Unas locas ideas
retuercen mi pensamiento,
son demonios que deliran
por querer salir a bofetear al mundo.
Ellos se acodan en la ventana de mis ojos
mirando hacia las calles que se pudren
entre gritos, no escuchados.
La memoria se revuelca en el calendario
de la violencia,
en la sangre que dejó de teñir bajo la tierra,
en el adiós que nunca se dijo,
en la mirada quebrada por la ausencia,
en el corazón vivo que palpita como muerto
por el sonido repetitivo de un gatillo.
Ellos quieren salir a bofetear al mundo
y les da miedo a que los callen:
hincados de rodillas y apuntándoles a la nuca,
que los avienten a fosa clandestina
en un lugar cualquiera,
solo por darle fuerza
y valentía a sus palabras.