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Columna

Dios y el mar

EVANGELIZACIÓN, EDUCACIÓN Y CULTURA
16/12/2025 14:47

    Cercana y abierta, la obra del Creador, impregna el ser, invadiendo y dando forma a una personalidad galvanizada, el medio ambiente es el único escudo, el gesto es sincera expresión de un entorno natural, donde se convive entre alegrías y penas, victorias y derrotas; el drama en la lucha forma la unidad.

    Inmenso y dilatado, el vasto océano ofrece la visión de infinitud ante los ojos inquietos del ser humano, que con audacia se atreve a surcar su inmensurable superficie. El silencioso canto de la inmensidad entona la armonía de un misterio.

    Caso único en el universo conocido, hasta donde ha llegado nuestra aventura; cual liquida piel, cubre la mayor parte de la sólida corteza terrestre, llena de vibrante vida, para engendrarla y multiplicarla en su ignota profundidad: Cual libro abierto, narra en liquidas paginas, las historias perdidas en remotos ayeres, alimentando leyendas en el imaginativo ingenio del hombre, en la constante búsqueda de hazañas y aventuras.

    Navegando sobre su espacio inmenso, el hombre encuentra a una Divinidad, no en el modo convencional de la servil practicidad en la vida urbana, donde absorbidas por la eficacia del confort, se altera la sensibilidad del contacto directo, por un maquillado complejo urbano, convirtiendo al Divino Ser en un concepto difícil de explicar y más difícil de percibir, finalmente es un Dios a quien se utiliza y muy pocas veces se llega a sentir. Es en la hiriente agresividad de los elementos donde se da un encuentro directo con la creación, en su más natural estado; mar, sol, viento, elementos de una ininterrumpida constante; el rumor invade al espíritu, surgiendo la relación directa con el autor de todo lo creado: Dios ya no es el concepto fruto del análisis en la elucubración intelectual.

    El caer del sol sobre el purpurado horizonte, al límite de una móvil plataforma marina, el tedio invade al espíritu de los esforzados viajeros, mar y marineros, como un

    solo elemento, absorben una trascendente visión, surgida desde el asombroso misterio del destino humano, Dios se manifiesta mas allá de toda adversidad, su poder se hace presente, contrastando con la agudeza de las carencias; el mar-océano, inmenso desierto líquido, se convierte en el lugar donde esta Dios haciendo resonar aquellas palabras donde se narra el origen de todo lo creado: “En el principio creo Dios el cielo y la tierra, la tierra era caos y confusión y el Espíritu de Dios aleteaba sobre la superficie de la tierra”.

    ¡Bendiga, ilumine y proteja Dios a los hombres del mar y a sus familias!