"Evangelización, educación y cultura"
El hombre, de una manera insaciable e ininterrumpida, ha buscado, sintiendo una necesidad que no puede ser colmada con parciales satisfactores, la razón del por qué de las cosas, una respuesta a los profundos cuestionamientos desde lo profundo de su ser.
La odisea de los sabios-magos, venidos desde un remoto oriente, surcando un océano de dificultades, pero con una mirada puesta en el encuentro con el Profeta-Rey que habría de venir, cuya señal se manifiesta desde las estrellas, es un ejemplo de esa búsqueda, iniciada en el hombre desde su misma aparición como ser pensante.
Ruinas milenarias, restos de ya desaparecidas culturas, nos muestran elevadas construcciones, en muchas de ellas, una abertura en la parte superior nos permiten identificarlas como observatorios astronómicos, dentro de los cuales, con paciencia ejemplar, dedicados astrónomos escudriñaban el universo, equipados con los medios entonces a su alcance.
Sorprendentes descubrimientos, dadas las limitaciones tecnológicas de esos tiempos tan remotos, han llegado hasta nuestros días, los cuales aún mezclados con las imprecisiones, muy justificables, han servido de base para los nuevos conocimientos de las actuales ciencias.
La Revelación Divina nos descubre insondables misterios, a los cuales el ser humano, a pesar de su maravilloso don de ser inteligente, no hubiera podido penetrar, pues la sabiduría Divina supera cualquier inteligencia del hombre, por más brillante que esta sea.
No obstante, esta ciencia del hombre, con sus medios y técnicas empleadas es un valiosísimo instrumento para penetrar y explicar de manera entendible el misterio de Dios.
Los Magos del relato bíblico, presentes ante el Divino Niño, son esos personajes a quienes podríamos catalogar con el moderno concepto de "científicos", por las cualidades presentes en ellos, las cuales se perciben aún dentro de la lejanía del tiempo y la sobriedad del relato.
Cualidad sobresaliente en ellos y en todo estudioso, debe ser la constancia, la tenacidad y la dedicación, manifestado en el trasfondo de sus minuciosas observaciones, detallando los resultados, para, finalmente, acudir a su demostración, no importando la distancia por recorrer.
La humildad, también es una virtud presente en toda auténtica búsqueda del conocimiento, parte, esta, de una apertura de la razón hacia el reconocimiento de la verdad, dondequiera que esta se encuentre.
Como muestra de búsqueda de la Verdad Suprema, los sabios de oriente se nos presentan como una síntesis de la, ya larga, travesía a través del conocimiento humano, ofreciendo simbólicos dones en reconocimiento a un Dios manifestado, a la búsqueda del hombre, en el mismo conocimiento del hombre.