"Destacan las bondades de la pitaya"
CULIACÁN._ La Gran Fiesta de la Pitaya cumplió con su cometido, halagar a quienes disfrutan degustar del fruto ancestral desde hace años, y de presentarla ante las nuevas generaciones tanto en su fisonomía natural como a través de una atractiva variedad de platillos.
En la celebración hubo charlas en las que se hacía referencia a sus orígenes como el fruto preciado por los jesuitas y españoles, así como a sus variedades, suelos fértiles y propiedades.
Pero sin duda, la mayor atracción de los invitados fueron exquisiteces que los alumnos del Instituto de Ciencias Gastronómicas, a cargo su directora Delia Moraila y el chef Francisco Uribe, prepararon para la ocasión.
Mermelada, nieve de garrafa, empanadas, tamales, pan, pasteles, entre muchas otras delicias elaboradas con pitaya, disfrutaron los presentes a esta fiesta.
'El rojo dulce de la espina'
El tema de la pitaya es algo que Gilberto López Alanís, director del Archivo Histórico, viene trabajando de hace tiempo, a través de los pasajes de la historia sinaloense pendientes entre los que está el mestizaje cultural, y una de sus fuentes principales son los textos de los sacerdotes jesuitas de los siglos 16 y 17.
Eso narra en su folleto que tituló El rojo dulce de la espina, destacando el recorrido de los evangelizadores desde el río Mocorito hasta el Río Yaqui, documentos donde hablan de las costumbres y actitudes de los nativos de Sonora, Sinaloa y Baja California.
"En 1601 todavía existía la fiesta de la pitaya, que hoy ha desaparecido, sin embargo la fruta está presente, tiene su sustento donde la cactácea que le es propia manifiesta su ciclo productivo", leyó.
Fue el jesuita Martín Pérez quien constató esta fiesta de la pitaya y la relevancia de la fruta.
Mientras que el evangelizador Andrés Pérez decía que lo que más se gozaba y más se daba era la pitaya, árbol peregrino para Europa y peregrino entre los demás árboles del mundo.
El historiador describió lo preciado del fruto de quienes lo consideraban medicinal, dieta de los nativos de nuestra región, como los indios californianos.
"Hoy la pitaya sigue manifestando rotunda presencia, la parafernalia de la fiesta ha desaparecido, pero la fiesta se ha hecho íntima en los lugares donde existe", expresó
"La naturaleza la sigue ofreciendo, el comercio internacional la requiere y nosotros al estudiarla sabemos más de la identidad regional".
Sugirió al Isic proponer al Gobierno del estado una iniciativa para que el árbol de la pitaya y sus frutos sean considerados como parte de nuestra identidad y que anualmente donde abunda el fruto celebren la fiesta de la pitaya, además de que se le considere planta protegida.
Riqueza cultural y variedades
Sobre la Biología de la Pitaya y importancia ecológica habló el maestro en ciencias Roberto Fong Mendoza, quien destacó que el calor, humedad y aridez que agobian del clima, son precisamente las condiciones que propician la buena producción de la pitaya.
Sinaloa tiene 5 millones 800 mil hectáreas de trópico seco y semi desértico. Tenemos un 70 por ciento de déficit de lluvia, por lo que la falta de agua, el tipo de rocas volcánicas a las que se adapta la planta.
"Climas desérticos al norte de Sinaloa, Guasave, El Maviri, Topolobampo, entre otros".
Resaltó que además de las abejas, los murciélagos también contribuyen a la polonización de la planta.
El chef Francisco Uribe destacó a la pitaya como un fruto sinaloense olvidada, por lo que es poco el conocimiento desde cómo cortarla hasta su uso en la cocina, por lo que propone su promoción.
"Es producto número ocho exótico en el mundo".
Además de saborear su dulce sabor, no sólo en alimentos, sino también en bebidas, destacó que otro de sus usos era como tratamiento para el cabello.
La pitaya, dijo, es buena para el corazón, ayuda a las personas diabéticas y su agua puede servir contra el cansancio en los pies.
En su mensaje de bienvenida, María Luisa Miranda, directora del Instituto Sinaloense de Cultura señaló que la Pitaya no sólo tiene que ver con la aridez de la tierra, sino con el color, la gastronomía, el escudo e identidad local de Culiacán.
"La pitaya nos pertenece. Es patrimonio cultural del que debemos estar orgullosos todos los sinaloenses", destacó.
Agradeció a los jóvenes del Instituto que colaboraron en la realización de los platillos ofrecidos en la degustación.
Jaime Félix Pico, presidente del Conservatorio de Cultura Gastronómica Sinaloense, destacó que el consumo del fruto ícono de nuestro escudo, ocupó un lugar muy importante en la forma de vivir de nuestros antepasados, el cual se debe conservar.
"Es un producto apreciado a nivel nacional e internacional; es un producto gourmet; esto es para sentirnos orgullosos", resaltó.
DELICIAS CON PITAYA
Mermelada, nieve de garrafa, empanadas, tamales, pan, pasteles, son algunas de las recetas presentadas durante la degustación.
PROPIEDADES
Contiene zinc, hierro, potasio. Ayuda a fortalecer el corazón, a las personas diabéticas y su agua puede servir contra el cansancio en los pies. También ha sido usada para hacer geles para el cabello.
67 variedades de pitaya se conocen en Sinaloa.
ESPECIES
Algunas son stenocereus kerberi, martinezi, nopalea, thurberi y quevedonis.
"Hoy la pitaya sigue manifestando rotunda presencia, la parafernalia de la fiesta ha desaparecido, pero la fiesta se ha hecho íntima en los lugares donde existe".
Gilberto López Alanís
Historiador