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"ARTE"

"ESPECIAL | Cine y ballet"

"El séptimo arte y la danza clásica han realizado espléndidas coreografías conjuntas"
09/11/2015 08:40

    MÉXICO._ El cine y el ballet han realizado a lo largo de su historia espléndidas coreografías conjuntas, un "pas de deux" que ha recorrido en forma de película la vida de Isadora Duncan, que ha hecho candidato al Óscar a Mijaíl Baryshnikov y que ha creado maravillosos filmes sobre el mundo del ballet, como Las zapatillas rojas o Black Swan, por la que Natalie Portman ganó este año un Globo de Oro y por la cual se ha convertido en favorita para ganar el Óscar a Mejor Actriz el 27 de este mes.
    El cine descubrió pronto que en una película había mucho de ritmo, mucho de escenario y mucho de coreografía. A diferencia del teatro, había toda una máquina intermediaria entre el espectador y el espectáculo, pero una maquinaria que tenía que resultar casi invisible.
    El ballet, por su parte, ofrece una de las formas artísticas más bellas creadas utilizando sólo el cuerpo humano, pero asentada sobre su lirismo y su precisión se esconde la más férrea de las disciplinas: la que traduce posiciones casi imposibles según las leyes anatómicas en dúctiles y fluidos movimientos interconectados a la partitura musical.
    Es por eso que dos artes tan plásticas, que prometen un truco de ilusionismo para el espectador, estaban destinadas a encontrarse. A veces han dado un paso en falso, pero otras se han retroalimentado hasta conseguir espléndidos resultados.
    Un Óscar para un cisne
    Natalie Portman podría ganar este año su primer Óscar por meterse en la piel de una primera bailarina del Ballet de Nueva York, en la película Black Swan. Pero el acercamiento del filme a este mundo coquetea con el más absoluto cine de terror.
    La fragilidad mental de su personaje, dividida en la dicotomía "tchaikvoskiana" del "cisne negro", perverso y manipulador, y el "cisne blanco" cándido y hermoso, le ha ofrecido a la actriz, que se sometió a un durísimo entrenamiento físico para llevar el peso dramático sobre las puntas, una ocasión magnífica para demostrar su indudable talento.
    Y Aronofsky, experto en la exageración, ha encontrado a su vez en ese sacrificio rozando con lo vejatorio que es la dedicación absoluta a la danza el escenario perfecto para coreografiar angustias, musicalizar obsesiones y hacer sufrir al espectador de lo lindo.
    Portman no es la única actriz que ha salido reforzada del reto. Vanessa Redgrave ganó el premio de interpretación en Cannes por meterse en la trágica piel de Isadora Duncan en el filme de Karel Reisz, Isadora, apasionada biografía de la mujer cuya vida acabó al estrangularse con su propia chalina enredada en la llanta del coche con el que circulaba por las carreteras de Niza, en Francia.
    Redgrave, menos convincente como bailarina que Portman, pero con uno de sus mejores trabajos como actriz, recorrió en éste la laxitud moral y la excesiva vida personal de la bailarina.
    Otras actrices que dieron esa "pirueta" a su talento fueron Cate Blanchett, en El curioso caso de Benjamin Button y Neve Campbell, que retomó de forma espectacular su pasado como bailarina en The Company, uno de los títulos menos conocidos de Robert Altman.

    Bailar en tiempos revueltos
    "¡Quiero bailar!", exclamaba Billy Elliot en la película de Stephen Daldry que causó sensación en el año 2000 gracias a su mezcla de cine social británico y cuento de hadas en la que el "patito feo" del barrio proletario se convertía, pese a la adversidad y las críticas de sus compañeros, en todo un cisne de la danza.
    Los avatares de Jamie Bell para demostrar a todo el mundo que el baile no está reñido con la virilidad conquistaron al mundo entero y, en su versión musical, a Broadway y los Tony, pero recientemente también se estrenó Mao's Last Dancer, de Bruce Beresford, la verdadera historia de Li Cunxin, en la que retrata cómo el ballet aprendido bajo los corsés del régimen maoista le dio el pasaporte a la libertad.
    The Turning Point, de Herbert Ross, se convirtió en la película más perdedora de la historia de los Óscar (con 11 infructuosas nominaciones) por su retrato dramático de las renuncias y las satisfacciones de dos mujeres: la que siguió adelante con su carrera hasta convertirse en una reputada bailarina y la que eligió su vida personal y es una madre de familia con el fantasma de lo que pudo ser y no fue. Anne Bancroft, como la primera, y Shirley McLaine, como la segunda, bordaron sus interpretaciones.
    Finalmente, incluso Alfred Hitchcock encontró en el ballet un "mcguffin" para que, en su trama sobre la Guerra Fría protagonizada por Paul Newman y Julie Andrews, Torn Curtain, todo acabara por encajar gracias a un personaje inspirado en la bailarina Anna Pávlova.

    El cine: Una butaca privilegiada para ver ballet
    Si el cine se fijó en el ballet fue en un principio por las posibilidades plásticas del baile, de la misma manera que el ballet, por su representación en teatros con localidades reducidas (y normalmente carísimas) vio en el séptimo arte un instrumento de democratización.
    Actualmente en las carteleras europeas, La danse, realizada por el prestigioso documentalista Frederick Wiseman, pretende con ambición y sentido de la estética acercar al espectador de cine al mundo del ballet de la ópera Garnier de París durante dos horas y media de película, en las que combina los entresijos del "backstage" con espectaculares secuencias de baile.
    Pero cuando la cultura del ocio todavía no estaba tan desarrollada como ahora, dos directores de culto, como Michael Powell y Emeric Pressburger, apoyados en una deslumbrante fotografía en color de Jack Cardiff, crearon en 1948 la que permanece como la película más prestigiosa jamás rodada sobre el ballet: The Red Shoes (Las zapatillas rojas).
    La bailarina escocesa Moira Shearer fue "primera actriz" en una serie de películas con más sentido del espectáculo que verdadera trama que continuarán con una adaptación de Los cuentos de Hoffmann, de Jacques Offenbach.
    El cine de estos dos maestros británicos, con su sentido de la atmósfera de fabulación malsana y guiñolesca, influyó a directores aparentemente tan poco afines como Martin Scorsese y Francis Ford Coppola. El primero, a través de su Film Foundation, restauró y presentó en Cannes hace dos años The Red Shoes, mientras en esa misma edición Coppola rendía homenaje a Los cuentos de Hoffmann en Tetro.

    Bailarines en el cine
    Si bien muchos actores se han atrevido a interpretar a bailarines en la gran pantalla, ha habido casos de bailarines que han desarrollado carreras en el cine.
    Como Isadora Duncan, el bailarín ruso Rudolf Nureyev, que inspiró una película para televisión sobre su excéntrica vida, aunque él mismo interpretó también sus películas.
    La más famosa de ellas es Valentino, en la que interpretaba, bajo las órdenes de Ken Russell y con alto voltaje erótico para la época (1977), al primer latin lover de la historia del cine.
    Sin embargo, el que mejor ha combinado la pantalla y los escenarios ha sido el Mijaíl Baryshnikov, hasta el punto de ser nominado al Óscar por su papel en The Turning Point. Prosiguió su carrera en White Nights, de Taylor Hackford y con música de Lionel Richie, pero quizá su papel más celebrado haya sido el de amante de Sarah Jessica Parker en la serie de televisión Sex and the City.

    EN CORTO
    * En el último año se han estrenado coreografías cinematográficas como 'Black Swan', de Darren Aronofsky, el documental 'La danse', rodado en las bambalinas de la ópera Garnier de París por Frederick Wiseman, y 'Mao's Last Dancer', de Bruce Beresford.
    * Aunque el musical ha sido una lógica vía de desarrollo del ballet en la gran pantalla, 'Black Swan' explora ahora en clave de thriller psicológico la fragilidad mental de una bailarina y Paso decisivo era un drama de personajes centrado en la vocación.
     
    'Billy Elliot'
    'Billy Elliot', de Stephen Daldry, triunfó en 2000 con su combinación de ballet y cine social británico, a través de la historia de un adolescente que trata de reconciliar el baile y la virilidad.

    'La Danse'
    Frederick Wiseman, prestigioso documentalista, se acercó como nadie a los entresijos del Ballet de la Ópera Garnier de París en 'La danse'.
    'The red shoes'
    La película más valorada de cuantas se han rodado sobre el ballet es, por su tono de fábula y su espléndida factura artística, 'The red shoes', dirigida por Michael Powell y Emeric Pressburger en 1948 y una de las favoritas de Martin Scorsese.

    'Bailarines actores'
    El bailarín Mijaíl Baryshnikov (izquierda) fue candidato al Óscar por 'The turning point', mientras que Rudolf Nureyev (centro) protagonizó la polémica 'Valentino'. A la derecha, Isadora Duncan.
    'Maos last dancer'
    De reciente estrenom, 'Mao's last dancer', dirigida por Bruce Beresford, se basa en la autobiografía de Li Cunxin, bailarín que encontró el pasaporte a la libertad en un talento emergido bajo la férrea disciplina maoísta.

    'Black swan'
    Aunque el ballet ha sido captado por las cámaras de cine por su plasticidad, a veces ha servido como telón de fondo para abordar profundas obsesiones de sus artífices, como sucede en el thriller psicológico 'Black swan', sobre la presión que vive una primera bailarina antes del estreno. El filme es protagonizado por Natalie Portman.