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"El 'idioma' de Sada"

"El 'idioma' de Sada"
EL OCTAVO DÍA
09/11/2015 13:47

    Daniel Sada recreó un idioma, creó toda una literatura y crió varias generaciones de narradores y lectores.
    Nunca le tuvo miedo a las palabras y sabía sacarlas de la chistera y llenarlas de burujos verbales, jaculatorias y señales, con la maestría de un sacerdote oficiando a la par de José Lezama Lima o un Alejo Carpentier: así de grandes son los cimborrios donde paseó su danza de ángel y águila de ojos minerales e insomnes.
    Su súbita pasión por el lenguaje es una divisa y una arqueología practicada con dotes de alquimista.
    Era un genio de la conversación, capaz de durar una hora analizando el uso que damos en Sinaloa a la palabra "barcino" para definir la pelambre de un gato callejero, encontrándole ecos con el color de una cabalgadura gaucha o algún diálogo de las páginas de El Qujiote donde dicho vocablo aparecía.
    De todo se reía y era capaz de reírse de sí mismo: una gracia que sólo tienen los grandes hombres y aparentaba en su carcajada la inseguridad de un niño ideando su mejor travesura.
    Cenar con él equivalía a sentarse en la mesa de un cardenal florentino y poblaba la charla de piedras basálticas, versos de Petrarca o la conversación escuchada entre dos taxistas peleando por una dejada... Nunca olvidaré aquel Mundial de Futbol en que declaró que los comentaristas televisivos deberían de leerse de perdida La Divina Comedia, antes de ponerse a acuñar términos y decir barbaridades y barbarismos. La lengua española era el jardín donde nunca dejó de buscar las raíces y aventar al cielo todas las maravillas que encontraba.