Rehabilitación muscular (2 de 2)

MEDICINA DEL DEPORTE

    Amigo lector de Noroeste, la seguridad de nuestro organismo es fundamental, pero este cuidado depende 100% de usted, porque el cuerpo le “habla”, pero si no es escuchado el sigue, llegado el momento va a “reventar”, y es cuando vienen expresiones sin razón como “el si hubiera”, pero todo debe ser en su tiempo, ya que esto depende del éxito en cualquier ámbito en la vida.

    Recordemos que el músculo es una estructura que en conjunto con otros factores (SNC, circulación sanguínea, etcétera) se encarga del movimiento (motor), claro con la producción de energía, esta generada por el consumo de nutrientes y su posterior digestión. Esto hace que los seres vivos, entre estos el hombre, siempre esté en movimiento, porque “lo que no se mueve se echa a perder y lo que se mueve de más también”, de ahí que si se somete a un entrenamiento busque personas preparadas y no personas animadas.

    El trabajo muscular se clasifica de dos maneras, una es el ejercicio isotónico o dinámico, este se caracteriza por ser repetitivo, rítmico, con acortamiento muscular y movimientos amplios. Entre los que se tiene: la caminata, trote, la natación, la carrera, etcétera. Estos normalmente son de tipo aeróbico.

    Dos, el ejercicio isométrico o estático, estos son los desarrollados por una contracción sostenida contra una resistencia fija. Ejemplo de estos se tiene la halterofilia y la carreras de velocidad. El músculo para su actividad se compone de dos tipos de fibras, y una tercera conocida como fibra intermedia. Las fibras de tipo uno o fibra de “trabajo lento” se caracterizan por una alta capacidad oxidativa y baja capacidad glucolítica con un alto contenido lipídico y mitocondrial.

    Requiere de un “alto” flujo sanguíneo durante la actividad muscular y un mayor radio capilar. Esta fibra tiene un metabolismo aeróbico primordialmente. El tipo dos, o fibra de “trabajo rápido no sostenido” se divide en dos subtipos: tipo 2b, caracterizado por una pobre capacidad oxidativa y una mayor capacidad glucolítica. Y tipo 2ª, cuyas características bioquímicas la sitúan en un punto intermedio entre el tipo 2b y el tipo 1, tienen un metabolismo anaeróbico primordialmente.

    Durante el entrenamiento (rehabilitación) se dan cambios a nivel muscular. Durante el reposo, las resistencias vasculares en los músculos estriados están elevadas. Esto es consecuencia de una vasoconstricción arteriorcapilar que parece ligada a la acción de noradrenalina sobre los alfareceptores de las paredes vasculares, todo esto se debe a un fenómeno de autorregulación local y se le denomina “tono basal”. Esta acción tiene una importancia vital, ya que si la contracción de estos vasos cesara espontáneamente las resistencias periféricas y la presión arterial descenderán peligrosamente, originándose hipotensión ortostática.

    Este fenómeno puede ser observado después de ejercicios intensos (acrobacias, etc.) o tras la toma de medicamentos vasodilatadores.

    Durante el ejercicio dinámico las modificaciones serán distintas según los músculos que trabajan, a nivel de los músculos que trabajan, se produce una importante vasodilatación, de modo que el flujo sanguíneo a esta zona puede aumentar hasta 15 veces con relación al reposo.

    Cuando se realiza ejercicio de tipo aeróbico o anaeróbico, el flujo sanguíneo a nivel de los diferentes órganos como el riñón, hígado, bazo, y sobre todo intestinal disminuye marcadamente con el esfuerzo, es por esto que los encargados de la rehabilitación o los de cultura física, al indicar cargas físicas en el entrenado deben de tomar en cuenta la digestión. Ya que el aumento de la resistencia y la disminución del volumen sanguíneo en estos órganos es proporcional al nivel de esfuerzo y a las necesidades metabólicas del músculo en movimiento.

    El ejercicio aumenta considerablemente la absorción de oxígeno y la eliminación de bióxido de carbono. Esto se realiza con aumento de la ventilación, existiendo una relación directa, en los sujetos normales, entre esta y el consumo de oxígeno.

    Recordemos que todo profesional de la actividad física debe conocer los riesgos de la misma, ya que una carga no adecuada se traducirá en lesión.

    La seguridad de nuestro organismo es fundamental, pero este cuidado depende 100% de usted, porque el cuerpo le “habla”, pero si no es escuchado el sigue, llegado el momento va a “reventar”.
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