Gnozin Navarro Barreras
ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS
"Los seres humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga a parirse a sí mismos una y otra vez".
Gabriel García Márquez
Un miembro de Alcohólicos Anónimos e íntimo amigo de mi padre (qepd) me invitó a celebrar con él su cuarto aniversario en el grupo que ambos formaron. Traía el teléfono en vibrador cuando, a la altura del corazón, la bolsa de mi camisa empezó a convulsionar anunciándome el estremecimiento que ya vaticinaba. -"Me gustaría mucho que me acompañaras", me dijo, -claro que sí- fue mi respuesta. No hubo necesidad de especificar el lugar, ni la hora. Hace cuatro años, junto con otros compañeros, mi padre fundó ese grupo que, al final y después de muchos encuentros y desencuentros, terminaron nombrándolo GRUPO REENCUENTRO. Nació bajo la clara conciencia de que en Alcohólicos Anónimos no existen los viejos sabios, sino seres humanos en proceso de recuperación y crecimiento, que el grupo es una red de soporte emocional y espiritual, un espacio en donde se le da prioridad al recién llegado, ya que a través de la recuperación del otro, cada uno de los integrantes se recupera. Mi padre fue un hombre de fuertes convicciones. Cuando abrazaba una idea lo hacía aunque fuera contra viento y marea. Sus últimos años de vida los vivió en el constante ejercicio de la congruencia entre lo que pensaba, decía, sentía y hacía. Quien no haya convivido con él durante ese periodo puede pensar que como hijo no puedo ser objetivo al respecto y
bueno
tal vez
después de todo, ¿quién lo es?, además, sólo fueron 25 horas de terapia grupal al mes durante casi cuatro años los que me avalan como testigo de su auténtica y ardua lucha por rectificar la senda de sus últimos días, y créeme, no hay máscara que aguante tanto como para no desmoronarse, incluso frente a tu propio hijo (demonios, temores, complejos, inseguridades, asuntos inconclusos, etcétera). Siempre vigilante de su entereza espiritual e integridad. Creía en el código de los Alcohólicos Anónimos y en su oración de "YO SOY RESPONSABLE cuando cualquiera, en donde quiera, extienda su mano pidiendo ayuda, quiero que la mano de A.A. siempre esté ahí, y por eso, YO SOY RESPONSABLE". Los grupos funcionan por atracción. En ocasiones es muy difícil lograr la integración y el compromiso. Es muy común que en nuestro interior, cada uno nos resistamos a la idea de cambiar en definitiva. Aceptar de una vez por todas que necesitamos ayuda y apoyo de otros. Basta toparnos con la menor de las resistencias para claudicar cualquier proyecto de mejora y dejarlo para después. -"Apá, qué te parece si vamos al cine (a cenar o cualquier otra cosa que disfrutáramos hacer juntos) el día de hoy", -Tengo junta de 7:30 a 9:30-, -apá, pero si no va nadie-, -de todos modos, Gnozin, yo tengo que estar ahí por si alguien más llega-, -apá, pero si ni llamándoles van, les llamas, te confirman, les ofreces raite, bueno, qué no haces y de todo modos la mayoría no quiere?-, - si, Gnozin, tienes razón, la mayoría no quiere, es cierto, pero también es cierto que los Alcohólicos Anónimos me salvaron la vida el día que llegué a los grupos, y ese día había gente ahí. Siempre hubo. Yo estoy formando este grupo. Yo soy responsable cuando cualquiera, en dónde quiera extienda su mano pidiendo ayuda.
Muchas otras veces le marcaba a esas horas y le preguntaba -¿qué onda padre?, ¿a none andas?, -aquí estoy en el grupo-, -¿mucha gente?-, -todavía no llegan-, -´apa, ya son las 9:00 de la noche, está claro que ya no llegaron, cierra y a ver qué hacemos-, -no, Gnozin, es mi compromiso, yo aquí voy a estar por si llega alguien, a ver, acompáñame y si quieres de aquí nos vamos a cenar si quieres, -¡ay apá!-. Fueron muchas las veces que esta conversación se repitió durante los primeros dos años en los que el grupo se consolidaba y sólo una vez lo acompañé.
El día del cuarto aniversario de este compañero intencionalmente llegué tarde. No sabía cómo me iba a sentir. Desde que subí las escaleras de caracol la cabeza me empezó a dar vueltas en el mismo sentido del espiral que recorría hacia arriba. Abrí la puerta. El espacio estaba lleno a reventar. Ahí estaban los sillones de piel que con tanto amor mi padre había escogido en Guadalajara para su nuevo grupo. Me trajo de arriba para abajo explorando muchas mueblerías. En cada una iniciaba la misma rutina. Las mismas preguntas. Se sentaba y los sentía. Quiero unos sillones que sean muy cómodos, como pa´ que den ganas de volver al siguiente día-, mi papá le decía al vendedor. En verdad que le puso mucho amor. Entonces, ese día estaba lleno el grupo. A mi apá le hubiera dado mucho gusto coordinar esa junta. En la pared del fondo está su retrato. Bill W., el doctor Bob y Genaro Navarro sonriente. Las tres fotos enmarcando la oración de la serenidad y la de la responsabilidad. Me pasaron a dar unas palabras que no pude dar. Reventé en llanto de alegría, conmoción y melancolía. Concretamente no recuerdo bien las ideas articuladas. Estaba ahogado en llanto y las palabras se me entrecortaban. Le pedí disculpas al festejado y a los asistentes por entorpecer su fiesta con mis lágrimas. Levanté la mirada nomás para darme cuenta que todos estábamos chillando. Los Alcohólicos Anónimos estuvieron ahí durante la agonía de mi padre. Yo conozco la hermandad de los grupos. Sé lo que se siente, rezas un Padre Nuestro en todos los idiomas abrazado de 70 mil personas en un estadio, y he vivido ese tipo de amor del que habló Erich Fromm cuando dijo "Empezamos a amar no cuando encontramos una persona perfecta, sino cuando aprendemos a ver perfectamente a una persona imperfecta". Porque me lo enseñó mi padre con el ejemplo.
Hoy me acompañarán compañeros de A.A. al programa de Radioweb en punto de las 14:00 horas y también a la Sobremesa Café. No habrá cuotas, será información acerca del programa. Si quieres invitar a alguien que creas puede tener problemas con la bebida, solo invítale un café al Bistro Miró, el reto, déjalo por nuestra cuenta. Te espero. Quedo con Dios y contigo: yosoy@gnozin.com