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Columna

Duelo patológico

    En el año 2019 llegó a mi consultorio por primera vez una señora, que no paraba de llorar, tuve que esperar a que se tranquilizara para pedirle sus datos generales, y cuando le pregunté cuál era el motivo de su consulta, otra vez su llanto se desbordaba, intuí entonces que recientemente se le había muerto un hijo, pues era demasiado dolor de la pobre mujer, cuál fue mi sorpresa que me dice que su hijo murió hace 17 años...

    El pesar por la muerte de un ser querido es una experiencia que todos los seres humanos sienten. Sin embargo, no todos experimentan las mismas necesidades psicológicas ni tienen los mismos recursos personales y sociales disponibles. La muerte de una persona allegada es un factor muy estresante, pero muchas personas se muestran resistentes emocionalmente para superar este trance.

    Entre el 10 y el 20 por ciento de las personas afectadas por una pérdida pueden necesitar ayuda profesional. En estos casos el tratamiento debe darse de forma temprana para evitar la cronificación de los síntomas. Aliviar los síntomas depresivos y a reconstruir la autoestima y las creencias sobre las habilidades personales.

    La muerte de un ser querido es una experiencia amarga. El duelo es el conjunto de reacciones de tipo físico, emocional y social que se producen por el fallecimiento de una persona cercana y que pueden oscilar desde un sentimiento transitorio de tristeza hasta una sensación de desgarro y de desolación completa, que, en los casos más graves, puede durar años e incluso toda la vida.

    Duelo normal

    La tristeza -y la ansiedad en segundo lugar- es el sentimiento más común tras la muerte de un ser querido, junto con el temor a afrontar la soledad. A veces pueden aparecer también sentimientos de culpa, por no haber realizado todo lo posible para evitar el fallecimiento, por no haber hecho al difunto lo suficientemente feliz en vida o incluso por experimentar una sensación de alivio tras la muerte (especialmente, después de una enfermedad prolongada que ha requerido de una asistencia constante), las emociones negativas propias del duelo suelen disminuir hacia los seis meses de la pérdida.

    Duelo patológico

    El problema psicopatológico se plantea cuando la persona experimenta un sufrimiento insufrible, cuando se encuentra únicamente deprimida y cuando no cuenta con recursos psicológicos suficientes o sus estrategias de afrontamiento son erróneas. En estos casos el superviviente muestra una incapacidad para adaptarse a la nueva situación planteada tras la pérdida. Es entonces cuando la persona muestra un duelo patológico y necesita ayuda externa para salir adelante y readaptarse a la vida cotidiana.

    Cuando las reacciones emocionales son muy intensas e impiden el funcionamiento en la vida diaria, la duración de la reacción es anormalmente larga (dura más allá de un año) y aparecen síntomas inhabituales (por ejemplo, alucinaciones, referidas a visiones o voces del fallecido, ideas delirantes o pensamientos suicidas recurrentes).

    La pena de la muerte, es la intensificación del duelo hasta un punto en que la persona niega la pérdida, se siente desbordada, recurre a conductas desadaptativas o permanece en este estado, sin mostrar avances en el proceso de resolución del duelo.

    • Anclaje en los recuerdos y planteamiento de preguntas sin respuesta

    • Sentimientos de culpa

    • Emociones negativas de ira o de odio

    • Abandono del cuidado personal

    • Aislamiento social

    • Consumo excesivo de alcohol o drogas

    • Abuso de medicinas

    A nivel físico, pueden surgir alteraciones de la salud persistentes: trastornos del sueño y del apetito, fatiga, dolores musculares, conductas hipocondríacas, estreñimiento, cefaleas, etcétera, lo que les lleva a consultar a un tanatólogo.

    Afrontar el duelo es un proceso psicológico, porque la muerte forma parte de la vida. Resolver un duelo requiere un tratamiento tanatológico, en donde nos enfocaremos a los recursos psicológicos de la persona, el paso del tiempo, el apoyo familiar y social y la reanudación de la vida cotidiana, por lo general con esto suele ser suficiente para asimilar la pérdida y readaptarse a las nuevas circunstancias.

    Octavio Robledo L.

    Psicólogo clínico- Tanatólogo

    Fb tanatologo Octavio robledo

    Tel consultorio 669 230 59 11

    El pesar por la muerte de un ser querido es una experiencia que todos los seres humanos sienten. Sin embargo, no todos experimentan las mismas necesidades psicológicas ni tienen los mismos recursos personales y sociales disponibles. La muerte de una persona allegada es un factor muy estresante, pero muchas personas se muestran resistentes emocionalmente para superar este trance.
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