"Cantan la vida de Ferrusquilla"
La música de cuerdas se conjugó con la nostalgia que dan 90 años de recuerdos, esos pasajes se alzaron en notas y su esencia se transmitió a los culiacanenses durante el espectáculo Échame a mí la culpa. Vida y obra de José Ángel Espinoza Ferrusquilla.
Al recibir el reconocimiento del Gobierno del estado, el cantautor choixense a manera de oración por los niños quemados de Sonora, recordó conmovido la canción que escribiera para sus dos hijas cuando tenían la edad de las pequeñas víctimas del siniestro.
Ya desde su asiento, el sinaloense no perdió detalle de su biografía hecha libreto por Roberto D'Amico, quien lo caracterizó en la escena al lado de Angélica Aragón, Doris y Cali Falcón, que dieron voz a una sensibilidad poética y musical.
Con notas dulces, suaves, el relato histórico recordó el origen de Ferrusquilla, del que él siempre se ha sentido orgulloso.
Su nacimiento en el pueblito de Choix, su madre Fredesvindia Aragón, y la recia presencia de su padre, don Buenaventura Espinoza.
"Hay días en que me siento mar y cielo en este país al que adoro, y así como en la tierra va penetrando la humedad, mi corazón ha sido terreno fértil para un cariño que me ha hecho falta como el azul al cielo", expresó D'Amico y enseguida se escuchó Cariño nuevo en voz de Doris.
"Quiero verte una vez más, y ya", cantó con sentir Aragón, recordando el Mazatlán de la juventud de su padre, para luego seguir echando atrás la memoria del cantautor sinaloense, recordando al tatita Maximiano, y su ternura hacia aquel pequeño.
Con El desconocido y Sufriendo a solas vinieron falsedades que hoy traiciones son, esta vez con la intervención de Cali Falcón.
Cuando te canses de llorar, Mejor pa'mí, pero sobre todo La ley del monte, motivaron a los escuchas y enmarcaron el viaje de Choix a Los Mochis tras la muerte del abuelo Maximiano y su madre Fredesvindia.
Pero su destino no estaba ahí. Ferrusquilla se fue a Mazatlán, donde encontró una madre adoptiva, Nicolasa Galindo, quien al irse a la Ciudad de México le recomendó que se guardara los 15 pesos que llevaba en el tobillo.
"Ya no son los polvorientos callejones de Los Mochis los que llenan los ojos de José Ángel, ahora son las grandes avenidas llenas de automóviles y los anuncios luminosos los que perturban sus nervios", relató D'Amico.
El muchacho Ferrusquilla vivió en cuartos de azotea, donde afinó oídos para escuchar serenatas de vecindad, recorrió barrios y extrajo la esencia de los necesitados.
La historias de letras como La ley del monte, Sin decirte adiós, Qué bueno que pudimos, que le grabara la española Rocío Jurado, enlazaron anécdotas como su incursión en la radio, en la XEW, donde se inicia como locutor de improviso, puesto que la prueba que hizo para ello la reprobó al no pronunciar correctamente un apellido alemán.
Aquel joven de cachetes redondos y rojos, que le habían hecho ganar el apodo de El Tomatito, fue mandadero en aquella estación, donde se olvidó de ser médico pero en poco tiempo se convirtió en locutor del programa infantil Fifirafas el Valeroso, en el papel del Capitán Ferrusquilla, al lado de su primera novia, Blanca Estela Pavón.
Este personaje le abrió la puerta al mundo del arte y le dio el sobrenombre que habría de ser mítico en la historia mexicana.
Era su homenaje y permaneció expectante cuando se oyeron las composiciones A los amigos que tengo, la primera que le grabaran, y fue Pedro Infante; El tiempo que te quede libre y Échame a mí la culpa, que esa noche fue cantada también en francés por su hija.
Manifiesta la pasión que a Ferrusquilla mantiene en pie: la música, si hay alguien a quien acusar por la nostalgia que en el teatro Pablo de Villavicencio se vivió, Échenme a mí la culpa.
HOY
El espectáculo 'Échame a mí la culpa... ' se presenta hoy en el Auditorio 27 de febrer, de Guamúchil.
MÚSICOS
Acompañan a los intérpretes los músicos Hebert Clavel, Lorenzo Lara, Francisco López e Ivonne.