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"Concierto"

"Conquista Tosca a los mazatlecos"

"Los cantantes Fabiana Bravo y José Luis Duval brillan en el montaje"

    Toda la maquinaria de la ópera Tosca se echó a andar el domingo en el Teatro Ángela Peralta para que la obra de Puccini conquistara a los mazatlecos con sus armas sonoras y pasiones humanas.
    Fue un evento histórico, por ser la primera vez que se presentaba esta ópera en Mazatlán, y a pesar de que no se pudo escenificar con vestuario y escenografía, el público la disfrutó al máximo en forma de concierto, donde los cantantes hicieron un sencillo trazo escénico.
    La artillería pesada se introdujo con fortuna en los oídos de los espectadores. La soprano Fabiana Bravo no sólo cautivó con su precisión musical en cada nota, su volumen impresionó, pero lo que envolvió emotivamente al público fue su entrega.
    Bravo dejó que la pasión se apoderara de ella y se posesionó del personaje, entregándole así al público una interpretación memorable.
    Fue la mujer amorosa del primer acto, la que deja que la vida le sonría, la que se estremece con la experiencia de una mirada y una caricia del ser amado.
    Fue la mujer digna, llena de valentía, que se enfrenta al malvado Barón Scarpia y se mantiene incólume ante su cinismo; fue la mujer ilusionada, ingenua, que piensa que sobrevivirá a su amante.
    Todo eso lo expresó Bravo en el lenguaje de los sonidos, que hicieron que el público viviera el drama de la vida en un instante que duró tres horas.
    José Luis Duval interpretó el papel del pintor Cavaradossi. Él estuvo a la altura de Bravo y se dejó llevar por la pasión, además de que permitió que su voz fluyera sin limitaciones, para regalarle al público mazatleco una interpretación impecable y llena de la emoción de un hombre enamorado.
    Su actuación en el primer acto, en donde el amor es el elemento que conmueve, consiguió que las glándulas lacrimógenas de muchos de los asistentes trabajaran horas extras esa noche.
    El grito de Victoria, cuando en el tercer acto avisan que Napoleón llevará la justicia a Roma, cimbró el teatro y el sollozo que lanzó en el final de E lucevan le stelle, el aria estrella para el tenor de esta ópera, impactó los oídos que tuvieron el privilegio de escucharlo.
    El Barón Scarpia, interpretado por Guillermo Ruiz, cumplió, mientras que el Coro de la Ópera de Culiacán consiguió construir un momento especial con su interpretación de Tedeum, en el que Puccini, utilizando sólo notas musicales, crea un contraste entre lo divino, materializado en la música religiosa, y lo demoniaco, evidenciado a través de los planes para obligar a Tosca a que ceda a sus deseos lascivos.
    La batuta de Enrique Patrón de Rueda fue el acicate que espoleó a los músicos y a los cantantes, que seguían cada indicación del director concertador.
    Con su mirada, Patrón de Rueda estimulaba a los cantantes para que remarcaran una frase, para que se entregaran a una emoción; tranquilizaba además a los músicos, indicándoles que suavizaran un pasaje, para dejar que el cantante creara un momento emotivo que requería de una atmósfera etérea.
    Exigía también, con un impetuoso movimiento de brazos, que las trompetas tronaran para subrayar un momento heroico, como el salto suicida de Tosca.
    Al final, la ópera Tosca hizo su entrada triunfal en el puerto, conquistando así el corazón de los mazatlecos.


    HISTÓRICO
    Esta fue la primera vez que la ópera "Tosca" se presentó en Mazatlán, en los más de 150 años en que se han montado óperas en el puerto.

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