"ELLOS MUEVEN CULIACÁN | Mueve el arte su vida"
CULIACÁN._Sus manos dan forma a figuras que se escapan de unas manos movidas por el impulso, y al tener un destino: ser lucidas, ocasiona orgullo. Es el arte que Alejandro Fabián López Osuna crea desde su infancia, y que ahora, tras más de tres décadas, quiere profesionalizarse y también transmitir a otros lo que desarrolla de manera nata.
El papel fue su primera herramienta. Empezó haciendo los dibujos que veía en sus libros de primaria. Después recurrió a los palos caídos para grabar nombres, para hacer figuras.
"Tenía 14 años -cuando lo vi como una ocupación-, trabajaba ayales, hacía alhajeros, ceniceros, de hecho este el primero que hice, se lo regalé a mi mamá, estaba en la prepa", explica mientras muestra su obra con la imagen de la Virgen de Guadalupe, "después empecé a hacer cuadros de piolines, alcatraces, cosas sencillas, comerciales", reseña.
Sin pensarlo, siquiera, había pasado a la acuarela, al acrílico, sin haber tomado nunca estudios sobre el tema, a excepción de las técnicas que le enseñó un maestro Jaime Lemus en la preparatoria Zapata, para manejar el papel maché y las semillas.
"Incluso fuimos al rancho de donde es él, Costa Rica, a recolectar, y ahí me nació el amor a mí por andar de vago recolectando, tumbándoles las semillas a los árboles, perforándolas, armando collares", dice sonriente.
Todas sus creaciones nacen porque le llaman la atención, se fija en el procedimiento y después les da vida.
Actualmente, añade, trabaja el bule y el coco; los dijes de éste último han gustado mucho. También le gusta trabajar el bambú, pero dice que es difícil encontrarlo aquí, además de que es una planta protegida por la Semarnap.
Es interminable la lista de figuras que deja ir más por el gusto de verlas en alguien más que por el mismo ingreso que ésta le genera. Mariposas, máscaras, Catedral, danzantes de venado, símbolos de la paz, Virgen de Guadalupe, indios, corazón, estrellas. Pero hay una imagen que es una constante en su obra.
"A mí me encantan los ojos, porque son la ventana del alma; la gente no miente por los ojos, puedes estar hablando de algo y puedes ser muy buen actor, pero los ojos te delatan. Yo fui muy mentiroso de chiquito, y aprendí cuáles eran mis gestos y reacciones", agrega mientras muestra uno en pirograbado. "Los hago de mil modos".
A cada una de sus piezas, Alejandro Fabián busca imprimirle un toque personal, y jamás hace una pieza similar a otra.
Las metas
La vida le ha enseñado a preferir el arte a hacer un trabajo monótono, mecánico, en una oficina; ha aprendido a negociar con la gente, sus clientes potenciales. Hoy quiere profesionalizarse.
"Este trabajado deja más espiritualmente, tiene muchas satisfacciones. Cuando empecé dije 'voy a hacer mis cosas y las voy a ofrecer, a ver si tienen algún mercado', y sí, se empezaron a vender gracias a Dios y me empezó a ir muy bien, y dije bueno, 'ya le estoy encontrando el lado comercial'", indica.
"Es lo que amo, es lo que me gusta hacer; puedo trabajar a lo mejor en otro lado y no voy a estar a gusto. Incluso el año pasado decidí entrar a la escuela, este año entro a Artes Plásticas, a estudiar una licenciatura".
Otra de sus metas, agrega Alejandro Fabián, es transmitir su forma de hacer arte.
"A mí sí me mueve mucho el punto de llegar a enseñar, a dar clases; me mueve porque siento que puedo expresarme y que la gente me puede entender. Es una manera de decir puedo dejar algo en mi recorrido por la vida, de enseñar algo al traer algo nato y ya profesionalizarme, que otra gente te diga estás bien o mal, no me da coraje que me corrija, bueno, igual y puedo transmitirlo, dar clases y enseñar lo mucho o lo poco que sé", subraya.
Arte variado por inquietud
El taller es el portal de su casa. En las dos mesas de plástico apenas hay espacio para poner una libreta de taquigrafía. Ahí están sus pinturas, pedazos de huevo de avestruz, del coco que recoge en el mercado de abastos, fresas, brocas, su pirógrafo, pinceles y hasta casetes. También está el canto de las aves cuando no es mitigado por la grabadora que hace sonar a un lado de sus pies.
El joven artesano dice que le gusta trabajar con la naturaleza, con lo reciclado, y que es el turista el que más aprecia el trabajo hecho a mano.
Comenta que es a los puertos a los que les tiene más esperanzas para la comercialización de sus artesanías.
ARTESANO
- Alejandro Fabián López Osuna tiene 36 años.
- Además de él, una de sus tías se dedica al arte: María del Rosario López Osuna es pintora.
- Si no fuera artesano, le hubiera gustado dedicarse a investigar la vida de los animales.
- Tiene dos hijos, un niño y una niña; el primero a sus 11 años muestra el gusto por el dibujo.
TRABAJOS
El arte de Alejandro Fabián se plasma en coco, huevo de avestruz, ayal, bule, semillas, acrílico, óleo, bule; en ellos puede dibujar mariposas, estrellas, símbolo de la paz, máscaras, ángeles, hadas, duendes, u otras figuras que de repente se pintan solas en el coco, por ejemplo, a capricho de la naturaleza.