"José Luis Ramírez: Después de la gloria"

"El ex campeón mundial trabaja de carrocero y chofer, pero asegura que le bastan sus recuerdos"
07/11/2015 13:30

    Ricardo González

    Las viejas manos tocan el cinturón y tratan de reconocerlo. Es el verde y oro que entrega el Consejo Mundial de Boxeo a los Campeones Mundiales, y esas mismas manos lo ganaron sobre el ring por primera vez hace ya 25 años frente al boricua Edwin Rosario en San Juan, Puerto Rico. Una de tantas noches heroicas.
    José Luis Ramírez, sonorense de nacimiento y sinaloense de adopción, forjó a lo largo de 17 años una de las carreras más brillantes de la historia del boxeo. Se retiró en 1990 con marca de 102-9 y 82 nocauts en 111 peleas profesionales, y cuenta entre sus rivales a Rubén "Púas" Olivares, Pernell Whitaker, Héctor "Macho" Camacho, Julio César Chávez y Alexis Argüello, por citar a algunos.

    Los inicios del campeón

    Ahora, y un día después de ser entronizado al Salón de la Fama del Deporte Municipal en Culiacán, el ex campeón del mundo recuerda, con sus manos sobre el cinturón que su amigo y médico personal Juan Martínez conserva a pesar del paso de los años, cómo empezó y terminó la aventura.
    "Yo llegué a Culiacán a los 15 años, iba a Guadalajara pero me dejó el tráiler, y aquí me quedé. Mi 'zurdo' (Ramón Félix) ya me conocía y me dijo que me quedara y fue cuando conocí a Rodolfo Chávez, al Julio; a muchos amigos. Él habló con mi otro manager y pues me quedé con él", recordó.
    La sociedad traería frutos. El reconocido manager Ramón Félix pulió el talento innato de Ramírez para convertirlo en uno de los mejores peleadores del mundo. José Luis Ramírez se enfrentó a los mejores, pero su época más brillante estuvo opacada por el fulgor de otra estrella, la de su compadre Julio César Chávez.
    "Son cosas que pasan, también en los pesos gallos estaban Rubén Olivares, Rafael Herrera, Rodolfo Martínez y ellos estaban al mismo tiempo y en el mismo peso; incluso tuvieron que pelear entre ellos porque así son las cosas, así me tocó con Julio", comentó el ex campeón.
    El destino, empeñado siempre en unirlos, los enfrentó en 1988 en una contienda de unificación cuando José Luis era el campeón Ligero del CMB y Julio César reinaba en plenitud por la AMB.
    "Cuando yo me enfrenté a Julio fue un asunto de los promotores. Yo me fui a Europa y me dieron la pelea por el campeonato y lo gané en la segunda oportunidad porque antes había perdido con el 'Chapo' (Edwin Rosario) y pues se arregló después la pelea con Julio, porque él era el número uno", explicó.
    "Julio ya era Campeón, tenía muy buen récord y entonces se hizo la pelea. Fue una noche muy difícil, nos dimos varios golpes muy duros pero hubo un choque de cabezas y como el llevaba la ventaja por los puntos le dieron le dieron el triunfo".
    Fue una de las últimas peleas de su carrera. Ramírez había dejado atrás sus mejores combates y después de perder ante Pernell Whitaker en una revancha (Ramírez le había ganado el campeonato mundial en 1988 en Francia) y otra ante Juan Martín "Látigo" Coggi en un intento por recuperar la corona mundial, el "Zurdo" decidió colgar los guantes.

    Fuera del boxeo

    Pero afuera del ring, de su elemento. El gran campeón se sintió confundido.
    "Yo duré 17 años peleando y cuando decidí retirarme me pregunté ¿qué voy a hacer ahora?, ¿a qué me voy a dedicar?, es difícil porque no sabes hacer otra cosa", admitió.
    A pesar de ser una de las más grandes figuras en la historia del boxeo mexicano, Ramírez vive alejado de los reflectores y de los gimnasios. Regresó a natal Huatabampo, como tantas veces dijo que lo haría y vive como cualquier mortal.
    "Casi no salgo de Huatabampo, estoy feliz ahí. Yo le decía a mi "Zurdo": el día que me retire voy a vivir en Huatabampo, porque para mí es la ciudad más grande del mundo", dice orgulloso. "Yo no lo cambio por París, por Los Ángeles, por Nueva York; y yo estuve en todas esas partes. Pero ahí estoy muy a gusto, todo está cerca, hay pescado nuevecito, carne nuevecita, lo que sea encuentras", añadió, con una humildad que aturde. 


    OTRAS FACETAS
    No será entrenador

    Decidió no ser entrenador, y se ha alejado del deporte que le dio fama y gloria. Hoy su vida es muy distinta.
    "No me gusta eso de entrenar. Me enojo con los muchachos muy rápido, no sirvo para eso. Pero tengo muchos amigos y les ayudo a ellos. Hago trabajos de carrocería, o a veces ando de chofer también. El cinturón de Campeón lo regalé, no me sirve de nada, son cosas nada más. Yo tengo las fotos, yo sé que lo gané...y tengo mis recuerdos".
    Y el boxeo, sin duda, conservará el suyo por siempre.