"Preparado para todo: Guadalupe Rubio"

"Nunca mostró síntomas de algún malestar físico, mucho menos de tipo cardiaco"
06/11/2015

    Rogerio Valdez

    Guadalupe Rubio, mejor conocido en el medio boxístico como "El Cholo", es el entrenador de Luis "Tino" Lugo, quien sigue hospitalizado luego de la pelea del viernes por la noche en el gimnasio Revolución, desde aquel momento no se ha separado del hospital del Seguro Social en espera de buenas noticias sobre la recuperación de su pupilo, pero lamentablemente, éstas no han llegado.
    Con los ojos enrojecidos por la falta de sueño y un rostro que delata impotencia por no poder hacer nada más que esperar a que los doctores crucen las puertas de la sala de urgencias y den el parte médico que indique el estado de salud de joven púgil.
    Guadalupe recuerda que el "Tino", al finalizar el cuarto capítulo regresó por su propio pie a su esquina, y justo cuando el anunciador oficial mencionó a Luis Lugo como ganador, trataron de levantarlo, pero no pudo.
    "Nosotros tratamos de levantarlo, pero ya no se pudo poner de pie, sus piernas ya no respondieron, yo mentiría si te dijera a ciencia cierta si se enteró de que ganó, sólo susurró, 'me duele la cabeza'. Y esas fueron sus últimas palabras antes de caer en coma".
    Con el rostro visiblemente preocupado, "El Cholo" menciona que su dirigido nunca manifestó o se quejó de algún dolor corporal, mucho menos en la cabeza.
    "Nosotros somos boxeadores retirados, ¡imagínate! de haberme dicho algo, yo hubiese sido el primero en oponerme para que ese muchacho se subiera al ring".
    Durante la conversación, el manejador extrae de sus recuerdos los momentos previos al día de combate y con una ligera sonrisa expresa que Luis lo invitó a cenar y fue ahí, comiendo unos mariscos, cuando el "Tino" le expresó todas las ganas de debutar y de ganar, objetivo que cumplió, pero que al parecer no se enteró.
    Lupe guarda silencio por unos segundos y recapacita, mira hacia el interior del nosocomio y comenta: "Para mí, él no era como mi pupilo, era un compañero, un amigo".
    La relación había trascendido la línea de maestro-alumno, a tal grado que el joven boxeador le pidió autorización para poder mantener una relación con Magui, su hija; vuelve a sonreír y acota: "Estoy tranquilo y muy triste, como entrenador o manejador es una situación muy difícil, es algo que no te esperas, muy duro, pero estoy tranquilo, yo siento que en lo que a mí me compete y en cuestión de preparación hice lo mejor". 

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