"Liliana Estrada de Farriols"

"Crea su propio mundo con lienzos y pinceles"
06/11/2015 07:58

    Johana Páez

    Amante de las pinturas de Van Gogh y Pedro Coronel es Liliana Estrada de Farriols, quien crea su propio mundo a través de los lienzos y pinceles.
    Mujer con clase, es fiel a la idea de que el tiempo es lo más preciado, por ello disfruta al máximo los momentos familiares, su prioridad.
    Le encanta cocinar, arte que armoniza con su pasión por la pintura; además hace ejercicio y conserva una esbelta figura.
    "El sabor, al igual que la pintura, la textura y los colores de la comida me encantan", comenta Liliana con gran entusiasmo, sentada en un sillón de piel colocado en su sala decorada con recuerdos familiares.
    Muestra una inclinación hacia la pintura, pues desde niña sus padres le inculcaron este arte que, a sus 48 años de edad, se ha vuelto uno de sus hobbies favoritos.
    "Casi nací con este don que gracias a Dios me mandó, mi papá, Miguel Ángel Estrada Longoria, desde chiquita nos enseñaba a dibujar y mi mamá, María García, siempre nos tuvo en escuelas de pintura como la Martínez Cabrera", expresa Liliana.
    "Mi papá siempre nos hacía dibujos, él dominaba mucho la caricatura, cuenta con esa facilidad, en una ocasión lo llamaron de Walt Disney Studios para que dibujara. Cuando lo hacía y nosotros los observábamos nos pedía que hiciéramos algún dibujo".
    Son cuatro hermanos. Carmen, la más chica, y Liliana se inclinaron por la pintura.
    Inició con acuarelas, acrílicos y óleo, sólo que es alérgica a este último, a los solventes, casi no lo puede manejar porque se pone grave, aunque sí lo ha hecho y le encanta.
    Le encanta pintar de todo, pero lo que más le gusta en este momento es lo abstracto y colores.

    SU PRIMER CUADRO
    A los 12 años hizo el rostro de un viejito, retrato que sus papás conservan. A los 20 empezó a pintar más en serio y fue cuando creó su primer cuadro.
    "Tengo muchísimas obras, las primeras fueron muchas copias. He aprendido mucho de los libros, con sólo verlos aprendo y saco colores y texturas".
    Le gusta mucho leer sobre los pintores, por ejemplo cómo y a qué hora trabajan, por qué utilizan cierto color y cómo lo aplican.
    En su trayecto ha tenido excelentes maestros como Carlos Bueno, Lucila Santiago y Luz María, una maestra con Nichizagua.
    Como gran amante de su trabajo, Liliana acondicionó su propio espacio en su recámara pasando por el vestidor, en el área del jacuzzi que no usa lo llena de lienzos y pinturas, es ahí donde pierde la noción del tiempo".
    Comenta que apenas lleva un pedazo pequeño trabajado y son horas las que transcurren, se enfrasca tanto que no siente que pasa el tiempo y al moverse, está superentumecida, y se da cuenta de las horas que ha pasado.
    "Desde que amanece, todo el día, me la puedo pasar en mi espacio como hasta las once de la noche, y lo puedo hacer libremente porque mis hijos, Francisco Miguel, Liliana María, Hernán Alberto y Julián, ya están grandes, y cada quien tiene sus propios compromisos; así que yo dispongo muy bien de mi tiempo", dice.
    "Ellos respetan mi espacio, cuando estoy pintando sólo se acercan para darme alguna cosa que necesite o llevarme algo para comer; les encanta que pinte".
    Todos sus hijos saben dibujar y elogian sus cuadros, pero ninguno se inclinó de lleno a la pintura.
    Cuando estaban chicos, sus hijos participaban en concursos realizados en la escuela y tenían problemas porque decían que Liliana les hacía los cuadros, cuando realmente ella sólo los guiaba.
    Asegura que sus sentimientos quedan plasmados en cada una de sus obras.
    "Con el tiempo veo mis cuadros y en varios observo que lo curioso es que pinto bocas, ojos, el cuerpo humano y los colores que siempre repito y repito".
    Comenta que la pintura y el dibujo son un poco diferentes porque al momento de pintar se tapa todo lo que se había hecho en el dibujo, el cual es sólo para guiarse.
    "Es difícil meter las cosas que tú piensas en un ambiente rojo, azul o colorido, pero se trata de que quedes contenta con lo que hiciste, de lo que realmente quisiste plasmar, y en realidad no es nada fácil, es como un arquitecto que trata de hacer un edificio y primero hace su bosquejo para después crear algo".
    Actualmente le dedica cuatro horas diarias al arte: dos por la mañana y dos por la tarde.
    Familiares y amigos tienen sus cuadros. Ha dibujado para su familia, a su mamá la pintó de una fotografía porque ella es algo inquieta y no le pudo posar.
    Cuando algunas de sus sobrinas han celebrado su matrimonio les gusta obsequiarles un cuadro con un motivo que ellas le sugieran.
    Le gusta que las personas observen lo que pinta, por ello muchas de sus obras han sido expuestas y mandadas a concursos como el de López Sáenz, y otros tantos colectivos organizados por Ricardo Urquijo.
    A sus pinturas les ha puesto nombres dependiendo la imagen o figuras del cuadro, le gusta ponerse a imaginar y filosofar, cambia las palabras al igual que los colores, de esa manera hace sus composiciones.
    "Cuando estudiábamos en la Martínez Cabrera, a mi hermana Carmen y a mí siempre nos ponían a competir porque las dos sabíamos dibujar, y yo le quería ganar".
    Según sus maestros Liliana sombreaba muy bien y Carmen era mucho colorido, por eso, en una ocasión, al competir, Liliana le dio mucho color para que no le ganara y Carmen hizo lo contrario. Al final ambas hicieron las cosas distintas y cada una ganó por lo que no traen: Liliana por el color y Carmen por el sombreado.

    DATOS GENERALES
    Liliana Estrada de Farriols
    Edad: 48 años
    Esposo: Francisco Farriols Sarabia
    Hijos: Francisco Miguel, Liliana María, Hernán Alberto y Julián