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"'Bellas Artes es mi hogar'"

"La casa máxima de la cultura en México ofrecerá un homenaje al director concertador mazatleco Enrique Patrón de Rueda"
16/11/2015 10:33

    Enrique Patrón de Rueda se hizo director concertador especializado en ópera en Inglaterra e Italia, en los años 70; entre 1979 y 1982 terminó de formarse en un curso intensivo de tres años en que aprendió a manejar una casa de ópera, la más importante de México, el Palacio de Bellas Artes, de la que fue director de 1983 a 1986. 

    El domingo 28 de junio ese hogar que lo acunó entre sus paredes y techos cubiertos de porfido y cristales de tiffany, que a sangre y sudor le enseñó los sótanos y los minaretes del quehacer operístico, le hace un homenaje a su hijo, el hombre de ópera que terminó de gestarse en un palacio de mármol. 

    "Bellas Artes es mi casa, es donde yo me acabé de educar en el mundo de la ópera, en donde se dieron mis primeras oportunidades profesionales, tuve contacto y aprendí de ver y preguntar a grandes directores como Eduardo Mata, batutas extranjeras y mexicanos que heredaron las enseñanzas de algunos italianos que vinieron a montar la ópera de ese País; como una esponja absorbí todos esos conocimientos, por eso es mi casa ese teatro, es un recinto que es testigo del desarrollo y la formación de directores de escena, cantantes, bailarines", comentó.

    Inicia una aventura 

    "En 1979 empecé a trabajar como asistente V, que es al que le dicen 've y trae las partituras', 've y ensaya a tal cantante o el fragmento de esa partitura', fui ayudante de Rómulo Ramírez, que era el director general de la ópera en Bellas Artes, me dio la oportunidad de entender todos los entresijos del teatro y cómo se arman las temporadas de ópera y las funciones". 

    Se desempeñó en ese puesto de 1979 a 1982, al mismo tiempo dirigía ensayos, obras completas; en 1982, los miembros de la orquesta le pidieron a su jefe que lo nombraran director titular de la Órquesta de la Ópera de Bellas Artes. 

    "Desde que llegué en 1979 tuve la oportunidad de dirigir ópera, la primera fue "Elíxir de amor", siempre fui muy machetero y me aprendía las óperas completas desde que era estudiante; cuando llegué a México me sabía muchas, por eso cuando me preguntaban que si me animaba a dirigir alguna les decía que sí, a veces hasta yo me sorprendía de mi audacia", compartió. 

    "El director de orquesta Fernando Lozano era el titular de Música y Danza, eran los tiempos de Carmen Romano de López Portillo, él era muy cercano a ella, estaba en su mejor época la Filarmónica de la Ciudad de México, Lozano no tenía tiempo de hacer el ensayo general de 'Aída' y me pidió que lo ayudara, así conoció mi trabajo, a partir de ese momento me protegió y promovió". 

    Cuando aterrizó el avión en el que llegó de Inglaterra Patrón de Rueda, en 1979, ya lo esperaba un trabajo en Bellas Artes, se graduó en Londres con la dirección de la ópera del tríptico de Puccini, del que interpretó "Gianni Schicchi"; el director de escena fue Tito Gobi, que se expresó muy bien de su desempeño, un funcionario de Bellas Artes, Francisco Núñez, estuvo en el evento y escuchó a Gobi y recomendó a Patrón de Rueda para que ocupara el puesto vacante de auxiliar del director de la Ópera de Bellas Artes. 

    "Después de que dirigí el ensayo de 'Aída', la soprano Margarita Higareda, la me-zzosoprano Martha Félix y los miembros del coro pidieron que dirigiera la función de la siguiente ópera, fue 'Elíxir de amor' y con esa obra debuté en Bellas Artes, al público y la crítica les gustó y cada vez que un director no podía me invitaban a dirigir; algunas veces me programaban desde el principio de la temporada, eso sucedió frecuentemente, así fue durante tres años, cada dos meses dirigía una ópera: 'Sansón y Dalila', 'Tosca', 'Mignon', 'Madama Butterfly', entre otras. 'Tosca' fue un gran reto, me vine a Mazatlán y me encerré en el Hotel la Siesta una semana para aprendérmela bien, Fernando Lozano se convirtió en mi ángel de la guarda", comentó. 

    "Me tocó ver las despedidas históricas que le hicieron a Cristina Ortega, con el teatro desbordado a sus pies, ella fue una de las grandes sopranos mexicanas de los 60 y 70, junto con Margarita Higareda, Irma González y Gilda Cruz, que le dieron prestigio a México en el extranjero". 

    El director mazatleco, desde sus años de estudiante, soñó con traer la ópera a Sinaloa, el primer balbuceo de ese sueño se realizó en 1980, tenía todas las posibilidades de armar una función en Mazatlán con motivo de los Juegos Florales. 

    "Ese año fue el primer intento de ofrecer un espectáculo de ópera en Mazatlán, fue para los Juegos Florales, Raúl Rico siempre me acompañó en esa locura de querer traer ópera a Sinaloa, se lo propuse y se entusiasmó muchísimo con la idea, entre los dos lo armamos. Presentamos puros hight lights para que la gente empezara a gustarle el género operístico, vinieron algunos de los grandes de ese momento como Margarita Higareda, era muy ambicioso de nuestra parte, pero mira, ha rendido frutos".

    'Dame tu renuncia' 

    En 1982 cambió el gobierno, como es costumbre se pide la renuncia de todos los trabajadores de confianza, a Patrón de Rueda se la pidieron. 

    "Eduardo Mata entró como director de la Ópera de Bellas Artes, me pidieron mi renuncia, hablé con él y le pedí una oportunidad; él fue uno de los más grandes directores que ha tenido México, me pegué a él para aprender, me convertí en uno de sus mejores colaboradores y me quedé; al poco tiempo, en 1983, renunció y me ofrecieron el puesto a mí, estuve ahí hasta 1986, así me convertí en director de la Ópera de Bellas Artes". 

    Eduardo Mata creó una revolución en el Palacio de mármol, pisó muchos callos y por eso prefirió renunciar, pero alcanzó a marcar un camino, se integró al equipo de la ópera el director de teatro Juan Ibáñez, había una nueva generación de voces que estaban buscando un lugar y las puertas se estaban abriendo para la sangre nueva. 

    "Este es un País lleno de talento para el canto, yo le abrí las puertas de Bellas Artes a los jóvenes, estaba convencido de que los jóvenes iban a trabajar muy bien y les di la oportunidad. Los cantantes maduros se enojaron, esa misión la tenía que cumplir y lo logré, era mi obligación, a mí me dieron la oportunidad y tenía que hacer lo mismo por ellos", dijo. 

    "De ese movimiento nacieron "La Tamez", Encarnación Vázquez, Ramón Vargas, Fernando de la Mora, Rosendo Flores, Óscar Sámano, entre otros, que formaron una generación pujante que hoy son figuras de la ópera en México; le cambiamos el aspecto a los cantantes, ganamos un público inmenso, el teatro se empezó a llenar de gente joven, cambiamos el repertorio, fue una dinámica que entusiasmó a mucha gente y renovó el ambiente".

    'Juego Mágico' 

    En 1984 la Ópera de Bellas Artes estaba inmersa en una actividad refrescante y frenética: crear públicos nuevos, darle espacio a nuevos cantantes, y crearon "Juego Mágico", un espectáculo que hizo historia en su propósito de acercar por primera vez la ópera a mucha gente, se ofrecieron más de 120 funciones en todo el país y en diferentes teatros, escuelas y auditorios de la Ciudad de México. 

    "En 1984 hicimos 'Juego Mágico', originalmente era para los niños, pero a los adultos les encantó. Fue una idea del director de teatro Juan Ibáñez, lo había hecho para el teatro, nos reunimos, nos entendimos muy bien, hicimos equipo y le pusimos música y fragmentos de ópera, hicimos funciones en Bellas Artes, en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón de la UNAM, en el Teatro Metropólitan, gimnasios, escuelas; lo llevamos a Guanajauato, hicimos 40 funciones seguidas para las escuelas de primaria, la llevamos a San Antonio, en Estados Unidos, la trajimos a Sinaloa y con ella le dimos oportunidad a muchos cantantes jóvenes de abrirse camino a una carrera profesional", compartió.
    "Fue una época de efervescencia, Nacho Toscano y yo manejábamos la ópera, él era muy arriesgado y proponía muchos programas novedosos, yo era más conservador, me contagiaba con todos los proyectos que proponía. Montamos 'Salomé', obras de Stravinsky, 'Adriana Lecouvreur', 'Fidelio', en ese momento era un repertorio nuevo para Bellas Artes. 

    "Una de mis ideas era que funcionara como los teatros de ópera de Europa, con un larga lista de óperas en su repertorio y tres funciones por semana: por ejemplo, montamos el martes 'Tosca', el jueves 'Aída', el domingo 'Lucía de Lamermoor'; lo logramos por un tiempo, pero era casi imposible tener tres producciones de ópera en el teatro, no había lugar para guardar vestuario y escenografías, porque ademas de ópera, ese teatro le da servicio a la orquesta, al teatro, ballet, folclor y muchas otras cosas". 

    Llegaron a hacer 16 funciones seguidas de "Tosca" y llenarlas todas, en un año llegaron a hacer entre 10 y 12 títulos y 95 funciones. 

    "Hacíamos cuatro elencos para óperas como 'Tosca', de esa manera le dábamos oportunidad a más cantantes. La gente repetía funciones para ver los diferentes elencos, así es el público de ópera, cada función es una película llena de novedades. Eso lo hicimso durante un año y medio, además de giras por provincia: Guadalajara, San Luis Potosí, Zacatecas, eran lugares viables para trasladarnos en camiones desde la Ciudad de México, había que llevar todo: vestuario, orquesta, bailarines, luces, todo".

    Un 'Fitzgeraldo' sinaloense 

    Como un "Fitzgeraldo" sinaloense, Enrique Patrón de Rueda se propuso traer la ópera a Sinaloa, quería que la gente de su tierra viviera la riqueza emotiva de ese arte que le transformó la vida a él y que sabía que podía cambiarle la existencia a mucha gente, si se le daba la oportunidad de conocerla. 

    "Mi mayor logro ha sido traer la ópera a Sinaloa y Sonora, esa es un misión y una obligación que me impuse, no sabes cuánto he luchado para lograrlo, lo sigo haciendo desde todas las trincheras posibles, quiero que la gente tenga esa experiencia maravillosa de la música que le puede cambiar o hacer mejor la existencia a una persona. En Bellas Artes creo que la labor que recuerdo con más cariño es haber ayudado a formar una generación nueva de cantantes", expresó. 

    "A veces siento que estaba loco, era muchísimo trabajo, pero valió la pena. El público es el termómetro de un artista, necesitas sentir que están recibiendo tu mensaje, que se emocionan. Fue en 1987, cuando trajimos Raúl Rico y yo a la Filarmónica de Jalisco y a su coro, nos presentamos en la Plazuela República, ahí estuvieron Francisco y María Teresa Labastida, se emocionaron y pidieron que eso que había vivido la gente en esa plaza tenía que repetirse en todo Sinaloa, nació el Festival Cultural y con él muchas cosas más, por supuesto fue posible traer cada año la ópera a todo Sinaloa". 

    En 1986 salió de Bellas Artes, pero se abrieron otras posibilidades, gracias a eso pudo enfocarse en desarrollar ampliamente el Festival Cultural Sinaloa, que inició en 1987, y también arrancó su carrera internacional. 

    "Fue un trago amargo salir de Bellas Artes, pero se empezaron a abrir las puertas del extranjero y pude hacer una carrera internacional. El Teatro de Bellas Artes no se da abasto, hay demasiados eventos ahí, debería existir un teatro para la ópera que cada vez tiene más público, hace mucho que dejó de ser un arte elitista, convoca a las masas", dijo.
    "Los funcionarios públicos, los políticos, tienen que acercarse a los teatros y darse cuenta de su poder de transformación. El Gobierno de la Ciudad de México tendría que tomar la iniciativa para hacer ópera para las masas, hace falta personas con visión, con iniciativa".

    "La música es una profesión veleidosa porque hay muchos temperamentos, muchos egos involucrados, eso es complicado, mucha gente se dedica a destruir sin miramientos lo que hacen otros, como artista tienes que obedecer a tu instinto, a tu estómago, nunca le vas a dar gusto a todos y si te preocupas por eso, terminas por no hacer nada".

    Homenaje a Enrique Patrón de Rueda
    - El concierto se llevará a cabo el 28 de junio, en el Palacio de Bellas Artes, a las 17:00 horas.
    - El maestro va a dirigir la Orquesta Sinfónica de la Ópera de Bellas Artes, el coro y solistas que van a presentar:
    - El segundo acto de la ópera mexicana "Atzimba", de Ricardo Castro.
    - El segundo acto de "Sour Angélica", de Giacomo Puccini.
    - El tercer acto de "Sansón y Dalila", de Camille Sain-Saëns.

    EL ARTISTA
    Enrique Patrón de Rueda es considerado el mejor director de orquesta especializado en ópera de México, consolidó sus conocimientos de arte lírico en el London Opera Center, Royal Academy of Music, el Morley College y en Siena, Italia.
    Fue director titular de la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, Director de la Compañía Nacional de Ópera y director y fundador del Festival Cultural Sinaloa.
    Destaca su incansable compromiso con la formación y preparación de músicos y cantantes en Sinaloa y México, labor a la que está dedicado en cuerpo y alma así como en acercar la ópera a todo tipo de público.