"Tras el fantasma de su padre, Gilberto Owen"
Dentro de ti, la casa, sus palmeras, su playa,
el mal agüero de los pavos reales,
jaibas bibliopiratas que amueblan sus guaridas con mis versos,
y al fondo el amarillo amargo mar de Mazatlán
por el que soplan ráfagas de nombres.
Más si gritan el mío responden muchos rostros que yo no conocía
o que borró una esponja calada de minutos,
como el de ese párvulo que esta noche se siente solo e íntimo
y que suele llorar ante el retrato
de un gambusino rubio que se quemó en rosales de sangre al mediodía.
(Fragmento poema Al Espejo de Gilberto Owen).
La poeta Julieta Montero dirige junto a su esposo Filiberto Cañedo el Colegio Gilberto Owen, nombre que ella escogió para la institución por la admiración que, desde que formó parte del taller literario Inés Arredondo a mediados de los 80, siempre le ha provocado la obra literaria del vate nacido en El Rosario .
Frente a esa admiración y ese amor de la Montero por Owen, el hijo natural de un gambusino irlandés y una mujer indígena, encuentra la indiferencia de los hijos biológicos de una de las glorias de la poesía mexicana.
Guillermo y Victoria Owen, acompañados de 12 integrantes de su familia han venido a Mazatlán a petición de Claudia, la hija de Guillermo.
El chofer que los trae se retrasa de la comitiva y le comenta a Julieta: "Oiga maestra ¡qué bonito! ¿verdad? que hayan venido todos". Pero fue por darle gusto a la muchacha, porque es que tiene cáncer, y ella les dijo: "quiero que todos vengan porque no me quiero morir sin ver que mi papá reencuentre a su padre".
Entonces entendí varias cosas, pensó Julieta Montero. ¿Porqué hasta ahorita viene la familia acá, después de tantos años? Te das tristemente cuenta de que para ellos ha sido un fantasma, como lo fue para nosotros.
Owen vivió eternamente enamorado de Clementina Otero, una famosa actriz de teatro amiga de Tina Modotti y Frida Khalo que era mucho mayor que él; y no de la madre de sus hijos, una millonaria colombiana.
"Fue un matrimonio que rompió rápidamente siendo ellos unos niños. Tenían 6 o 7 años cuando se separaron sus papás. Guillermo tenía 15 años cuando muere Owen en 1956" dice Julieta, "les pregunté ¿dónde estaban ustedes cuando se enteraron de la muerte de su padre?; estábamos estudiando en Suiza en un internado cuando nos llega la noticia, no era fácil viajar en ese tiempo, no pudimos venir.
"Ellos eran su única familia, Owen no tuvo hermanos, ni primos, ni más gente, solo su esposa y sus dos hijos, que lo único que recuerdan es que viajaban con él cada año a Europa o a Estados Unidos. ¿Cuál es la imagen que tienen de él? les dije; Victoria respondió, me decía Vicky de cariño y era muy consentidor.
Y dice Julieta que se vio tentada a preguntarles por qué cuando crecieron y se formaron nunca buscaron en dónde había quedado su padre; pero antes Vicky le dijo, fuimos a ver la tumba de mi papá, está en un cementerio de Filadelfia. El poeta murió de cirrosis a causa de su vida bohemia.
La visita de los descendientes del poeta fue para Julieta una real sorpresa.
Y nos cuenta que después de la ceremonia de fin de cursos de su escuela quedó agotada y luego de comer se fue a recostar.
"Eran como las cuatro de la tarde cuando tocan a la puerta y baja a abrir mi esposo. Luego sube y con cara de asombro me dice: levántate ahí está abajo la familia de Owen.
"Dije yo, el Fili está alucinando, de cuál se fumó", -comenta en broma- "y todavía ingenua pensé que como en el discurso ante los padres y alumnos del colegio les había dicho: somos la gran familia Owen; que algunos de ellos habían regresado. Al bajar la escalera veo la sala llena de gente. Ellos eran para mí personajes nominales, sabía sus nombres, pero hasta ahí.
El recibir la visita de la familia de Owen fue algo como un regalo divino, algo que dices tú, ya me iré a morir o qué me irá a pasar, fue algo como cuando culminas una etapa de tu vida.
Y continúa, que nadie sabía que estaban aquí en Mazatlán, que vinieron de incógnito. Los esfuerzos por encontrarlos habían sido muchos. Vicente Quirarte, el estudioso de Owen ya había tenido contacto con ellos, pues no ha hecho otra cosa, ha viajado a Bogotá para buscarlos, a El Rosario para saber más, y hasta ahora el acercamiento con su familia solo había sido por teléfono. El que hayan venido todos juntos, fue algo maravilloso, dice la Montero.
¿Qué te platicaron?
-Eso fue lo más rico, platicar con ellos, me dijeron que había sido idea de la nieta, Claudia Owen que le dijo a su padre Guillermo, -por cierto nominado para obtener el Premio Nobel en su especialidad, ya que es físico matemático-, vamos a Mazatlán para que sepas donde nació tu padre, para que te des cuenta de quién realmente era. Él venía cumpliendo 70 años y todos idearon que lo festejara en la tierra de su papá, que conociera su historia, porque para ellos no fue nadie, realmente.
¿Te desilusiona eso? ¿Perdiste algún sueño?
-Al principio dije, ¡qué gachos! pero al día siguiente, ya digiriéndolo, no podía ser de otra manera. De momento como que dices: ¿cómo es que yo se más de su padre que ellos?. Les dije, he escrito su nombre miles de veces y simplemente durante el día, al contestar el teléfono, Colegio Gilberto Owen, lo menciono otro montón. Mis poemas son danza pura...aún no tiene voz en mi boca las cosas del mundo...cita un fragmento de un poema de Owen y luego nos dice: aquí en el colegio le hacemos su homenaje en cada aniversario.
-En realidad ellos vinieron a conocer a su papá y se fueron asombrados, ¡asombradísimos!. Sentí que posiblemente heredaron el rencor de la madre, conociendo su vida atrás, no se esperaba menos.
-La nuera, Mercedes, es doctora en letras, cuando ella viene acá me dice, oye Julieta, me dijeron que una poeta tenía el nombre, pero entonces, ¿eres tú?. Sabían de mí. ¿Eres tú la que escribe?
-Y me platicó que acababa de terminar su doctorado en letras francesas, y que se había dado la arrepentida de su vida, porque hasta hace tres años escasos atrás, comenzaron a llegarles a ellos noticias del revuelo que Gilberto Owen es en México, empezó a pedir su obra y la leyó. Si yo he sabido eso, yo hago mi doctorado sobre mi suegro, ¡que desperdicio tan grande!. Ahora lo entiendo, ¡estoy fascinada!, me dijo.
Hay unas cartas a Clementina Otero que después se publicaron y acaban de salir. ¡Son una hermosura! una edición romántica bellísima que hizo Jaime Labastida, les comenté y ahí me paré, por respeto, no sabía como lo iban a tomar.
-Me dice María Mercedes, ¿las de Clementina Otero? ¡que amor sintió por ella, maravilloso!
-Se llevó mi e:mail, estamos en contacto, hablamos el mismo idioma y nos pusimos de acuerdo en que lo que yo encuentre se lo mande y lo que ella encuentre y se publique me lo mande. Ella piensa escribir mucho sobre su suegro y darle difusión. Por lo que estuvimos platicando es una gran conocedora de lo que es la literatura.
-Hablaba con entusiasmo y luego se mesuraba, percibí en varias ocasiones que cuando empezaba a hablar de Literatura y de Owen en sí, la cuñada le echaba unos ojos como diciéndole, pero nosotros somos los hijos, los protagonistas, y entonces Mercedes se quedaba callada.
¿Y el físico matemático que decía?
-Nada, él es muy observador. Todos hablan en español, los hijos y los nietos con el acento gringo, pero él hablando muy poco. Cuando les platiqué que Guillermo Sheridan es otro de los estudiosos junto a Vicente Quirarte de la obra de Owen, me dijo ¡ah sí, también él me ha hablado alguna vez! Como que no se siente con derecho a nada.
-Les enseñé todos los libros y lo que se ha publicado sobre Owen y también todo el colegio, parecían japoneses tomando fotos a cualquier detallito. La nieta era la que andaba tomando fotos por todos lados, era una exageración.
Jamás esperaron encontrarse con que el nombre de su padre fuera tan importante en Sinaloa y en México. Los acompañé a El Rosario y firmaron el convenio autorizando para que se trasladen los restos de Owen desde Filadelfia y para que se construya un monumento.
¿Van a regresar entonces?
Quién sabe, a lo mejor Victoria. Ella dijo que si podían, con mucho gusto estaban aquí. Es una lectora tremenda, vive en Nueva York, pero nunca ha escrito nada.
Guillermo es un científico e intelectual de primera, nominado al premio Nobel de Físico Matemático escribe mucho acerca de eso, pero nada de poesía. ¿Viste la película Mente Brillante? has de cuenta, hasta el pelo similar. Vive en California.
¿Qué trámites se han hecho para traer los restos de Owen a El Rosario?
-Ninguno, acaban de conseguir la autorización para hacerlo y el Ayuntamiento tendrá que pagar todo. Soy invitada a las mesas redondas, a los coloquios y todo lo que se dé alrededor de eso.
Julieta, aún ahora, ¿sigue siendo un misterio Gilberto Owen?
Sí, es totalmente un misterio
¿Quien es Julieta Montero?
-Yo descubrí a Owen en el taller Inés Arredondo que formamos en 1986 Nino Gallegos, Juan José Rodríguez y otros dos además de mí. Entonces era muy academicista con toda la tendencia universitaria -es egresada de la Universidad Autónoma de Guadalajara como Licenciada en Letras Hispanas- y la verdad en el mundo eran otras las cosas que se daban. Nino me dice: empieza a escribir realmente lo que tú sientes, lo que eres, sé mas visceral, saca todo. Es cuando sale Gramática de la piel, un poema amoroso ciento por ciento erótico y fue un caos, que si lo lee mi madre se vuelve a morir. Que van a excomulgar a la Montero por estar escribiendo cosas tan íntimas, se decía. En Mazatlán fue un escándalo, pero fue premio de poesía Gilberto Owen en El Rosario, con un jurado de primera. Al año siguiente escribo Surcos del ayer, que es la obra dedicada a mis padres porque el ambiente campirano fue parte de mi infancia y que habla todo de las haciendas, con una colección de pinturas de Aviña. También viene siendo premio Gilberto Owen en El Rosario con Elba Macías como jurado, esposa del mejor cuentista que tiene México. La poesía me ha dado bonitas satisfacciones, pero me quitaba dinero. Ya teníamos familia y no iba a estar toda la vida viviendo de una utopía, creyendo que el mundo es rosa y todo esta pasando alrededor. Decidí que tenía que ver de qué manera formar a mis hijos y fundé el colegio. De eso hace ya 18 años.
Tras el fantasma de su padre
Familiares del poeta vienen para conocer a su padre y se regresan asombrados, comenta Julieta Montero, profesionista en Letras Hispanas
"Jamás esperaron encontrarse con que el nombre de su padre fuera tan importante en Sinaloa y en México. Los acompañé a El Rosario y firmaron el convenio autorizando para que se trasladen los restos de Owen desde Filadelfia y para que se construya un monumento"
"La poesía me ha dado bonitas satisfacciones, pero me quitaba dinero. Ya teníamos familia y no iba a estar toda la vida viviendo de una utopía... Decidí que tenía que ver de qué manera formar a mis hijos y fundé el colegio. De eso hace ya 18 años"