"Es Marien Luévano Russek una viajera del flamenco"
Ariel Noriega
MAZATLÁN._ En su camino por el mundo, la bailaora de flamenco Marien Luévano Russek se detuvo en la Academia Miura para regalar a sus estudiantes un poco de su arte.
Luévano Russek es una vieja conocida de los tablaos, su amor por alegrías y bulerías nació en México, la llevó a España y terminó dando clases en Japón, desde donde regresó a nuestro País para montar un espectáculo que le ha ganado el respeto del mundo del baile flamenco.
Lucero Martínez la trajo a Mazatlán para impartir un curso en Miura, donde sus alumnas avanzadas pudieron bailar bajo la dirección de la bailaora durante una semana.
Franca, desenfadada y con la sencillez que sólo se puede ganar después de haber sufrido el arduo camino del aprendizaje entre los mejores del mundo, Luévano Russek habla de su camino por al arte jondo y de las dificultades de intentar hacer un crecer un público que apenas existe en México.
Nacida en Torreón, la bailaora inició su aprendizaje a los 16 años en la Academia de Danza de Lupita Torrentera, la mujer de Pedro Infante, donde conoce el mundo de la música clásica española.
Recibe sus primeros pasos de flamenco con una instructora y tres años después aterriza en Sevilla, la cuna del flamenco, donde se da cuenta que había que comenzar de nuevo.
"Según yo ya bailaba flamenco, pero llegué ahí y me dijeron: tienes que volver a comenzar de cero", dice.
Lo que para otros hubiera sido un golpe demoledor para la bailaora mexicana fue como alguien le hubiera abierto los ojos y después de un año en Sevilla regresó a México para aprender ballet, de baile contemporáneo y practicar flamenco durante horas.
De Sevilla y Jerez se trajo el ritmo, lo que llaman los gitanos "el pellizco", algo que entre risas comenta que le quitó lo sosa, lo desabrida.
Ya en México comienza una educación formal de baile en la Academia de las Hermanas Amaya, llena sus huecos técnicos con el ballet y regresa por la revancha a España.
"Me fui a Madrid, a Amor de Dios, con el maestro Paco Romero, un especialista en la técnica", explica.
La bailaora, ganadora de la beca del Fonca en varias ocasiones, comienza a crecer en el flamenco, al grado que ya nada le es suficiente, regresa al sur de España y comienza a trabajar en un tablao de Jerez, donde comparte el escenario con dos gitanas.
En España fue contratada para dar clases en la ciudad de Fukuoka, Japón, después de audicionar junto con varias españolas. Una bailaora mexicana dando clases en ¡Japón!
De Asia regresa a México, donde monta un espectáculo para retribuir a su País las becas que le ha otorgado a lo largo de su carrera, ahí nace una mezcla de flamenco americano.
Ritmos mexicanos, argentinos, colombianos y cubanos se funden en el espectáculo de Luévano Russek, maestra de la Escuela Nacional de Danza.
Sin embargo, la bailaora, que ha recorrido parte del mundo bailando flamenco, explica que México no es fácil para vivir el flamenco, debido a los escasos apoyos y la falta de un público que acuda a los espectáculos.
"Yo no tengo a nadie que me ayude, necesitamos juntarnos con promotores, gente que te lleve a donde están los recursos, porque en los circuitos de flamenco en México terminas poniendo dinero de tu bolsa para montar un espectáculo de calidad".
Aún y con todos los obstáculos, Luévano Russek asegura que cada vez hay más calidad en el flamenco en México y pone como muestra a Mazatlán, donde dice que se está formando parte de las nuevas generaciones del flamenco nacional.
EN MAZATLÁN
Marien Luévano Russek impartió un curso de una semana en la Academia Miura, dirigida por Lucero Martínez.