Una remota época cargada de historia, los orígenes de la llamada cultura occidental, es el Medio Oriente, llena de relatos y mitos, sobre unos orígenes que se vuelven leyendas surgidas en el denominado fértil creciente, la cuna de la humanidad de un mundo que se hoy se vive, pero que un día empezó a ser.
Un paso determinante para la humanidad fue el aprender a cultivar lo necesario para satisfacer las necesidades primarias para sobrevivencia, pero que también se almacenarían en sus excedentes, creando así el concepto de capital o riqueza acumulada.
Surgen los primeros conglomerados humanos impulsados por el empuje del auge de la elaboración de instrumentos y herramientas para facilitar la producción, las ciudades estado hacen su aparición, como un preludio de los grandes imperios hegemónicos.
Mesopotamia, término helénico usado para designar la región en donde dio inicio la civilización occidental, el nombre evoca un lugar situado entre dos ríos, según su significado etimológico derivado de la reunión de las palabras meso y potamos, que significan; la primera, medio y la segunda, río, en alusión a los a los dos grandes ríos que la rodean, el Éufrates y el Tigris.
El Éufrates, nace en Turquía, es el más extenso, consta de 2780 kilómetros de longitud y en su largo recorrido es fuente fertilizadora para las áridas tierras de la desértica región, siendo un fuerte para el impulso del progreso de ese lugar.
El Tigris, también nace en el país turco, en los Montes Tauro, para iniciar su recorrido de 1900 kilómetros, atravesando como el Éufrates, además de Turquía a Siria y a Irak y finalizar su recorrido uniéndose al Éufrates y así juntos desembocar en el Golfo Pérsico, en la parte sur de Irak.
Entre estos dos ríos floreció la cultura sumeria representadas por la presencia histórica de legendarias ciudades como Nínive, Ctesifonte, capital de partos y sasánidas, Seleucia y Lagash.
El patriarca Abraham, personaje central de los grandes credos religiosos monoteístas hoy vigentes; El judaísmo, el cristianismo y el islamismo surgió de este lugar, teniendo como antecedente los grandes relatos convertidos en fe religiosa, dejados por aquellas gentes y que hoy llegan a nosotros en manifestaciones del arte, la escultura y la arquitectura.
El recorrido de estos legendarios ríos arropa gran parte de la historia que dormita en los escenarios de un tiempo ya muy antiguo, hasta llegar a formar parte de legendarias tradiciones explicativas en el libro sagrado de la Biblia en el cual se recoge el mítico relato del origen de la humanidad en un lugar llamado el Edén que estaba rodeado de cuatro ríos: El Pisón, Gihón, de los cuales solo quedan sólo vestigios arqueológicos y los grandes ríos aún existentes; el Éufrates y el Tigris.
Finalmente, ambos ríos llegan unidos para terminar sus recorridos, desembocando en el Golfo Pérsico, dejando detrás de ellos una estela histórica que se remonta hasta los orígenes de la presencia y el andar del ser humano en este mundo.