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"Aniversario"

"'Era mi sueño ser sacerdote'"

"Con 40 años de ministerio, Monseñor Francisco Méndez comparte cómo era su vida antes y después de su ordenación"
06/11/2015 09:18

    Cuando tenía 15 años y vivía en La Piedad , Michoacán, Francisco Méndez sintió un llamado al interior de su corazón.
    Una voz lo invitaba a ser parte de un ministerio y aunque hubo otras voces que lo quisieron hacer desistir, él escuchó la del Señor y este año cumplió 40, como sacerdote.
    Aunque sus padres, cuando aceptaron su vocación, le pidieron que ingresara al seminario de Morelia o Zamora, los más cercanos a su pueblo, eligió el de Culiacán porque aquí tenía primos y amigos presbíteros y seminaristas.
    Dejar a su familia no fue fácil , pero los sueños que empezaron a nacer con las revistas diocesanas, películas de sacerdotes misioneros, fueron más fuertes.
    "Mi sueño era ser sacerdote, ser misionero, como lo dibujan a uno en las promociones vocacionales, un sacerdote entregado al servicio pastoral, a las comunidades", comenta.
    Cuando sus padres, Francisco Méndez y María Luisa Aguirre, supieron que él quería ser sacerdote, no les quedó más remedio que aceptar la vocación y la partida del muchacho que vio en esta ciudad una opción, pues aquí se ordenaron sus primos, Ramón Camarillo, Guadalupe Salazar y Francisco Méndez Rizo.
    Y es que, en Michoacán, las familias son muy apegadas a lo religioso, las misas dominicales y prácticas religiosas frecuentes, ayudan a tener un sentido religioso de la vida y no era difícil tener un hijo sacerdote.
    "¡No estaba tan pollo!"
    A Culiacán llegó en 1956 y aunque el clima era completamente distinto al que estaba acostumbrado resistió, perseveró y aunque hubo momentos de inseguridad, llegó al final.
    "Cualquier candidato a sacerdocio pasa por momentos no digo de debilidad, sino de inseguridad, de preguntarse si será esta su vocación", reconoce.
    Fueron nueve hermanos, su madre era ama de casa y su padre trabajaba por temporadas en Estados Unidos, en el programa de braceros y cuando él estaba en el seminario, le insistieron mucho para que también se fuera al otro lado, le decían que le arreglaban papeles, pero no le llamaba la atención.
    Sus estudios, la orientación que les dan en el Seminario, la misma formación sacerdotal y la lectura de libros de guía espiritual, lo mantenían firme. Y cuando terminó, un año estuvo acompañando al Obispo Lino Aguirre García, a los pueblos, quien finalmente lo ordenó el 29 de junio de 1968.
    "Yo me ordené a los 30 años, ¡ya no estaba tan pollo!", exclama con un tono de broma.
    Era un año de agitación estudiantil y de fiesta deportiva en México, de estudiantes que salían a las calles a pronunciarse por la libertad de expresión y la democracia, de represión y de preparación para ser sede de los Juegos Olímpicos, cuando recibió el sacramento del sacerdocio.
    Vinieron sus padres y sus hermanos, resintieron mucho el calor pero lo aguantaron y acompañaron a Francisco el día más importante de su vida.
    "Esos días son muy emotivos, hay muchos sentimientos bonitos, y el gusto de ser sacerdote, estar rodeado de familiares, compañeros, que lo conocen y apoyan", rememora.
    "Hubo un gesto muy bonito, un sacerdote que yo estimaba mucho, Julio Rangel, con mucha devoción se acercó, y me dijo 'General, dame tu bendición', eran sobrenombres que ponen en el Seminario".
    Ese mismo día se ordenaron Carlos Magaña, Héctor Orozco y Lorenzo Duarte y al día siguiente Rafael Soto, en El Fuerte.
    El ministerio
    El primer lugar al que fue a trabajar el Padre Méndez, cuando fue ordenado, fue Tameapa, una comunidad serrana, cercana a Badiraguato, a donde llegó con el presbítero Ramiro Cobián.
    Fue un año de mucho trabajo porque no había muchos medios de comunicación, los caminos eran de terracería y los pueblos estaban muy lejanos unos de otros.
    "Nos organizábamos para visitar los lugares, a veces íbamos a caballo, a veces en un jeep que tenía el padre. No sabía montar pero ahí me enseñé, ni modo, la necesidad", agrega.
    Lo importante, dice, era llevar oración y sacramentos a esos rincones, promover el Bautizo, los matrimonios, las primeras comuniones, incluso las celebraciones de 15 años.
    "Había una necesidad sociológica de tener una fiesta y el Bautizo era una ocasión para reunir familias, hacer una fiesta y eso era algo bueno para evitar esas luchas que podían presentarse entre familias".
    Hasta allá llegaban las noticias de las revueltas estudiantiles.
    "A mí no me tocó ver, el problema muy fuerte fue en Culiacán, no sé cómo lo verían aquí, pero yo estaba allá. Oía el radio, en ese tiempo no había luz, andábamos con lámparas de mano, se oía un radio de pilas. Sabíamos de los problemas de por acá y nosotros hacíamos oración para que todo se calmara", señala.
    Clásica y rancheras
    Hace 19 años llegó a la parroquia de Cristo Rey, donde además de misas diarias, bautizos, bodas y otras celebraciones, organiza cursos de catecismo, de prebiblia para niños, organiza grupos de jóvenes, matrimonios, de acción católica, de devoción y oración.
    Entre semana su oficina está en silencio, rodeado de libros de filosofía, teología, sociología, ciencia y todos aquellos que le sirvan para el ministerio sacerdotal. Tiene un fiel compañero, un perro negro llamado Yason, una computadora que utiliza para bajar información de Internet y le gusta escuchar música clásica, a veces una que otra ranchera. Lucha Reyes es su preferida.
    Se levanta a las 6:00 horas y desde hace muchos años no tiene un día de descanso ni un periodo vacacional, para él, lo importante es atender a la comunidad y acrecentar cada día, su relación con Dios.
    "Nosotros los sacerdotes tenemos el compromiso de estar alimentando nuestra fe, primero a través de santificar el tiempo con la liturgia de las horas, en la mañana, a mediodía, en la tarde y en la oración antes de ir a dormir, como alimento personal de la vida religiosa", comenta.
    A Dios le pide que no lo deje caer ni desalentarse cuando las cosas no salen como desea, le pide por su comunidad y los feligreses, por él mismo y por unirse al espíritu de los Salmos.
    "El hombre se eleva a Dios a través de los Salmos", asegura, "no sólo es repetir palabras y yo le pido a Dios encontrar algo más allá de las palabras".

    Monseñor Francisco Méndez
    * Nació en La Piedad Michoacán , en 1935
    * Llegó a Culiacán en 1953
    * Se ordenó sacerdote el 29 de junio de 1968.
    * Fue profesor en el Seminario.
    * Ha estado en Parroquias de Ruiz Cortínez, Los Mochis, Choix, Guasave y Culiacán.

    "Mi sueño era ser sacerdote, ser misionero, como lo dibujan a uno en las promociones vocacionales, un sacerdote entregado al servicio pastoral, a las comunidades".
    Francisco Méndez
    Sacerdote 

    CELEBRARÁN 
    Para celebrar 40 años de ministerio sacerdotal, mañana se llevará a cabo una Misa de acción de gracias en La Lomita , a las 19:00 horas.