genera en Estados Unidos, a la par de lograr mejoras claras en nuestros defectos más visibles.

    @carloselizondom

    Profesor de la Escuela de Gobierno del Tec de Monterrey