"Sobremesa"
Gnozin Navarro
"Una colección de bellas máximas es un tesoro
más apreciable que las riquezas".
Isócrates
PAN NUESTRO DE CADA DIA
Eres adulto y te encuentras en las mismas de siempre. Sin grandes alegrías ni profundos pesares. Las cosas más o menos marchan según tus costumbres y así, hoy te encuentras rodeado de gente que, de una u otra manera, piensa como tú, aprecia las mismas cosas que tú, aspiran a vacacionar en los mismos lugares y que tus hijos y los de ellos asistan a las mismas escuelas.
¿Cómo llegaron a configurarse las cosas hasta el punto en el que hoy se encuentran? ¿Tuvimos opciones? ¿Pudimos verlas en su momento como tales? ¿Las tomamos de la mejor manera?
Mucho se dice que el individuo siempre opta por su mejor opción según sus capacidades, condiciones y posiciones de todas las variables en cuestión. ¿Es esto necesariamente cierto? También se dice que tenemos libre albedrío, es decir, la libertad para elegir entre las opciones que tienes a la mano pero
¿qué pasa con aquellas opciones que están a la mano y no percibes como tales?
Durante tu infancia te dijeron que no lo hicieras. Te advirtieron que no lo agarraras. Te dieron las grandes enseñanzas de la vida en forma de cuentos y mitologías cargados de miedo para aquietar tus impulsos exploradores. De grande te dicen que puedes lograr todo lo que te propones. Que trasciendas tus límites. Qué veas mas allá
¿en qué momento ocurre esa transición?
Naciste vulnerable y dependiente. Tu sobrevivencia estuvo supeditada a las condiciones de vida que los adultos te imponían. Tuviste que ser lo suficientemente flexible para adaptar tu naturaleza y funcionar en un medio que suprimía tu esencia. Todo esto es ya de por sí el despliegue de una inmensa capacidad, sin embargo, el aprendizaje es fuerte y resistente. Las costumbres con las que vamos amansando nuestras angustias también aletargan nuestras capacidades y disminuyen nuestras vidas.
¿Qué hacer? Entonces vienen a mi mente las palabras de Jesucristo: "sed como niños" y pienso en mis hijos. ¿Qué puedo aprender de ellos? ¿Cuáles son esos atributos esenciales que tanto agradan a los altos mandos celestiales?
A veces veo las cosas muy claras y pienso que todo intento debemos de hacerlo con la misma fe y optimismo que lo hicimos cuando aprendíamos a caminar. Sin ansiedad ni miedo. Sin excusas ni preocupaciones e incluso, sin apego al resultado. Existe, eso sí, claridad de objetivo y determinación, sólo que no hay angustia ni sufrimiento. No hay murmuraciones. Inmerso en la circunstancia supiste intentarlo una y otra vez hasta dejar de caer. ¿Por qué no volver a ser así?¿Por qué no intentarlo, calibrar el resultado, cotejarlo con la meta, hacer las adaptaciones necesarias y volver a intentarlo hasta dejarnos de caer?
De esto hablaremos en la Sobremesa del día de hoy en el Bistro Miró, en punto de las 19:30 horas.
Quedo con Dios y contigo: yosoy@gnozin.com