Juana de Asbaje nació un día como hoy, pero de 1651, cuando era pecado que una mujer quisiera instruirse y estudiar una carrera. Sin embargo, a los tres años Sor Juana ya sabía leer, a los 7 pedía que la mandaran a estudiar a la Universidad y a los 8 escribió una loa para la fiesta de Corpus.
Siempre me he querido imaginar su persona, su ser ansioso y sediento de leer, de escribir, de aprender, de debatir.
¿Qué sentirían las mujeres y los hombres que la escuchaban, que la leían? ¿Por qué nuestras autoridades no la promueven como una heroína a seguir?
Era tan ansiosa por aprender, que se cortaba el cabello y se ponía como plazo que cuando le volviera a crecer, ya hubiera aprendido algo que desea. Ella vivió para leer, y decía "no estudio para saber más, sino para ignorar menos".
Fue dama de compañía de la virreina Leonor María Carreto, y el virrey que fue su admirador, reunió a 40 letrados de todas las facultades para hacerle un examen, del cual salió triunfante, tanto en respuesta, argumento y réplica.
A Sor Juana no le gustó la vida de cortesana y decidió entrar a un convento, "para la total negación que tenía al matrimonio, era lo más decente que podía elegir en materia de la seguridad de mi salvación".
En el convento de las Jerónimas profesó como religiosa. Ahí, ella se dedicó al estudio y a la escritura. Llegó a tener más de 4 mil volúmenes, instrumentos musicales, mapas y aparatos de medición.
Fue experta en astronomía, matemáticas, lengua, filosofía, mitología, historia, teología, música, pintura y cocina. En su celda se reunían poetas e intelectuales; realizó experimentos científicos; compuso obras musicales, y también gustó de cocinar.
Pero el Obispo de Puebla, le escribió una "Carta de Sor Filotea de la Cruz", donde bajo ese seudónimo, le pide a Sor Juana que se dedique a la vida monástica, más acorde con su condición de monja y mujer, antes que a la reflexión teológica, ejercicio reservado a los hombres. Ella le contesta en "Respuesta a Sor Filotea de la Cruz", donde expone parte de su vida y reivindica el derecho de las mujeres al aprendizaje. Sin embargo, la crítica de este Obispo la afectó tan profundamente, que vendió su biblioteca y posesiones, destinando lo obtenido a la beneficencia y consagrándose por completo a la vida religiosa.
¿Cuánto habrá sufrido esta mujer que sólo quería, no saber más, sino ignorar menos? ¿Qué beneficios hubiera ella, podido aportar a las mujeres de su época?
En su honor, la Federación de Universitarias de Sinaloa lanzó la convocatoria para la Medalla al Mérito Universitario Sor Juana Inés de la Cruz.
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