"Lucamen Morúa Castañeda: Darse como madre, el mejor legado"

"Madre agradecida con Dios, a través de su labor en favor de la niñez mazatleca ha inculcado a sus hijos el amor al prójimo con su ejemplo constante"
07/11/2015 10:18

    Originaria de Hermosillo, hace más de tres décadas que Lucamen Morúa Castañeda ancló en Mazatlán, donde procreó dos hijos, Vanessa y Sergio, a quienes desde pequeños enseñó no a dar, sino a darse al prójimo.
    Durante 17 años fue presidenta del Orfanatorio Mazatlán, sus hijos convivieron con los niños de la institución y ayudaban con labores cotidianas. Con esta experiencia surgió hace 11 años Albergues Franciscanos, para prevenir la adicción a drogas en niños de colonias marginadas. Así, hoy es también madre adoptiva de 80 niños, entre 1 y 15 años de edad.
    "Los muchachos vienen de familias disfuncionales, y de algunos sus papás son adictos. Tenemos que prevenir, por lo que empezamos trabajando con algunas señoras en terapias, quienes 'jalaron' a otras, y ahora tenemos 80 niños ahí", comenta.
    Admite que la labor no ha sido fácil, pues ella es uno de los cuatro sicólogos voluntarios de la institución, en donde cada mañana, 25 de esos niños tienen al menos una comida completa y segura al día: el desayuno.
    "Los niños de los desayunos son hijos de madres solteras que trabajan y muchos de ellos no comerán nada durante el resto del día, y nos preocupa que al menos tengan un desayuno completo", señala.
    El desayuno se proporciona a las 7:00 horas. En el albergue también se dan terapias individuales, grupales y familiares, se imparten clases después de la escuela y se les ayuda con las tareas.
    ¿Qué la motivó a trabajar en Albergues Franciscanos?
    "¡El amor!", contesta enfática, "el amor y el agradecimiento, pues tuve una familia muy feliz, con muy buenos hijos y no tuve problemas de adicciones con ellos, entonces es algo que le debo a la vida y se lo estoy regresando agradecida."
    Alude que su inspiración proviene de la filosofía de vida de San Francisco de Asís y de Jesús, a quien "conoció" en 1998 ,"enamorándose" de él y de sus enseñanzas.
    "Soy muy feliz; lo que más me gusta es compartirlo y, como meta, en lo que pueda ayudar, hacer a la gente feliz. Es un camino duro, pero agarrada de la mano de Dios no lo es tanto", dice sonriendo.
    Como madre, hace una invitación a las mujeres que también han tenido la dicha de ser poseedoras del milagro de dar vida, y comparte la mejor enseñanza que ella ha dado a sus hijos:
    "Yo las invito a que trabajen por el prójimo. Si algo les podemos heredar a nuestros hijos es a darse. No a dar, sino a darte tú, compartir el tiempo, el espacio," enfatiza.
    "Enseñemos a nuestros hijos a darnos, porque la felicidad está en dar, no en recibir."

    "Me ocupo de mí 'a medios chiles', y siento más ganas de trabajar con la gente que conmigo misma, porque yo ya he recibido mucho"

    "El albergue funciona perfectamente porque la obra no es mía, es de Dios"

    FAMILIA
    Hijos
    Vanessa y Sergio Coppel Morúa
    Nietos
    Inés, Santiago y Olga

    GRADO
    Licenciada en Sicología, segunda generación, de la Universidad de Occidente, Campus Mazatlán.

    PASATIEMPOS
    - Fotografía
    - Leer
    - Costura
    - Cocina
    - Escuchar música
    - Caminar
    - Jardinería