"Emociona con su música Facundo Cabral"
MÉXICO (UNIV)._ Primero, Facundo Cabral habló de cómo llegó a México. Fue en 1976 cuando, enmarcado como cantautor de protesta, deja su natal Argentina por la situación interna y se exilia en este país, donde continúa componiendo y peregrinando.
Nómada incansable, lleva su pensamiento y su arte alrededor del mundo (se estima que ha recorrido 159 países). Fue a sus 17 años cuando el cantautor argentino pisó este territorio, con apenas 17 dólares en la bolsa.
Aquí conoció al periodista Jacobo Zabludovsky y luego a don Pedro Vargas, El Samurai de la canción, de quien, comenta el compositor sudamericano, le guarda especial cariño.
Luego, frente a 2 mil 600 personas congregadas en el Teatro Metropólitan, la noche del sábado, Cabral habló de la soledad.
"Es un espejo maravilloso, porque uno no puede escaparse de nada", dijo y luego se refirió a la que considera como "su mejor amante".
"Como no voy a amarla, si estoy casado con la libertad, la soledad y yo vivimos en amasiato, y luego hacemos un trío perfecto".
Así condujo Facundo su recital frente a los mexicanos, entre la sabiduría que reflejan sus palabras, un sinnúmero de anécdotas, y sus canciones que son producto de ambos elementos.
En ese ir y venir de sus experiencias llegó Vuela bajo que, dijo, fue la primera canción que escribió, un 24 de febrero de 1954.
Un hombre sentado en la sección B del recinto abrazó fuerte a su dama acompañante y gritó: "¡Bravo maestro!". La vida sencilla, que originalmente cantaba con Alberto Cortez, y que quedó grabado en el álbum Lo Cortez o quita lo Cabral, también llegó al repertorio, seguida de Yo no compro, yo no vendo.
Llegó el momento para hablar de amor, porque como Cabral dijo en días recientes, ha amado a muchas mujeres.
"El amor nunca se muere, sólo cambia de lugar", expresó.
"La mujer que uno perdió es para el otro, y luego la mujer que otro perdió, la ganó uno", remató y entre el público, un par de señores sentados en la sección B se miraron con complicidad.
"¡Ah como tiene razón el viejo!", dijo uno de ellos.
No soy de aquí ni soy de allá vino casi al término del recital. Con peculiar discreción tarareó el coro, y pronto todo el teatro ya estaba cantando. Quizás este fue el tema que todos los ahí reunidos se sabían, y que logró estremecer al argentino, quien miraba a la audiencia con agradecimiento y respeto.
La atmósfera creada en el foro, cuando Cabral interpretó esa canción fue tan emotiva, que las luces del teatro se encendieron para que el músico pudiera ver los rostros de decenas de mexicanos cantarla.
Aplausos, piropos, y muestras de agradecimiento llegaron después. El argentino recordó la historia de una mujer que con frecuencia le visitaba en un teatro.
"A veces me gusta ver a un hombre libre y feliz, por eso me gusta venir aquí, a verlo a usted". Aquella señora tenía razón, porque Facundo Cabral se muestra en esas condiciones: libre y feliz.
No fueron ni 10 canciones las que interpretó Cabral, en hora y media que duró su espectáculo, pero la plática fue tan intensa, que el público se quedó con ganas de más, pero ya no regresó.
LOS DISCOS
En el acervo discográfico de Facundo Cabral hay varios grabados en vivo como: Cabralgando, Pateando Tachos, El mundo estaba bastante tranquilo cuando yo nací, Ferrocabral y Lo Cortez no quita lo Cabral volúmenes uno y dos.