"Educación en la familia: Es que no tengo fuerza de voluntad"
Sicóloga Yolanda Waldegg de Orrantia
Esto de la falta de voluntad es una de las grandes carencias no solo en adolescentes, sino en sus mismos padres, pero aunque no la tengan es necesario luchar juntos para que los hijos noten qué tan importante es.
No podemos esperar a tener una virtud para educar y formar a nuestros hijos en ella, la carencia de voluntad es ese no poder resistir la falta de gratificación inmediata o la tentación de tener algo que se desea ahora mismo y no después, para poder tener algo más valioso a largo plazo, el conflicto está en ese largo plazo, al que hoy en día no le damos sentido, acostumbrados al clic de un botón y ya.
Desde luego que en cualquier edad hace falta, como toda virtud, pero resulta que, así como aprender a andar en bicicleta a los 50 es verdaderamente difícil, las virtudes también tienen su mejor edad para aprenderlas, mejor si desde chiquitos se comienzan a practicar.
La realidad de las personas en la actualidad es la satisfacción inmediata, sin tener en cuenta las consecuencias a largo plazo, que pueden llegar a ser funestas.
Como siempre, lo que se ocupa siempre es enseñar y ayudar a pensar en que todo lo que hacemos o dejamos de hacer tiene consecuencias, buenas o malas, y ayudar a los hijos a pensar más allá del momento que puede resultar de ese hacer o no hacer.
No solo los adolescentes están anclados en el querer y no poder, cuántas veces escuchamos a alguien decir que no logra hacer dieta más de dos días.
Es natural que no se muestren iniciativas para alcanzar metas, entonces hay que principiar por no confundir la verdadera voluntad con el simple desear o apetecer, desear bajar de peso es muy bueno, pero no lleva a ningún lado si no se trabaja para lograrlo, no bajo 20 kilos con desear, si me quedo en eso no llego a ninguna parte, en ningún asunto, hay que poner los medios y el esfuerzo para que suceda.
Hay maneras para fomentar la fuerza de voluntad en los hijos y en nosotros, por ejemplo: conseguir metas difíciles traerá como consecuencia valorar sus logros y cuando vemos logros nos motivamos más, porque es muy gustoso, el grado de dificultad dependerá de la edad, pero el chiste es ir elevándolo con cada paso, la satisfacción será el mejor motor para seguir, porque aumenta la autoestima sentirse competente y dueño de sus éxitos, “yo lo logre”.
Descubrir la satisfacción que produce ser responsable de sus éxitos llevará a ser constantes, las cosas que nos agrada nos gusta repetirlas y terminarán por saber qué quieren ser y no habrá miedo para lanzarse a conseguirlo.
La fuerza de voluntad es algo que se ejercita, se desarrolla y robustece en la práctica constante, como cualquier músculo, si no se ejercita se atrofia, los buenos hábitos no llegan por arte de magia; quienes quieren un vientre plano tienen que trabajarlo duro, cuanto antes comiencen, más pronto verán resultados, nunca es tarde para adoptar un hábito de autocontrol, pero no habrá resultados sin trabajo, hay que comenzar con cosas chiquitas, muchas al día, me aguanto la sed a que termine lo que estoy haciendo, se me antoja un chocolate, pero mejor guardo el dinero para esto otro que necesito más, llevo a su lugar todo lo que traigo, en lugar de ir soltando por donde voy caminando haciendo desorden, dejo mi lugar de trabajo limpio y en orden cuando termino.
El hecho de tomarnos el tiempo para hacer bien lo que tenemos qué hacer, que al final no es mucho y sí menos, que luego tener que destinar tiempo a ordenar o limpiar, son cositas simples que ayudan a tener esa voluntad, que sirve para conseguir cosas importantes, de entrada, control de uno mismo.
Para conseguir esto en nuestros hijos, hay que predicar con el ejemplo; además, tener un plan que especifique cuándo, cómo, dónde y cuánto tiempo; luego, unas metas a corto plazo, con objetivos concretos, diarios, como que se debe acabar lo que se empieza, valorar el esfuerzo de sentirse útiles gracias al propio esfuerzo y que de los errores se aprende, transmitiendo que no hay que tener miedo al fracaso y las caídas de las que se sale más fortalecidos.
Ser personas de palabra, de compromiso, cumplir lo que se promete, y que el esfuerzo debe ser prolongado, pero hay libertad de elección, en que quieren esforzarse.