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"El Octavo Día"

"Zorro Vs pirata Morgan"
EL OCTAVO DÍA
07/11/2015 12:49

    Corre en Mazatlán una leyenda -un tanto inocente como todas las que cuenta la gente sencilla- de que en la cueva del faro llegó a refugiarse y escondió su tesoro el pirata Morgan.
    Ahí, frente al vaivén de la mar Pacífico, nuestro puerto rozaría la leyenda de Sir. Henry Morgan, si damos crédito al testimonio oral.
    Por años he escuchado esa información a lancheros, pulmoneros y gente de mar. La anécdota no es grave… grave es la historia que me contó un gringo a quien dijeron que la Mujer Mazatleca es una escultura hecha para espantar a la Llorona.
    Los piratas que llegaron a Mazatlán tienen su historia propia, aunque algunos no son conocidos porque no contaron con suerte en el celuloide.
    El corsario escocés Cavendish asoló un tiempo la región, junto con varios holandeses como Oliver Van Noor y demás oriundos de la aldea pesquera de Vlissinghen, a quienes la gente de Sinaloa solía llamar "los pichilingues"… de ahí la denominación de sendos poblados del municipio de Mazatlán y Baja California con esos nombres.
    No es grave -insisto- la conseja del pirata Morgan mientras no haya una placa o documento escrito que afirme esa falsedad… o algún maestro distraído se lo diga a sus niños en la escuela. Los destinos del pirata Henry Morgan original eran el Caribe e incluso fue sepultado en Port Royal.
    Lo malo es cuando esas leyendas trascienden más allá de la tradición oral y pasan del comentario típico a una realidad vuelta consenso.
    En ese sentido, los que nos ganaron han sido los arriesgados empresarios de El Fuerte. Los promotores de la "Rivera Mayo" revelaron aquí una alta dosis de ingenio, debemos reconocerlo.
    Como en esa región ha ido creciendo el turismo de crucero, se dio a conocer que allá vivió el Zorro, ese personaje enmascarado de las películas de la Belle Époque que asoló a los hacendados de la California virreinal, entonces parte de México.
    Han aprovechado la coincidencia de que el apellido Vega, mismo que poseía el legendario Zorro, históricamente es común en la región. Ya hasta erigieron un monumento al personaje que Errol Flyn (y también Luis Aguilar) encarnara en la pantalla.
    Los gringos que se bajan del crucero, al saber que existe la casa de El Zorro, se suben a un transporte y van fascinados a retratar la estatua, comprar un souvenir y hasta comerse unos burritos de machaca.
    Algunos historiadores locales ya han señalado el hecho. Me uno al coro porque hace días, sin necesidad de meterme a los archivos, vi en el programa de biografías un especial de El Zorro donde los especialistas comentaban que su historia es, totalmente falsa, ya el personaje fue creado por un improvisado creador de historietas allá por los años 20.
    Johnston McCulley no se inspiró en ninguna historia local. Peor aún: el tipo ni siquiera conocía California, ya que en sus tramas revela un desconocimiento abrumador de la historia y geografía de la comarca; incluso menciona plantas que no se dan por aquel rumbo.
    La leyenda del Zorro fue inspirada en la figura de Joaquín Murrieta, personaje que los chilenos también nos están quitando. Pablo Neruda le hizo un poema e incluso en la Unión Soviética se creó una de las llamadas Opera Rock para magnificar su figura rebelde ante los jóvenes.
    De todos modos, debemos reconocer la astucia de los empresarios del norte. Quizás en esta época conviene más ser zorro que confiarse en la piratería. Ante la ausencia de leyendas, decidieron crear una propia… Aún así yo no dejó de preguntarme porque, en no pocas regiones de nuestro estado, las figuras más veneradas para el común de la gente siempre han tenido que ser, precisamente, unos falsos o auténticos bandidos.