"El arte: un arma para curar"
BARCELONA (EFE)._ Asesorado durante años por el buen centauro Quirón (el primero en cultivar plantas medicinales), Asclepio adquirió tanta destreza en el arte de curar que, convertido ya en Dios de la Medicina, se atrevió a resucitar a los muertos.
Entonces, Zeus lo partió con un rayo: había cruzado los límites de la existencia humana. Como decía Hipócrates, "la labor del médico ha de ser la de restituir la belleza a las formas del cuerpo", pero ese escalón era excesivo.
Es un buen contraste en estos tiempos en los que se desmenuza el ADN, con su forma en espiral que recuerda a la serpiente en la que, según la creencia popular, se había escondido Asclepio y que hoy es símbolo de farmacéuticos y médicos.
Todo eso lo recuerda y engarza la eminencia médica Andrzej Szczeklik en Catarsis (Acantilado), joya exquisita donde se reflexiona y une medicina, naturaleza, literatura y arte. Y hasta pintura y música y magia.
"Hay una estrecha relación entre el estado psíquico del paciente y la enfermedad, pero desconocemos cuál. Por eso, del alma humana sabemos más desde la historia de la literatura que desde los estudios médicos", expone para justificar su inmensa erudición.
"La medicina y el arte parten del mismo tronco. Ambos tiene origen en la magia, sistema basado en la omnipotencia de la palabra".
Se trata de fórmulas mágicas, debidamente pronunciadas, que sanan, traen la lluvia o evocan espíritus.
"Un doctor debe sentir curiosidad por la historia que le cuenta el paciente, éste ha de notar que alguien muestra interés por su infortunio; se trata de recuperar la anamnesis de Platón, esa recogida de datos primera vital", dice.
Los tiempos le contradicen: para abaratar costos, se va hacia la reducción de esa dedicación al mínimo.
"Eso está en crisis fruto de la masificación por una mayor esperanza de vida y la tecnificación, que lo pretende sustituir por máquinas; no es un consuelo pero también nos afecta: The Lancet recogía ya el fenómeno del burnout entre médicos; perdemos sensibilidad ante el enfermo", concluye.
¿Una solución?, volver a las buenas prácticas de la medicina: no todo han de ser resonancias; muchas enfermedades no son nada importante: hablando, escuchando y recetando cosas básicas y sencillas darían el mismo resultado y se rebajarían costos.
Dar esperanza
Szczeklik mantiene que un diagnóstico correcto al 100 por ciento es imposible porque la enfermedad en el ser humano escapa siempre de lo racional.
"Se da una admiración por el racionalismo médico que es exagerada; la gente viene a verte con una fe infinita y yo me pasaba noches reflexionando; es importante que sepan que también somos humanos", resalta.
"La intuición y la imaginación son capitales para el médico", dice y cita a Paracelso, el galeno taumaturgo que curó a 18 reyes y príncipes ya desahuciados por colegas suyos, en parte por los conocimientos que le transmitieron barberos, pastores y gitanas.
De ahí el reclamo de una formación humanista para el doctor.
"Eso nos ayuda a desarrollar la sensibilidad. El deber más importante de un médico hoy es dar esperanza; el sistema nervioso y el inmunológico están conectados, si bien aún no lo sabemos todo; por eso no me importa que mis pacientes se vayan a ver a un curandero si no hay contraindicación: si la medicina clásica no sabe ayudar al paciente y éste tiene fe en que aquello le puede curar, por mí, adelante; lo que es vital es mantener su fe".
Bajo esa suave voz no rehuye el galeno la polémica, como la decadencia de la vejez. Y ahí cita a su compatriota Juan Pablo II como ejemplo de lo que es mantener el dolor y el sufrimiento hasta el final.
"El culto al éxito de la sociedad de hoy obliga a no admitir esos temas; el Papa no se escondió ante ellos; debemos dar sentido al dolor, sólo así lo superamos".
Contra la eutanasia
Con la eutanasia y la biogenética Szczeklik no transige, quizá por ser miembro de la Academia Pontificia de las Ciencias del Vaticano.
"Soy católico, tengo unas creencias por las que soy absolutamente contrario a alterar el proceso de un embrión; ¿hasta dónde podemos intervenir en la creación?; quizá valga la pena recordar que también hay límites, como Zeus y Asclepio".
EL AUTOR
Andrzej Szczeklik ha publicado más de 600 artículos en revistas científicas y ha sido premiado por la prestigiosa The Lancet.