Vivimos en un mundo donde experimentamos pérdidas emocionales y físicas desde que nacemos, lamentablemente estas son clasificadas, cuestionadas, y a veces hasta jerarquizadas por la sociedad. Pero una pérdida no reconocida por un grupo de personas, también puede ser una situación que implique dolor emocional, pero que no es vista por otros como una razón válida para estar de duelo.
En este artículo nos referiremos al duelo emocional se produce cuando ocurre una pérdida que no es validada o aceptada socialmente. Esto significa que el entorno no reconoce el derecho del doliente a sentir tristeza o a expresar su dolor, lo que puede hacer que el proceso sea más complejo y sobre todo se vive en solitario.
Kenneth Doka experto en tanatología, nos explica que existe toda una gran lista de pérdidas que la sociedad no respeta o no valida por lo general, y esto complica el buen desarrollo del duelo, ya que este dolor presenta invisibilidad social, la gente lo minimiza, ignora o desacredita la pérdida, por lo tanto no existe o es casi nulo el apoyo emocional de sus amistades, el doliente entiende que no puede expresar libremente su dolor.
Y ante la dificultad para elaborar el duelo socialmente, y al no poder compartirlo, puede volverse en un duelo crónico o complicado. Por lo general el doliente siente una alta carga de culpa o vergüenza: en muchos casos, llega el doliente a juzgarse fuertemente por lo que siente.
Las pérdidas no reconocidas principalmente son por citar algunas: La muerte de una ex pareja, amante o relación no oficial. Pérdidas no humanas. Muerte de una mascota significativa. Pérdidas invisibles, como la Infertilidad, el aborto espontáneo, pérdida de una función corporal. Sucesos sociales: Despido laboral, quiebra económica, migración forzada. Suicidio o sobre dosis. Muerte con estigma social o religioso.
Entre los efectos emocionales que pueden presentar las personas que viven un duelo de una pérdida no reconocida están los sentimientos de soledad, incomprensión y autoaislamiento, y un mayor riesgo de desarrollar un duelo complicado. Aparición de síntomas como ansiedad, insomnio, culpa o desarrollar hasta una depresión, y como resultado final una baja autoestima y confusión emocional.
En consulta tanatológica se debe de validar la experiencia del doliente, sin juicios. Escuchar con empatía activa sin minimizar la pérdida. Ofrecer rituales o prácticas simbólicas para permitir el cierre emocional. Fomentar la auto aceptación y la elaboración sana del duelo.
El duelo por pérdidas no reconocidas nos recuerda que toda pérdida significativa merece respeto y acompañamiento. Como sociedad y como profesionales, debemos abrir la mirada y el corazón a todas las formas de dolor, incluso aquellas que no entendemos o que nos incomodan.
“no hay pérdida pequeña si el corazón la sintió grande”
La sociedad no valida la pérdida “como puedes estar triste si tan solo era tu ex” o “pero tan solo era un perro”, se llega a sentir culpa y vergüenza por su dolor, ya que otros lo minimizan. No hay rituales sociales, como funerales, acompañamiento o luto visible, que ayuden a procesar la pérdida. La persona puede llegar a sentirse sola, e incomprendida o incluso rechazada si expresa su dolor,
Busca apoyo seguro con alguien que se identifique o te respete tu sentimiento de dolor, crea tu propio ritual de despedida y sobre todo evita compararte, cada persona responde diferente a las pérdidas.
“Ningún dolor necesita permiso para existir, lo que sientes es real y merece espacio para ser escuchado”.