"Trompo, baile divertido"
MAZATLÁN._Aunque las nuevas generaciones de niños prefieren los juegos de video, la televisión y el Internet, el trompo es un juguete tradicional mexicano que se niega a dejar de girar en el entorno infantil.
Y en Mazatlán existe un pequeño taller donde desde hace más de 70 años, con un torno y mucho ingenio, se transforman trozos de madera en trompos, mismos que han llegado a ser exportados al extranjero por su alta calidad y buen acabado.
Alejandro Aguilar Cázarez, propietario de la Cerrajería Aguilar, lugar donde se fabrican los Trompos Yale de Mazatlán, asegura que gracias a la añoranza de los adultos, este artefacto no logra ser descontinuado.
"Casi siempre las personas que vienen a comprar los trompos son papás que traen a sus hijos, porque ellos lo jugaron de niños y quieren enseñarles este juego tradicional mexicano", señala.
Portador de una tradición muy mexicana, recuerda que fue casi por casualidad que su familia le entró a la fabricación del juguete.
"Mi papá contaba que había una persona tenía una deuda con mi abuelo Marcial, entonces le pagó con un torno, él ya era cerrajero y entonces empezó usarlo y de pronto hizo un trompo, que entonces era un juguete de moda", recuerda.
Esto pasó hace ya casi 70 años, don Marcial Aguilar empezó a experimentar y con su ingenio reprodujo un trompo con madera de amapa, un árbol maderable propio de la región.
Tan pronto como los niños de barrio se enteraron que don Marcial hacía trompos, hacían fila a las puertas de la cerrajería con trozos de madera en mano, pidiéndole que les fabricara uno, así diversificó el negocio.
"La cerrajería tenía colgado un letrero en forma de llave, que tenía un letrero que decía Yale, que es una marca de chapas. La gente decía 'vamos por un trompo a La Yale', de ahí vino el nombre de Trompos Yale, famosos desde hace 70 años", explica.
A los pocos años de esto, la cerrajería quedó a cargo de Alejandro Aguilar, su padre, quien en verdad tomó la fabricación de trompos como un apostolado que realizó casi hasta los últimos días de su vida.
"Los Trompos Yale son únicos debido a la técnica de fabricación que desarrollaron mi abuelo y mi padre y que él me enseñó, porque cada pieza es única en su fabricación y tiene el equilibrio perfecto", asegura Aguilar Cázarez.
El artesano destaca que puede hacer mil trompos, pero cada uno será diferente, porque se hacen uno por uno, no en serie, ni en "chorizo", como los de madera que venden en las tiendas de artesanías.
La preparación de la madera de amapa también es un proceso especial, que dura seis meses, a fin de que una vez fabricado el trompo dure toda la vida, no se apolille, ni se agriete.
Aunque actualmente ya es poca la demanda de trompos, Alejandro señala que todavía hay quienes llegan buscando un Trompo Yale, y mientras él lo fabrica, el cliente puede estar presente y narrar sus anécdotas de la infancia.
"Todos los papás que vienen aquí eran unos ases para bailar el trompo, los mejores de su barrio, de la escuela o de la cuadra, eso dicen ellos, y ahora quieren enseñarle a sus hijos", asegura.
Y para que le tomen cariño al juego, los papás, y a veces hasta los abuelos, llevan a los niños a la Cerrajería Aguilar a ver cómo se hace un Trompo Yale, ya que en sólo 5 minutos queda listo.
De acuerdo al tamaño, un Trompo Yale cuesta entre 25 y 40 pesos, puede ser de amapa prieta o amapa blanca, y lo más interesante es que el futuro propietario puede conocer el proceso de fabricación.
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Los trompos se fabrican con madera de amapa, blanca o prieta
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Se corta un trozo de madera
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Se le pone un clavo en el centro
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Se monta en un torno y se le quita la cascara a la madera
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Se le empieza a dar la forma cónica
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Se le da forma a la cabeza del trompo
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Se pule la madera para suavizar la superficie
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Con un trozo de madera se le forman las rayas para facilitar el enredado de la piol
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Con un algodón encerado se le da el acabado final al trompo ¡Y el trompo queda listo!