"Evangelización, Educación y Cultura"

"El Areópago"
EVANGELIZACIÓN, EDUCACIÓN Y CULTURA
16/11/2015 10:02

    El Apóstol Pablo estaba ahí, en el Areópago, un lugar cargado de historia, que penetraba los linderos de la leyenda, para dar vida al mito de la tragedia protagonizada por los divinos seres y su accidentada convivencia con los humanos.
    Como buen conocedor de la historia y la cultura helénica, el apóstol intentó hacer uso de los elementos originadores de los legendarios mitos, para incrustar las enseñanzas cristianas, más allá de sus orígenes israelíes, la oportunidad sería el tema del Dios desconocido.
    En un inicio todo parecía satisfactorio, por el conocimiento de la historia en sus míticas raíces que le daban un tono de intelectualidad, Pablo se sentía confiado y satisfecho en la seguridad de su ego, animándose a transitar por senderos más atrevidos: en la debilidad del crucificado se esconde al Dios desconocido, el Dios verdadero.
    El antes tumultuoso escenario ha quedado vacío, los oyentes ya se han retirado, con expresiones de hilaridad y la pretendida intelectualidad ha quedado reducida a una lastimosa necedad, que el ánimo del apóstol lo absorbe como una experiencia de la profundidad del misterio de la sabiduría de Dios, revelada no a los sabios y entendidos según este mundo, sino a los de corazón abierto a la virtud de la humildad.
    En la parte baja de la Acrópolis de Atenas, sobre una colina se ubicaba el Areópago, su nombre se originaba en la leyenda evocadora del juicio realizado, en ese lugar, al Dios Ares, quien en venganza había dado muerte a Halirrotio, hijo de Poseidón, por haber violado a Alcipe, hija de Ares, siendo absuelto en el juicio. Es considerado como el primer juicio realizado.
    Ares, conocido por los latinos como Marte, era el Dios de la guerra, hijo legítimo de Zeus y de su esposa, Hera, no era muy aceptado por su padre, por su carácter fanfarrón y su afición de derramar sangre y no era muy venerado por los griegos. En su forma latina de Marte tuvo gran veneración por los romanos, considerándolo el padre de Rómulo y Remo, fundadores de la ciudad de Roma.
    Además del juicio de Ares en el Areópago, también hay otro juicio célebre, el de Orestes, quien dio muerte a su madre, Clitemnestra, por haber matado a su padre, el héroe legendario de la guerra de Troya, Agamenón. Orestes fue juzgado en el Areópago, quedando divididos los votos de la sentencia y Atenea le concedió el perdón con su voto decisivo.
    El Areópago era el lugar donde se ubicaba el consejo ateniense y a partir de la reforma de Solón, los miembros, llamados Areópagitas o Arcontes, fueron inamovibles, quienes a partir del Siglo 6 a. C. eran quienes realmente gobernaban, quedando reducido el poder del rey, pero al aumentar la democracia fueron perdiendo prestigio y finalmente en el año 482 a. C. Efialtes les retiró la custodia de la constitución, perdiendo su importancia en el pueblo.
    En el Areópago se ubicaba el Ágora, una plaza en donde se realizaba la vida política y administrativa de la ciudad, lugar donde se reunían los ciudadanos a discutir sobre asuntos de carácter político, religioso o filosófico.
    Pablo, a partir de su fallida intervención en el Areópago, narrada en los Hechos de los Apóstoles, entendió que el conocimiento del Creador es un misterio superior a toda ciencia humana, en ella se encuentra la explicación: la sabiduría de Dios es fuerza del Todopoderoso, en Cristo crucificado.