"Diego Rivera regresa a Nueva York"
MÉXICO (UNIV)._ Hace 80 años, por estos días, Diego Rivera llegaba a Nueva York para emprender uno de los muchos proyectos que sacó adelante en 1931: la creación de cinco "murales portátiles", los primeros transportables que haría en su carrera, que junto con pinturas de paisajes y cactus, de montañas de Arizona y bosques tropicales, entre otras obras a caballete, completarían la primera exposición del mexicano en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.
El nuevo recinto había sido inaugurado dos años antes por el joven Alfred Barr, quien sólo tenía 27 cuando lo inició; Rivera respondía a la idea que Barr tenía para el MoMA, centro de la élite intelectual de un país que resentía los efectos de la Gran Depresión.
Al concebir la colección del museo, Barr decidió que tenían que estar ahí europeos como Paul Gauguin, Paul Cezanne, Vincent Van Gogh, los grandes de la escuela de París. Pero como punta de lanza de su proyecto puso el arte de Estados Unidos y de México.
Por eso a la primera exposición, con obras de Henri Matisse, le siguió la del mexicano.
"Eran los muralistas los únicos que hacían algo nuevo interesante, diferente, y de ellos, Rivera era el más famoso", cuenta en entrevista la doctora en Historia del Arte Susana Pliego.
Pero el problema era que los murales se hacían en sitios en los que se quedaban permanentemente; entonces, Diego hizo unos transportables.
"Le piden la exposición y luego le dicen '¿cómo hacemos para presentar la obra mural?' Hace, para la inauguración, cinco portátiles, y le piden pintar temas mexicanos en ellos", detalla la historiadora.
Al plantear la muestra, la dirección del museo le había solicitado fotos de sus murales; el mexicano envió imágenes de los que hizo en los edificios de la Secretaria de Educación Pública y del Palacio de Cortés, en Cuernavaca.
Dentro de la plástica de Diego Rivera, explica la historiadora, el logro más importante de estos murales de Nueva York es hacerlos transportables.
"A nivel visual son imágenes que ya había hecho en edificios mexicanos, entonces está como repitiendo. Tal vez no es el caso del Guerrero Indio, aunque puede llegar a ser parte del mural de Palacio Nacional. Son imágenes que ya había pintado, que tienen que ver con México; se ve que le dijeron que hiciera temas de historia, de lo típico mexicano, que era lo que los americanos querían ver".
La muestra, que según las reseñas fue un éxito, sólo se exhibió entre el 22 de diciembre de 1931 al 27 de enero de 1932. Sólo durante las primeras dos semanas, la muestra convocó a 31 mil 625 personas; hacia el cierre, el número alcanzó los 56 mil 519 asistentes.
Tras hacer los cinco murales, Zapata líder campesino, Guerrero indio, El levantamiento, Liberación del peón y Caña de azúcar , Diego planteó tres más, pero a diferencia de los primeros, en éstos se fijó como tema la ciudad de Nueva York, entonces pintó Fondos congelados, La energía eléctrica y Taladro neumático, todos de 1932.
Después del MoMA, la muestra fue a Filadelfia; luego, las obras se dispersaron. El museo neoyorquino conservó el Zapata..., una de sus obras emblemáticas, descrita en su catálogo como "réplica parte de un fresco que en 1930 Rivera había pintado en el Palacio de Cortés en Cuernavaca"; un mural donde resalta figura del revolucionario que viste de blanco, mismo color de su caballo.
"Los murales Liberación del peón y Caña de azúcar permanecen en el Museo de Arte de Filadelfia; los otros se tienen ubicados en colecciones privadas y de museos, el Dolores Olmedo, por ejemplo, conserva el de Fondos congelados , pero el caso del fresco Taladro neumático sigue siendo un misterio para curadores e investigadores; aunque se ha buscado por años, se desconoce dónde quedó después de que fue subastado por Sotheby's", dice Pliego.
Cinco de las ocho obras que Rivera hizo volverán a estar reunidas, 80 años después, en la muestra Diego Rivera: Murales para el Museo de Arte Moderno (Diego Rivera: Murals for The Museum of Modern Art) que se inaugura oficialmente el martes 8 de noviembre y que abre al público el domingo 13.