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"Arte"

"El arte de retratar la guerra"

"En el siglo XX los artistas no sólo abordaron el horror bélico, también fueron testigos y partícipes"
09/11/2015 12:37

    MÉXICO (UNIV)._ El arte ha sido testigo, registro y, en algunos momentos, espejo de la violencia y la guerra. En el siglo XX, de manera específica a partir de las guerras mundiales, artistas europeos expresaron el dolor, el miedo, la angustia del ser humano ante la guerra como metáfora del fin de la civilización.

    Otto Dix, Max Beckmann, Pablo Picasso, Marc Chagall, George Grosz y Ludwig Meidner, entre muchos otros, crearon algunas de las obras que representan esos sentimientos de miedo, venganza, dolor, pérdida y tragedia que la guerra dejó.

    Muchos de esos creadores no sólo produjeron sus grandes obras sino que además, en algunos casos, estuvieron en el frente de batalla, sirvieron como médicos, padecieron física o sicológicamente, o fueron enviados allí comisionados para hacer un registro de los hechos (poco después, la fotografía pasó a ser el medio por excelencia que dio cuenta de la barbarie). En México, Siqueiros, que –entre otros artistas del país- creó murales que recogen el drama causado por la II Guerra Mundial, estuvo en medio de la Guerra Civil Española como parte del Ejército Republicano.

    "La representación de la violencia como lo ajeno indeseable, como el fracaso de la civilización, es algo muy moderno, relativamente nuevo, y no habría sido fácil de reconocer para un espectador europeo medieval o americano anterior a la conquista. Antes hubo representaciones de la guerra, pero no eran pesimistas y apocalípticas como tienden a ser las imágenes que se asocian con la bomba de Hiroshima, con la destrucción de Dresde o con el 11 de septiembre. La icono grafía del apocalipsis urbano tiene sus orígenes en el siglo XIX", afirma el historiador del arte Renato González Mello, director del Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) de la UNAM.

    Los desastres de Goya

    Un siglo antes que los expresionistas alemanes, el artista español Francisco de Goya creó una serie de 82 grabados que dieron cuenta de las crueldades cometidas durante la Guerra de la Independencia Española. De entre 1808 y 1815, aproximadamente, datan los aguafuertes de Los desastres de la guerra.

    A partir de que el pintor atestiguó los asedios a la ciudad de Zaragoza, creó la serie y otras pinturas acerca del tema como Los fusilamientos del 3 de mayo. En vida del artista sólo se imprimieron dos juegos de Los desastres…; fue hasta 1863 que comenzaron a divulgarse y La serie ha sido vista como el antecedente de la fotografía de guerra. El escultor Juan Bordes, curador de una muestra que se presentó en Madrid en 2008, exalto el espíritu pacifista de este conjunto y consideró que el artista brindó "una visión dramática sobre la guerra al mostrar la inutilidad del sufrimiento".

    Para el escultor, con algunas estampas "Goya pretendió dar testimonio de los hechos, pero no fue un cronista más porque no hizo una crónica literal, sino que transformó y universalizó lo que vio para denunciar la guerra".

    "Los desastres de la guerra tienen una fortuna crítica relativamente reciente –explica Renato González Mello-. Desde la óptica del siglo XX (aunque estamos en el XXI, en cierta forma creo que seguimos en el XX) la obra de Goya tiene esta denuncia que es una especie de antiépica que agarra tópicos que están en la cultura clásica, en la descripción cuidadosa de las heridas, en el señalamiento puntual de los cadáveres. El cadáver del enemigo no era una imagen particularmente negativa, esta desnudez de los cadáveres va más allá del resultado de la guerra. La civilización se pierde porque hay una pérdida de los límites que marca el respeto a la integridad del otro. Hay en el señalamiento del cadáver algo narrativo, 'muestro lo que pasó'. Esto se vuelve usual en la cultura moderna".

    Herencia de la I Guerra

    En Otto Dix, 1891-1969, Eva Karcher cita al artista alemán: "Mirando cuadros antiguos he tenido la impresión de que falta por exponer una parte de la realidad: lo repulsivo. La guerra fue una cosa repulsiva, y pese a todo imponente, no podía perdérmela. Hay que haber visto a los hombres en ese estado voraginoso para saber algo sobre ellos."

    Nacido en 1891, Otto Dix fue uno de los pintores expresionistas que hizo algunas de las pinturas más dramáticas acerca de la guerra. En la I Guerra participó como voluntario y soldado.

    En su ensayo "Otto Dix, serie grafica sobre la guerra", el investigador Eduardo Báez Macías, también del IIE, afirmó que este artista en sus grabados lo que hizo fue "dibujar los aspectos repulsivos que el arte eludía. Sus escenas de heridos son, más allá de lo horripilante, repulsivas. El dolor que deforma los rostros hasta la mueca grotesca, cuerpos aplastados y calcinados y caballos destripados patas arriba. La vida entre alambradas, piojos y ratas. En el paroxismo del sufrimiento, se pierde todo vestigio humano y queda solamente la expresión atroz de la bestia herida".

    El investigador relata que Dix, desde sus días de combate pintó escenas de la guerra como trincheras, embudos de obuses, alambradas, luces crepusculares. Posteriormente pintó la realidad con toda su dureza.

    "No he pintado la guerra para evitarla –decía Dix-, la he pintado para execrarla".

    Expresando su oposición a la política en Alemania, Otto Dix creó el cuadro Tríptico de la guerra entre 1929 y 1932. Fue una pieza ejecutada en secreto; aunque no la única de Dix sobre el tema.

    La propia historia personal del artista siempre se vio afectada por las dos guerras mundiales. Báez Macías apuntó que el pintor fue "relegado por los nazis que le prohibieron incluso enseñar en la Academia de Dresde, sufrió las atrocidades de un interrogatorio bajo las sospechas de alguna supuesta relación con los autores del atentado contra el Führer en 1944. ".

    Hace un siglo exactamente, los pintores descubrían en sus obras el mundo de las ciudades. Pero la gran Guerra cambió todo. Duró cuatro años y provocó la muerte de más de 8 millones de seres humanos. Pintores de muchas nacionalidades fueron enviados al frente: Max Beckmann fue enfermero; Oskar Kokoschka participó en caballería y acabó gravemente herido; Georges Braque se alistó en el ejército francés en 1914 y también resultó herido de gravedad tres años después. La guerra provocó enfermedades físicas y mentales entre muchos de ellos como fue el caso Juan Gris o el de Georges Groz.

    La I Guerra cambió la vida de muchos de esos artistas. Nunca después de esos años volverían a ser los mismos. Su pintura también fue radicalmente distinta. La historia de Ernst Ludwig Kirchner es ejemplo de ello: en 1915, como consecuencia de la guerra, sufrió una grave crisis física y psíquica que lo llevó a retirarse a Suiza, donde permanecería el resto de su vida pintando con un cromatismo diferente al que se le conocía antes.

    Entre los más vistos

    El Guernica de Picasso se ha convertido en una de las obras más difundidas. Y aunque el artista, nunca se refirió a los motivos por los que pintó esta obra, y que existen muchas interpretaciones en torno de su creación, la obra ha pasado a ser una imagen recurrida cuando se trata de ver cómo una pintura advierte sobre los horrores de la guerra.

    "Algunas importantes obras sobre la violencia suelen dejar cosas en la ambigüedad. En la de Goya vemos que parece todo estar a la vista. Luego hay otras donde se deja un enorme margen de interpretación, como es el caso de "Guernica" -comenta González Mello-. Hay ambivalencias en algunos, claro no siempre sirven para hacer historias ejemplares que es lo que le gusta a ciertos lectores de la historia del arte, que le digan que el artista tenía altas ideas y que era rebueno. A veces la cabeza del artista no funciona así".