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"El Rostro de la Misericordia"

"Un Año Santo (II)"
16/11/2015 09:50

    Pbro. José Martínez Colín

    1) Para saber

    La Bula con que el Papa Francisco convocó a un Año Santo lleva por título "El rostro de la Misericordia" ("Misericordiae Vultus"). Sucede que los títulos de los documentos que emite la Iglesia reciben el título según las primeras palabras con que comienza el escrito. Esta Bula comienza así: "Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre. El misterio de la fe cristiana parece encontrar su síntesis en esta palabra."
    Así pues, es revelador que al tratar sobre la misericordia de Dios, el Papa nos dirija la vista hacia Jesucristo.
    Si queremos seguir las palabras de Jesús: "Sed misericordiosos, como el Padre vuestro es misericordioso" (Lc 6,36). Cabría preguntarse cómo es esa misericordia divina, para poderla imitar. Por eso el Papa Francisco nos invita a descubrirla al contemplar a Jesús para aprender de él a ser misericordiosos como Dios Padre. La misericordia la encontramos hecha vida humana en Jesucristo.

    2) Para pensar

    Se cuenta de un emperador alemán del siglo XV llamado Segismundo que era un hombre magnánimo, sobre todo con los enemigos, pues no solo respetaba sus vidas y posesiones, sino que además los trataba con dignidad.
    Este emperador tenía como vecino a los húngaros. Y un personaje de este lugar era todo lo contrario, pues solía exterminar al enemigo por sistema, sin que quedara alguno con vida. Por ello le interesó hablar con emperador para saber sus razones de proceder con esa magnanimidad.
    Cuando se encontraron el emperador le habló así: "Tal vez tengas razón y sea prudente destruir al enemigo por aquello que se dice: 'enemigo muerto no vuelve a herir'. Pero yo prefiero seguir otro camino: quien trata al enemigo con benevolencia convierte al enemigo en amigo".
    Si recordamos la vida de Jesucristo nos encontramos la benevolencia con que trataba a los pecadores: su proceder era mostrar misericordia perdonándoles sus pecados.

    3) Para vivir

    En la homilía de hace pocos días, el Papa reflexionó sobre el ejemplo de Jesús al lavarles los pies a los Apóstoles. Y planteaba que todo cristiano tiene la alternativa en su vida: servir o servirse de sus hermanos.
    De este modo, el Papa ha recordado que la identidad cristiana es el servicio, no el egoísmo. Aunque seamos egoístas, es una costumbre de la cual debemos separarnos, pedir perdón y que el Señor nos convierta: "Somos llamados al servicio. Ser cristianos no es una conducta social, no es maquillarse un poco el alma, para que sea más bonita".
    El Pontífice ha planteado esta pregunta: "En mi corazón, ¿hago que me sirvan los otros, o me sirvo de los otros, de la comunidad, de la parroquia, de mi familia, de mis amigos?" Hemos de cuidar nunca servirnos de los demás, sino al contrario, servirles.
    Pero, ¿qué es la misericordia? El Papa Francisco responde: es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida. Es un programa de vida tan comprometedor como rico de alegría y de paz.
    Con su palabra, con sus gestos y con toda su persona Jesús de Nazaret revela la misericordia de Dios. Por ello importa conocerlo cada vez mejor, por ejemplo con la lectura del Evangelio y con el trato en la Eucaristía, en la oración.


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