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"Columna Semanal"

"EDUCACIÓN EN LA FAMILIA: El carácter que les pone a salvo"

"La semana pasada dejé tarea, si no fue hecha, no se los voy a contar aquí porque obvio, ocupa mucho espacio..."
EDUCACIÓN EN LA FAMILIA

    Sicóloga Yolanda Waldegg de Orrantia

    La semana pasada dejé tarea, si no fue hecha, no se los voy a contar aquí porque obvio, ocupa mucho espacio, es un cuento bastante famosillo que lo encuentro seguido en redes sociales, pero también se encuentra en internet montones de fábulas y cuentos para niños.

    Mejor si matan dos pájaros de un tiro y los leen físicamente en papel o películas como Una historia del Bronx, de Robert de Niro, para más grandecitos, y una historia muy del momento y del diario, como el dinero fácil de los carteles que llega, pero esclaviza.

    Aquí lo que importa es que se aprende más gráficamente con historias que con discursos o sermones, que entran por un lado y salen por el otro, si no se afianzan en lo que ven en sus padres o en historias, y como siempre, no es suficiente que les alquilen o lo que sea tal película para que la vean y aprendan, si no estamos ahí los padres para la reflexión posterior al cuento o la película o el programa de televisión, no servirá de nada, y si nosotros mismos somos incoherentes y no hacemos lo que predicamos se sumirán en confusión de mensajes contradictorios.

    Una de las consecuencias interesantes de esta reflexión es que el conocimiento del bien se plantee como camino hacia la libertad, sin carácter, una vez que cedes a los planteamientos de los malos te atrapan y es difícil salir, les cuesta la libertad.

    “Si dejas que la gente te compre, pierdes el respeto por ti mismo, si te mantienes firme en lo que crees, puedes mirarte al espejo y no necesitas huir ni esconderte”.

    Fue el comentario de un chico de secundaria sobre esa película en particular.

    Los niños son moldeados en el mismo inicio de su vida, por los valores de determinados adultos, especialmente de sus padres, existe una vida moral antes del uso del lenguaje y que se basa en el trato que recibe el bebé.

    Hay niños que son gravemente descuidados, se vuelven apáticos y retraídos de un mundo percibido, más como amenaza que como origen de bienes, otros niños no tan claramente rechazados, tendrán sus propias formas de responder a un entorno que falla a la hora de ofrecer seguridad, y niños descuidados por causa de trabajo o móviles, cada vez hay más.

    Si por ahí aparecen niños enojones, inquietos o exigentes, paren oreja, están reclamando atención, un niño aprenderá el camino del bien (a amar) en la medida en que es amado.

    Aunque se trate de niños tan pequeños que ni han desarrollado el habla y razonamiento, no significa que no estén necesitando una formación moral, que consistirá en que aprendan el “sí” y el “no”.

    El bebito de pocos meses puede desafiar a sus padres “exigiendo” determinadas respuestas, si le das todo lo que pide y nunca resistes a sus demandas, le estás enseñando a no esperar nunca una negativa, de las que se va a encontrar muchas a lo largo de la vida, se le puede malcriar, haciéndole creer que el mundo gira a su alrededor.

    Nunca es demasiado pronto para enseñarle lo que está bien y lo que no, y más vale llegar antes que después, cuando ya se fijaron en su mente, ideas equivocadas sobre lo que está mal.

    A partir de los 3 años, cuando ya hablan y tienen control muscular, aumentan exponencialmente las posibilidades para una educación moral explícita, como saben hablar lo que escuchan, puede tener un significado sustancial.

    Y como he dicho continuamente, sin darnos cuenta, estamos proporcionándoles con lo que decimos y hacemos una vía moral, con sugerencia, instrucciones, gestos, tonos de voz, etcétera.

    “Así es como se hace esto”, “ahora es momento de tal cosa”, “lo que acabas de hacer, que no vuelva a ocurrir”.

    Y es importante prestar atención a los mensajes morales que les damos en estos primeros años, como que nos vean diciendo mentiras y luego reprenderle porque nos mintió en algo, que nos vean tirar basura en la calle y regañar porque lo hacen en la casa, cosas así.

    El tema da para mucho, así que aquí lo dejo para la próxima semana.